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La nueva realidad. Del economicismo a la conciencia cuántica

La nueva realidad. Del economicismo a la conciencia cuántica

¿Qué puede haber de racional en valorar el dinero más que las personas?

La nueva realidad. Del economicismo a la conciencia cuántica

Ficha Técnica

Título: La nueva realidad. Del economicismo a la conciencia cuántica
Autor: Jordi Pigem
Edita: Editorial Kairós . Barcelona. Primera edición, febrero de 2013
Colección: Ensayo
Materia: Filosofía
Número de páginas: 226
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-9988-229-1
PVP: 16 €

Filosofía a ras de tierra, filosofía aplicada a la realidad, filosofía sobre nuestros problemas. De todas estas maneras se podría clasificar este libro de Jordi Pigem. Es una obra directa, sin concesiones a eufemismos, a explicaciones rebuscadas para disimular la descarnada problemática que nos toca vivir.

Metodológicamente impecable. Antes de empezar a volar, echamos, de la mano del autor, una mirada al entorno; partimos de lo que nos rodea, de lo que vemos y oímos cada día en los medios de comunicación, de lo que nos preocupa. Por eso, la primera cuestión a la que se trata de aclarar es ¿Dónde estamos? Y nos responde Pigem que navegando a través del cambio: “la aventura humana sobre la Tierra también vive ahora un kairós [un momento oportuno], un enorme momento de transformación del que forman parte nuestras múltiples crisis”. ¿Qué crisis? La ecológica, la económica, la de las instituciones, la del conocimiento, la de los valores humanos, la de las relaciones sociales, la que afecta al sentido de nuestro estar en el mundo. Y continúa: “La trayectoria expansionista que ha guiado el curso de la civilización desde hace milenios ahora culmina y toca a su fin. No el fin de la civilización, sino el fin de esa trayectoria”. Y es preciso ser conscientes de este kairós, de este momento, ya que, cuanto más entendamos su sentido, estaremos mejor preparados para orientarnos y poder emerger a una nueva realidad, superadas estas turbulencias.

Para el autor, son cuatro los jinetes que, como los del Apocalipsis, rompen el espejismo de la racionalidad moderna y las certezas que la acompañaban. Es el primero la crisis económica, donde el pensamiento tecnocrático ha rediseñado la sociedad y el planeta para que estén al servicio de la economía y las finanzas, dando el salto de la democracia a la tecnocracia. El segundo de estos jinetes es la crisis ética, pues en el circuito de la historia se ha desatado una nueva guerra de los treinta años: “es una guerra silenciosa, una batalla ideológica por el control del mundo, en la que se ha impuesto la ofensiva tecnocrática y su brazo económico, el neoliberalismo. Y lo que ha sido derrotado, por el momento, es el 99% de las personas, el sentido común y el equilibrio del planeta”. Nos encontramos ante el hecho de que la codicia, la incompetencia y la violencia estructural anidan en la sociedad, practicadas por personas que únicamente persiguen hacer bien su trabajo, insertos en el sistema, incapaces de ampliar su horizonte hacia otras metas que no sean la de cumplir su tarea. El tercer jinete es el de la crisis ecológica; “una lógica ciega invita a miles de millones de personas (empresarios y políticos, trabajadores y consumidores) a ignorar el impacto ecológico y social de sus decisiones y acciones”, sin tener en cuenta aquella profecía que se atribuye a los indios Cree, de Canadá: “solo cuando hayáis cortado el último árbol, envenenado el último río y pescado el último pez, os daréis cuenta de que el dinero no se puede comer”. El último jinete es la crisis epistémica, la crisis de nuestros modelos de conocimiento; hay un error básico en el sistema operativo de la mentalidad tecnocrática dominante; se trata de la confusión o falacia de creer que nos estamos acercando a la verdad, cuanto más sustituimos la realidad concreta por cifras y abstracciones; liberarnos de los efectos de ese error “requiere volver a prestar atención al mundo real, el mundo de las vidas concretas, evitando el exceso de abstracciones y de especialización […]; requiere darse cuenta de lo que hoy está descubriendo la ciencia de vanguardia, en ámbitos como la neurociencia, en lo que se refiere a la mente humana, y la física cuántica, en lo que se refiere al núcleo de la realidad”.

