En general, se suele creer que los cerebros de hombres y mujeres son muy distintos. ¿Qué hay de cierto en ello? Diversos estudios han apuntado a que existen profundas diferencias, otros a que esas diferencias son mínimas. Paradójicamente, podría ser que ambas respuestas sean verdaderas.
Veamos por qué. Empezaremos hablando de los resultados de un estudio reciente, que señalan que las diferencias en las conexiones neuronales entre hombres y mujeres estarían relacionadas con ciertas diferencias de comportamiento comúnmente asociadas con cada uno de los sexos. Esta investigación fue realizada por científicos de la Perelman School of Medicine de la Universidad de Pennsylvania, y ha sido publicada en la revista Philosophical Transactions of the Royal Society B.
En el estudio participaron 900 adultos jóvenes y niños sanos de Filadelfia. Las edades de los participantes estuvieron comprendidas entre los 8 y los 22 años. A todos ellos se les realizaron escáneres cerebrales con la técnica de imagen por resonancia magnética con tensores de difusión (DTI o ITD); así como una batería computarizada de tests psicológicos, destinados a medir la seguridad y la velocidad de su rendimiento cerebral.
La respuesta de los mapas del cerebro
Con estas técnicas, los investigadores lograron desarrollar un conectoma estructural –un mapa de las conexiones neuronales- del cerebro de cada sujeto.
En general, las redes cerebrales consisten en grupos de nodos altamente interactivos. Entre ellas hay además subredes, que son conjuntos de conectividades por regiones cerebrales, asociadas a dominios funcionales o del comportamiento, como las habilidades motoras, la motivación social o el control cognitivo.
Tras estudiar las diferencias relacionadas con el sexo en el conectoma, los investigadores encontraron que algunas diferencias en los comportamientos de hombres y mujeres iban en paralelo a ciertas distinciones relacionadas con dichas subredes cerebrales.
En concreto, una conectividad estructural más fuerte en las funciones motora, sensorial y ejecutiva encajaba con mayores habilidades espaciales y motoras en los hombres. En las mujeres, las subredes asociadas con la cognición social, la atención y la memoria presentaban una mayor conectividad, lo que encajaba con unas habilidades cognitivo-sociales y de memoria superiores en ellas que en los varones.
Futuros tratamientos más especializados
«Nuestros resultados sugieren una sincronía entre las diferencias relacionadas con el sexo en la red cerebral y el comportamiento. Por lo tanto, en un futuro cercano, podremos ser capaces de identificar con precisión a nivel de subred lo que sabemos sobre el cerebro de un individuo, para gestionar mejor la atención a cualquier trastorno o enfermedad que sufra», explica Ragini Verma, principal autora del estudio, sobre sus hallazgos.
Por tanto, el interés por comprender las diferencias en el conectoma entre ambos sexos radica en que dichas diferencias pueden hacer que determinadas enfermedades se desarrollen de manera distinta o hayan de ser tratadas de forma diferente, en función del sexo del paciente. Por ejemplo, se sabe que los hombres son mucho más propensos a padecer autismo que las mujeres y las mujeres más propensas a la depresión o la ansiedad que los hombres.
En 2013, Verma y su equipo ya presentaron un estudio sobre las diferencias entre el conectoma de hombres y mujeres que señaló entonces que en los hombres había una mayor conectividad neuronal dentro de un hemisferio del cerebro, lo que sugiere que los cerebros de los varones están estructurados para facilitar la conectividad y la coordinación entre la percepción y la acción.
Por el contrario, en las mujeres, Verma detectó conexiones neuronales más fuertes entre ambos hemisferios cerebrales, lo que propiciaría la comunicación entre la mente analítica y la intuición.
Mínimas diferencias estructurales
Así que, según este estudio, los cerebros de hombres y mujeres se diferencian en sus conectomas. Sin embargo, más allá de las conexiones neuronales, las diferencias entre ambos sexos son mínimas, han señalado diversos investigadores en los últimos años.
Es el caso de la especialista en el tema Lise Eliot, de la Universidad Rosalind Franklin de Medicina y Ciencia (Illinois, EE.UU.), que cree que no existe un «cerebro masculino» y un «cerebro femenino».
Por ejemplo, no se han hallado diferencias en el tamaño del cuerpo calloso ni en la sustancia blanca, que permite a los dos lados del cerebro comunicarse entre sí. Además, un estudio de la propia Eliot desmintió en 2015 la creencia generalizada de que el hipocampo, una parte crucial del cerebro que consolida nuevos recuerdos y ayuda a conectar las emociones con los sentidos, es mayor en las mujeres que en los hombres.
El conectoma de las personas positivas
Desde 2009, el Proyecto Conectoma Humano , de EEUU, está elaborando un «mapeo de red» que pretende arrojar luz sobre la conectividad anatómica y funcional dentro del cerebro humano sano, así como producir un conjunto de datos que facilite la investigación de trastornos cerebrales tales como la dislexia y el autismo.
Estos estudios ya han arrojado otros resultados interesantes. Por ejemplo, se ha averiguado que las personas con costumbres positivas comparten mapa neuronal entre sí, y lo mismo las de conducta negativa; y se ha conseguido desarrollar el conectoma prenatal de los humanos.
Referencia bibliográfica:
Birkan Tunç, Berkan Solmaz, Drew Parker, Theodore D. Satterthwaite, Mark A. Elliott, Monica E. Calkins, Kosha Ruparel, Raquel E. Gur, Ruben C. Gur, Ragini Verma. Establishing a link between sex-related differences in the structural connectome and behaviour. Philosophical Transactions of the Royal Society B: Biological Sciences (2016). DOI: 10.1098/rstb.2015.0111.
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