La Tierra ha tenido un pequeño satélite que de nuevo ha partido de nuestro entorno para volver al Sol.
En realidad se trata de un trozo de meteorito que había sido expulsado de la órbita del sol y captado por las ondas gravitaciones de la tierra.
Es el segundo satélite temporal de la Tierra descubierto in situ, después de 2006 RH120 en 2006.
“No hay duda de que este meteorito estaba orbitando sobre la Tierra a principios de febrero, pero ahora observamos que está orbitando alrededor del sol”, declaró Billy Gray, un reconocido desarrollador de software de astronomía, en declaraciones a la revista The Atlantic.
Y agregó: “Es triste ver perder a este meteorito, pero la atracción gravitacional de la Tierra es lo suficientemente fuerte como para atraer otro pedazo de roca… siempre habrá otra roca por ahí”.
Primera segunda luna
La “mini luna”, como fue bautizada, tenía el tamaño de un automóvil y se encontraba a unos 300.000 kilómetros de la Tierra, poco menos de la distancia que nos separa de la Luna.
Fue descubierta por científicos del programa Catalina Sky Survey, un proyecto financiado por la NASA para realizar seguimientos y observaciones de asteroides y cometas cercanos.
Conocida por los astrónomos como 2020-CD3, este cuerpo celeste era, en verdad, un meteorito que había sido capturado por la gravedad de la Tierra en el 2018, luego de ser expulsado por las ondas gravitacionales del sol.
A pesar de estar cerca, no representaba una amenaza para la vida humana, al menos no durante este primer encuentro, puesto que volverá a pasar por la órbita de la Tierra a mediados del 2044.
Una historia de descubrimientos
Esta “segunda luna” era lo que los astrónomos llaman “objeto capturado temporalmente”, es decir, saben que su paso por el planeta es momentáneo.
La historia de este meteorito comenzó como una historia de descubrimientos astronómicos: alguien observó algo en la cima de una montaña.
“Los objetos que veíamos no eran diferentes a los otros asteroides cercanos a la Tierra”, recuerda Kacper Wierzchos, uno de los astrónomos del programa Catalina Sky Survey, añade The Atlantic.
Wierzchos compartió sus observaciones con Bill Gray para que juntos analizaran las fotografías que había tomado.
Descubrieron que los píxeles eran muy brillantes, por lo que dedujeron que había un objeto desconocido girando en una órbita programada.
“Fue algo raro, desde luego, pero no impactante, porque pensamos que podría ser basura espacial”, aseguró Gray.
De hecho –continuó– una vez cada dos años detectamos algún fragmento de escombros que ha estado orbitando alrededor del sol durante décadas y vuelve a visitarnos brevemente.
“Por ejemplo, en 2003 un pedazo del cohete de la misión Apolo 12 entró en un radio de la Tierra”, recordó.
Pero el nuevo y misterioso objeto era intrigante, por lo que Gray se puso en contacto con los observadores de asteroides e investigadores y al poco tiempo todo el mundo comenzó a seguir su rastro.
Pedazos de asteroides
Mientras que los astrónomos reconocieron a esta “mini luna” como una roca y no como un pedazo de basura espacial, todavía desconocen su composición química, precisa la revista Forbes.
Algunos creen que podría ser uno de los muchos asteroides que flotan cerca de la Tierra, que puede haberse desprendido del cinturón de asteroides entre las órbitas de Marte y Júpiter.
Otros también piensan que puede ser un pedazo de la propia Luna que se desprendió luego del impacto de otra roca espacial.
Aun así, los expertos están trabajando en la identificación de ella. De hecho, están analizando la tonalidad de 2020-CD3 para determinar si refiere a un asteroide propiamente dicho o, más bien, a una parte de la Luna.
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