Sabiendo dónde nos encontramos, es hora de volver la mirada hacia nosotros mismos, preguntándonos ¿Quiénes somos?, buceando en el océano de la mente para hallar respuesta. Una mente que no está en la cabeza, sino que emerge a través de la interacción con el conjunto del cuerpo y del mundo; y continúa Pigem: “tampoco está en ninguna otra parte, porque no es un objeto, es y no es: es el resultado de múltiples interacciones y no puede identificarse de manera exclusiva y absoluta con ninguna”. Procede, entonces, indagar en nuestro cerebro, a la luz de los más recientes avances de la neurociencia; es lo que hace el autor, explicando detalladamente, con ejemplos clarificadores, el papel que desempeña cada uno de los dos hemisferios del cerebro: el izquierdo, el de lo lógico, lineal y literal, y el derecho, el relacional. Y, si bien hasta ahora se consideraba que el “bueno” era el izquierdo, estamos descubriendo que es el derecho el que nos orienta en una vida cuya base es la relación. Y hemos vivido actuando con ese principio que comenzamos a dejar atrás: “la insatisfacción que genera la economía contemporánea tiene mucho que ver con el funcionamiento del hemisferio L [el izquierdo] y con el ego”, considerando a éste, el ego, caracterizado por su identidad fija, separado de los demás, carente de empatía, encerrado en su mundo, sin más horizonte que sí mismo. “El mundo moderno ha desarrollado la precisión y la especialización a costa de perder la visión de conjunto”. Y concluye el autor este interesante capítulo con el siguiente párrafo: “El paso del viejo paradigma que está desmoronándose al nuevo paradigma que quiere nacer tiene un correlato cerebral: es el paso de un mundo dominado por el estilo unidimensional del hemisferio L (que tiende a escindir lo que observa y a marginar al hemisferio R) a un mundo en el que ambos hemisferios actúan concertadamente bajo la coordinación del hemisferio R (que tiende a la visión global y sabe integrar al hemisferio L)”. Como se aprecia, es una buena explicación del origen de las crisis que hoy nos acosan.

Sabemos ya dónde estamos y qué somos. Veamos ahora ¿De dónde venimos? En el frontispicio de este capítulo, Jordi Pigem nos coloca una cita de E.F. Schumacher: “Es inherente a la metodología de la economía el ignorar que el ser humano depende del mundo natural”. Y, nada más exponer las primeras líneas del texto, nos advierte: “La economía se ha vuelto demasiado importante para dejarla en manos de los economistas”. Y nos desgrana, seguidamente, el fundamento de estos planteamientos iniciales. Comienza por indicarnos cómo la economía se viste con el atributo de ciencia para justificar, bajo la capa de la racionalidad, decisiones que resultan éticamente injustificables; y esto es así porque la ciencia económica considera a la realidad como algo estable e inamovible, tal como hace la física newtoniana que se halla en la base del pensamiento lineal actual. Lo que lleva al autor a preguntarse, y preguntarnos, que qué puede haber de racional en valorar el dinero más que las personas. Dando un paso más en su razonamiento, expone los tres criterios de Jaspers para definir una creencia delirante: 1) Defenderla con absoluta convicción; 2) Que la creencia sea falsa o imposible; y 3) Sobre esa creencia, no tienen efecto ninguno los contraargumentos o las experiencias que demuestran su falsedad; y Jordi Pigem afirma que el pensamiento económico convencional encaja perfectamente con esta descripción, argumentado con detenimiento su postura, concluyendo que economía ha devenido en egonomía, en egoísta, que solo se sirve a sí misa y a su propio crecimiento, en lugar de estar al servicio de su oikos, su hogar, las personas y la Tierra. Y prosigue explicando cómo la teoría económica enseña a aprovecharse de la ignorancia o incapacidad de los demás, con el siguiente ejemplo: “nada más necio [en el sentido etimológico del término, ne-scire, no saber] que el sistema financiero, que se aprovecha como nadie de lo que los demás no saben y tiene una exclusiva capacidad para generar dinero, manipularlo o esconderlo en paraísos fiscales”. Añade más: la tecnocracia pone énfasis en los individuos aislados, no en las personas como miembros de una comunidad vital, sin percatarse (o haciéndolo) de que lo que no existe es el individuo aislado, un ego atómico sin historia ni vínculos, ni pasiones, ni tierra, ni aire, ni agua. Atribuye también a la tecnocracia el síndrome de negligencia, por el que se ignora una parte de lo que se tiene ante los ojos; el pensamiento económico convencional sigue imaginando que el planeta es un almacén ilimitado y que la tierra, el agua y el aire no son cosa suya, ignorando (lo que no sé si es peor) las desigualdades sociales que genera. Más aún: atribuye a este pensamiento económico los síntomas de la esquizofrenia que describe con acierto Cutting; vive sin empatía y sin contexto, rasgos esquizofrénicos, y culpa a tres organizaciones internacionales de que exista hambre en el mundo: la Organización Mundial del Comercio, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Resumidamente, son estas las causas de que hoy nos encontremos en la situación de crisis que padecemos; aquí, simplemente apuntadas, reclamando la lectura pausada de las páginas de Jordi Pigem, que nos conducen de la mano a lo largo de su planteamiento.

