Un paso clave en la emergencia del auto reconocimiento es el comprender que nuestra imagen en el espejo no representa a otro individuo sino que somos nosotros mismos. En especies no humanas y en niños, existe una prueba llamada el “test de la marca” que se usa como indicador del auto reconocimiento.
En estos experimentos, se coloca a un sujeto frente a un espejo y se le pone una marca que él no puede ver directamente, pero sí que es visible en el reflejo especular. De esta forma, se logra saber si el animal reacciona ante dicha marca comprendiendo que ésta está en sí mismo o si, por el contrario, cree que la marca es de “otro”.
Hasta ahora, esta prueba sólo la habían superado algunos primates y, más recientemente, los delfines de hocico de botella (tursiops truncatus y los elefantes asiáticos. Ahora, el científico Helmut Prior de la Universidad de Ruhr, en Alemania, junto a sus colaboradores, ha conseguido demostrar que la urraca Pica pica también pasa el test.
El descubrimiento sugiere que el auto reconocimiento ha evolucionado como característica de manera independiente en diferentes clases de vertebrados, con historias evolutivas diversas, señalan los científicos.
Pocas especies capaces
La urraca Pica pica es un ave de las familia de los córvidos (al igual que los cuervos, las cornejas o los grajos), y es una de las aves más comunes en toda Europa, hasta una altura no superior a los 1500 metros. Su cuerpo es blanco y negro y acaba en una larga cola de color azul o verde. Mide unos 45 centímetros, y tiene una envergadura de 60 centímetros. Esta especie ha conseguido adaptarse, multiplicarse y aprovecharse de las alteraciones del medio provocadas por el hombre.
En un artículo aparecido en la revista PlosBiology, los investigadores explican que estudios comparativos previos habían sugerido que, al menos, algunas especies de pájaros tenían capacidades mentales similares a las de los seres humanos y los monos.
Por ejemplo, se había podido comprobar que algunas aves hacen uso de herramientas, pueden recordar, o son capaces de predecir hechos a partir de su propia experiencia. Asimismo, ya se sabía que las urracas tienen el cerebro anterior excepcionalmente grande, lo que les permite ser muy innovadoras a la hora de buscar su alimento. Hasta ahora, sin embargo, no se había podido averiguar si estas capacidades iban acompañadas de la del auto reconocimiento.
El test de la marca fue desarrollado hace cuatro décadas por el psicólogo norteamericano Gordon Gallup y sirve para determinar si un animal se reconoce a sí mismo frente a un espejo. La prueba consiste en marcar con un punto visible y coloreado el cuerpo del animal, en un lugar de éste que el animal no puede verse si no observa su reflejo frente al espejo.
El test permite así determinar si el animal usa su reflejo para localizar la marca en su propio cuerpo, inspeccionándolo y tocando dicha marca, o, por el contrario, cree que es otro individuo el que la tiene. Muy pocas especies han pasado esta prueba, a pesar de que han sido cientos de ellas las que han sido sometidas al test.
Relaciones sociales
El estudio de las urracas se realizó colocando una marca roja en las plumas negras de la garganta de estos animales. Esta marca consistió en una etiqueta coloreada que las urracas notaban sólo cuando se miraban al espejo. Una vez frente a éste, las aves comenzaron a rascarse con sus patas hasta que consiguieron quitarse la etiqueta.
Cuando no estaban frente al espejo, las urracas no se rascaban la garganta en la misma medida, por lo que los investigadores afirman que fueron las señales visuales de su propia imagen en el reflejo especular lo que, evidentemente, guió su comportamiento.
Desde una perspectiva evolutiva, la capacidad de auto reconocimiento carece de importancia, puesto que no es necesaria para sobrevivir. La importancia del test del espejo radicaría, en realidad, en que permite comprender la percepción que tienen los animales de sí mismos con respecto a su medio y a sus iguales.
Según se explica en PlosBiology, se ha especulado que la capacidad de superar esta prueba coincide con la capacidad de establecer relaciones sociales avanzadas, e incluso con los altos niveles de empatía que demuestran algunos mamíferos. La empatía supone ponerse en la situación de otro, es decir, considerar una situación determinada desde la perspectiva de otro.
En el caso de los niños, por ejemplo, éstos empiezan a mostrar habilidades empáticas a la misma edad que son capaces de pasar el test de la marca (entre los 18 y los 24 meses), señalan los científicos. En el caso de las urracas, la capacidad de tomar perspectiva resultaría crucial para el establecimiento de relaciones con sus iguales.
Las urracas ocasionalmente esconden comida y asaltan los escondites de sus parientes, los grajos. Para eso, tienen que ser más listas que ellos y, por tanto, saber ponerse en su lugar para adelantarse a sus intenciones.
Delfines y elefantes
Los estudios sobre auto-reconocimiento en animales tienen varios antecedentes. Además de los llevados a cabo con primates, por ejemplo, en 2001, las científicos Diana Reiss, de los Laboratorios Osborne de Ciencias Marianas del Acuario de Nueva York, y Lori Marino, de la Universidad de Emory, publicaron en un artículo aparecido en la revista Proceedings of the National Academy of Science (PNAS), los resultados de un experimento por el que el delfín de hocico de botella se convirtió en el primer no primate en pasar el test de la marca.
En este caso, se marcó cada animal con agua o con tinta un total de 16 veces. En las pruebas individuales, los delfines se zambullían tras ser marcados, dirigiéndose directamente hacia un espejo situado en la piscina en la que nadaban, para investigar la parte del cuerpo en la que les habían puesto las marcas.
También en PNAS apareció otro artículo en 2006 en el que científicos norteamericanos explicaban los resultados de un experimento llevado a cabo con elefantes del zoológico de Nueva York. Tres hembras adultas de esta especie fueron colocadas frente a un espejo, dando todas muestras de reconocerse a sí mismas en su propio reflejo.
Según los expertos, otros animales, al ser confrontados con un espejo, lo ignoran o responden con agresividad, como si en él hubiera otro animal. En principio, se creía que sólo los chimpancés, los orangutanes y los gorilas podían utilizarlos para observar su propio cuerpo, y se pensaba que eran los únicos en superar el test de la marca.
Los hallazgos de los últimos años, sin embargo, comienzan a cambiar estas ideas. Al parecer, todas las especies analizadas, muy distintas entre sí, han evolucionado por vías diversas durante millones de años (por ejemplo, el neocórtex de los delfines está organizado de modo diferente al de los primates), pero todas ellas han llegado al mismo estadio cognitivo. Este fenómeno se conoce como evolución convergente.
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