Nuevos resultados del Explorador del Límite Interestelar de la NASA (IBEX) revelan que el Sol se mueve más lentamente de lo que se creía a través del espacio y que la presión que ejerce sobre la heliosfera es un 25 por ciento menor de lo esperado, lo que imposibilita que cree el así llamado el arco de choque, ampliamente aceptado por los investigadores como avanzada de la heliosfera, informa el Southwest Research Institute en un comunicado.
El Sistema Solar se mueve rápidamente a través del espacio, viajando dentro de una burbuja de viento solar y campo magnético llamada heliosfera, la burbuja que envuelve a la Tierra y los otros planetas de nuestro sistema solar. El límite de la heliosfera, donde el viento solar interactúa con el resto de la galaxia, marca la orilla del sistema solar, conocida como región limítrofe interestelar.
Se denomina Arco de choque o también a veces «capa de choque» (en inglés bow shock) a la región fronteriza entre la magnetosfera de un cuerpo celeste y el medio interestelar. Aplicado a estrellas, es la frontera entre el viento solar y el medio interestelar. Aplicado a planetas como la Tierra, es la región en la que el viento solar es desviado por el campo magnético terrestre.
Según un artículo publicado en la revista Science, los últimos datos obtenidos en la velocidad relativa y fuerza del campo magnético interestelar local impiden que la heliosfera desarrolle el presupuesto arco de choque.
Sin protección fronteriza
El descubrimiento sugiere que el límite de protección que separa nuestro sistema solar del resto de la galaxia carece de ese arco de choque, como recogen las actuales teorías científicas y podría tener implicaciones sobre cuánta radiación (en forma de rayos cósmicos galácticos) entra a nuestro sistema solar.
Desde hace aproximadamente un cuarto de siglo, los investigadores creían que la heliosfera se movía a través del medio interestelar a una velocidad lo suficientemente rápida como para formar un arco de choque.
Sin embargo, los datos del IBEX han demostrado que la heliosfera en realidad se mueve a través de la nube interestelar local a 83.685 kilómetros por hora, cerca de 11.200 kilómetros hora más despacio de lo que se pensaba.
El arco de choque consistiría en gas ionizado o plasma que cambia abruptamente y de forma discontinua en la densidad en la región del espacio que se encuentra por delante de la heliosfera.
«El estampido sónico realizado por un avión rompiendo la barrera del sonido es un ejemplo terrenal de un arco de choque», dice el doctor David McComas, investigador principal de la misión IBEX.
Presión magnética
«A medida que alcanza velocidades supersónicas, el aire delante del avión no puede salir de la manera lo suficientemente rápida. Una vez que la aeronave llega a la velocidad del sonido, se produce un cambio instantáneo en la forma de la interacción, resultando en una onda de choque.»
«Si bien es cierto que hay arcos de choque por delante de muchas otras estrellas, estamos encontrando que la interacción de nuestro Sol no alcanza el umbral crítico para formar un arco de choque, por lo que una onda es una representación más exacta de lo que está pasando por delante de nuestra heliosfera, similar a la ola hecha por la proa de un barco que se desliza por el agua «, dice McComas.
Otra influencia es la presión magnética en el medio interestelar. Los datos del IBEX, así como los anteriores observaciones de la Voyager, muestran que el campo magnético es más fuerte en el medio interestelar, por lo que requiere velocidades aún más rápidas para producir una onda de choque. La combinación de ambos factores apuntan ahora a la conclusión de que un arco de choque es muy poco probable.
Referencia
McComas, et al. The Heliosphere’s Interstellar Interaction: No Bow Shock Science 1221054. DOI:10.1126/science.1221054
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