Alcanzamos, así, el cuarto y último capítulo de esta muy interesante obra: ¿Adónde vamos? Más que una respuesta directa a la pregunta, Pigem nos presenta los avances propuestos por la física cuántica, que van marcando la senda por la que ha de desenvolverse la ciencia económica en el futuro más inmediato. Entronca el planteamiento de este capítulo con lo expuesto en el segundo acerca del hemisferio derecho del cerebro, el relacional. ¿Por qué? Pues porque la física cuántica nos descubre que la realidad no es un objeto que existe independientemente del observador, sino que es justamente relación: “no somos espectadores de un mundo de objetos, sino coautores y cocreadores de un universo de relaciones”. Lo que no significa el fin del realismo, no; sí es el fin del realismo absoluto, que da paso al realismo contextual, en el que las cosas son perfectamente reales en relación con su contexto y nuestro conocimiento de ellas. Y, puesto que el mundo no está hecho de objetos, no está hecho de átomos, sino de relaciones y de relatos, la base de la realidad no ha de buscarse en la materia, sino en la conciencia y la percepción. Y, desde esta conciencia, vemos que todo lo humano se deshumaniza cuando se reduce a lo que puede describirse de manera objetiva; no es que la objetividad y la racionalidad sean reprochables, al contrario, son buenas herramientas, pero, para comprender el mundo necesitamos, también, amarlo; porque la razón sensata, cuando se desvincula de lo cordial, de lo común y de lo cósmico, cae en los abismos de la tecnocracia y de la sinrazón. Términos que parecen ser el eco de las noticias que a diario nos acosan, en las que el ser humano y su casa, la Tierra, son subordinados y sometidos a los fríos cálculos de déficits y beneficios. Pero, la visión de Jordi Pigem no es pesimista: “Una realidad nueva quiere nacer. Una realidad que no tenga como horizonte el crecimiento material ilimitado, sino el crecimiento de lo que nos hacer verdaderamente humanos y participantes en la red global de la vida”.

Las postreras líneas de este libro, bajo el epígrafe Cambio de rumbo, constituyen el mejor resumen del pensamiento del autor, por lo que, pese a lo extenso de la cita, merece la pena ser reproducidas:
“La física cuántica nos muestra que la visión materialista y mecanicista resulta falsa cuando nos acercamos al núcleo de la realidad.
La coyuntura social y económica nos muestra que la búsqueda de la prosperidad a través del crecimiento material es hoy insostenible.
La neurociencia nos muestra que la visión materialista del mundo surge de un tipo de pensamiento, lógico, lineal y literal, que debería estar al servicio de un tipo de pensamiento más amplio y vital: holístico, participativo, contextual y relacional.
La evolución del conocimiento nos muestra que el universo es un lugar mucho más fascinante de lo que habíamos pensado, que la realidad se manifiesta a través de nuestra participación en ella, a partir del presente, en una aventura abierta y creativa.
Esto sabemos. Debería ser suficiente para cambiar nuestra visión del mundo, nuestros valores y prioridades. Para transformar lo que hacemos y lo que somos.
Dicho de otro modo, la evolución del conocimiento nos invita a imaginar un mundo en el que veríamos:
la prosa al servicio de la poesía,
la razón al servicio de la intuición,
lo material al servicio de lo personal,
lo analítico al servicio de lo holístico,
lo cuantitativo al servicio de lo cualitativo,
la información al servicio de la imaginación,
lo calculable al servicio de lo creativo,
lo tangible al servicio de lo intangible,
lo mecánico al servicio de lo vital,
el poder al servicio del amor,
el tener al servicio del ser.
Con este cambio de rumbo quedan atrás milenios de historia en que nos habíamos esforzado en dominar y controlar la realidad.
Ya no hace falta controlarla, porque es, somos nosotros”.

El libro incluye una serie de textos Para explorar más a fondo el contenido de los capítulos precedentes. Una feliz aportación de indudable utilidad.

Índice

I. ¿Dónde estamos?

Navegando a través del cambio
1. Kairós
2. Los cuatro jinetes
3. De la democracia a la tecnocracia
4. La guerra de los treinta años
5. La codicia, incompetencia y violencia estructural
6. Mapas que ocultan el territorio
7. Aislados del mundo real
8. La ciega lógica del sistema
9. Error en el sistema operativo

II. ¿Quiénes somos?

El océano de la mente
10. La estructura más compleja
11. A través del espejo
12. Quodlibet
13. Diestro y siniestro
14. El doble universo humano
15. Las dos caras del cerebro
16. Uganda no es Islandia
17. Cuando se pierde la visión de conjunto
18. El astuto intérprete
19. El mundo Lógico y Lineal y el mundo Relacional
20. L&R
21. La mente calculadora y la mente exploradora
22. El ego a la luz de la neurociencia
23. Gozosa calma
24. El mundo al revés

III. ¿De dónde venimos?

Economía, EGOnomía
25. Economía: sentido y sinsentido
26. ¿Ciencia económica?
27. El economicismo como burbuja
28. Economía y delirio
29. EGOnomía
30. Debo, luego existo
31. Saber lo que no saben
32. El individualismo como método
33. Cuando el cerebro da la espalda al mundo
34. El síndrome de negligencia
35. El ultra-racionalismo como patología
36. Sin empatía y sin contexto
37. Modernidad y esquizofrenia
38. Dos estilos de conocimiento
39. Lo áspero y lo fructífero

IV. ¿A dónde vamos?

La insólita realidad cuántica
40. Sorpresas en las nubes
41. Aquí no hay nada
42. Realidades elusivas
43. Realismo contextual
44. El fotón de Tenerife
45. El universo mental
46. No hay cosas, solo relaciones
47. Una aventura de cuatro siglos
48. Conciencia cuántica
49. QuantAdvaita
50. ConocerAmar
51. La tierra firma y el océano
52. De piedra y polvo o de agua y luz
53. Armonía invisible
54. Cambio de rumbo

Para explorar más a fondo
Bibliografía citada
Agradecimientos
Índice onomástico

La nueva realidad. Del economicismo a la conciencia cuántica

Notas sobre el autor

Jordi Pigem es Doctor en Filosofía y conferenciante. Hasta 2003 fue profesor del Master in Holistic Science del Schumacher College (Inglaterra). Desde que en 1991 publicó su primera obra, Nueva conciencia es un pionero a nivel internacional en el estudio y divulgación del nuevo paradigma. En Kairós ha publicado La odisea de Occidente, Buena crisis y GPS .

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