Tendencias21
Nuevas claves en el conflicto del Sáhara Occidental

Nuevas claves en el conflicto del Sáhara Occidental

El escenario más previsible de la crisis del Sáhara Occidental es una prolongación de la situación actual, ni de guerra ni de paz. Teóricamente, semejante contexto favorece al actor mejor posicionado y a su política de hechos consumados sobre el terreno: la apuesta marroquí por una estrategia dilatoria parte de la convicción de que el paso del tiempo erosiona más contundentemente al actor más débil que al más fuerte. No obstante, cabe advertir cierta debilidad en la estrategia marroquí. Ante la ausencia de expectativas creíbles para liberarse de la ocupación marroquí, se observa un desplazamiento del epicentro del movimiento de resistencia saharaui desde el exilio hacia el interior, con una evidente renovación generacional. Sin olvidar, por último, la creciente implicación de la sociedad civil española y transnacional; y que la información juega un papel crucial ante una sociedad internacional de Estados que se muestra indiferente a la tragedia saharaui. Por José Abu-Tarbush.

Nuevas claves en el conflicto del Sáhara Occidental

El asalto y desmantelamiento del campamento Gdeim Izik, símbolo de un original movimiento de protesta y resistencia civil saharaui escenificado en las afueras del El Aaiún, ha puesto nuevamente de relieve la persistencia de este conflicto.

Su irresolución se prolonga desde hace unas cuatro décadas, cuando España acometió una pésima descolonización del territorio a mediados de los años setenta.

Desde entonces la lucha por el control exclusivo del territorio del Sáhara occidental entre Marruecos y el Frente Polisario no ha cesado, adquiriendo nuevas manifestaciones en medio de un cambiante escenario geopolítico y geoeconómico regional e internacional.

Orígenes del conflicto: una pésima descolonización

La colonización española del Sáhara occidental comenzó a finales del siglo XIX, cuando las potencias europeas se repartieron el continente africano en la Conferencia de Berlín de 1885, en un intento de gestionar sus rivalidades expansionistas. España era entonces una potencia colonial venida a menos, con un claro declive de su otrora influencia externa; y, en consecuencia, se conformó con un territorio periférico e inhóspito en el noroeste africano, cercano al archipiélago canario.

Madrid incluso tuvo problemas para ejercer una autoridad efectiva sobre sus nuevos dominios territoriales y población (de tradición eminentemente nómada), que sólo logró controlar adentrado el siglo XX. En un intento por reafirmar y prolongar su presencia, el Sáhara occidental fue declarado provincia española en 1958. Sin embargo, semejante medida no impidió el inexorable proceso de descolonización iniciado en Asia y África desde la posguerra. Tendencia que en la década de los sesenta se vio reforzada y legitimada con la resolución 1514 (XV), adoptada en diciembre de 1960 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, y considerada como la “Carta Magna de la Descolonización”.

Pese a la política dilatoria de la potencia colonial (creación de un partido saharaui de obediencia española, sistemático aplazamiento del referéndum de autodeterminación, lento y pesado despliegue diplomático y, en definitiva, renuencia a su descolonización), la situación se fue volviendo cada vez más insostenible. Las crecientes presiones ejercidas sobre Madrid procedían de los dos principales actores políticos de la inminente disputa, los nacionalistas saharauis y la monarquía marroquí.

Sus posiciones, diametralmente opuestas, eran secundadas respectivamente por Argelia y Mauritania, los otros dos actores regionales que se mantenían en un teórico segundo orden. A su vez, en la escena internacional, Washington se inclinaba activamente a favor de su aliado marroquí, posición compartida igualmente por Francia. Por su parte, la ONU, que había experimentado un importante aumento de sus Estados miembros a raíz de la descolonización, se mantenía firme en su exigencia a la potencia colonial para que celebrara el referéndum de autodeterminación.

Paradójicamente, la sensación de mayor vulnerabilidad en la toma de decisiones en Madrid no procedía sólo de las amenazas y presiones externas, sino también de su significativa debilidad interna, personalizada en la enfermedad y agonía de su jefe de Estado. Su inminente desaparición introducía un clima de gran incertidumbre, agravado por la creciente contestación política interna.

Acompañada de un intenso cambio social, la sociedad española experimentaba una fuerte politización, con expresiones políticas e ideológicas polarizadas, nacionalistas e incluso violentas (ETA había eliminado al presidente del Gobierno, el almirante Carrero Blanco, el 20 de diciembre de 1973, considerado como el hombre fuerte del régimen y sucesor de Franco).

Este simbólico y transitorio vacío de poder fue hábilmente aprovechado por Rabat, sobre todo a raíz del pronunciamiento del Tribunal Internacional de Justicia en septiembre de 1975. Su dictamen era contrario a la tesis de Marruecos (y, por extensión, de Mauritania). Por tanto, sus reivindicaciones sobre la presunta marroquinidad del Sáhara quedaban políticamente deslegitimadas y sin fundamento jurídico alguno.

La respuesta marroquí no se hizo esperar. Un mes después inicia la Marcha Verde. Unos 350.000 marroquíes son alentados por su gobierno para que ocupen el Sáhara en un claro desafío de la menguante autoridad que todavía detentaba España en el territorio. Los civiles marroquíes son precedidos por unidades de su ejército (unos 25.000 soldados), que comienzan a desplegarse en el noroeste del Sáhara y a protagonizar algunos combates con los guerrilleros del Frente Polisario.

España, que había mostrado una pobre colonización del Sáhara occidental, evacuó a sus nacionales y evitó la temida confrontación. En esta delicada tesitura, se firman los acuerdos tripartitos de Madrid, el 14 de noviembre de 1975, mediante los que España se compromete a retirarse del territorio en febrero de 1976 y ceder su administración a los otros dos Estados firmantes, Marruecos y Mauritania.

La descolonización del Sáhara español quedó inconclusa e incluso adoptó una dirección contraria a la recomendada por la ONU. La retirada española fue rápidamente interpretada por la oposición política a la dictadura como un pliegue de Madrid a las exigencias de Rabat y Washington. Desde entonces, y pese a la ambigüedad y cambio de posición de algunos políticos de la transición, la conciencia de corresponsabilidad con la situación del pueblo saharaui no ha dejado de crecer en el seno de la sociedad civil española.

De hecho, la cuestión saharaui es uno de los pocos ejemplos de cómo algunas crisis internacionales son vividas con el mismo interés y pasión que las controversias nacionales. Para muchos ciudadanos, el abandono de los saharauis a su propia suerte sigue siendo la asignatura pendiente de la política exterior española desde la transición, que no se ha podido enmendar con la supuesta “neutralidad activa” que mantiene España en el conflicto.

Nuevas claves en el conflicto del Sáhara Occidental

Desarrollo del conflicto y perspectivas de resolución

Tras la retirada española en febrero de 1976, el Frente Polisario proclama la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). A su vez, los ejércitos marroquí y mauritano se adentran en el territorio saharaui, donde se encuentran con la resistencia de la guerrilla del Polisario. La primera víctima que se cobra la agresión es el desplazamiento forzado de una buena parte de la población saharaui hacia los campos de refugiados de Tinduf en Argelia. Los enfrentamientos tienen un desigual y variable resultado.

En un primer momento, el Polisario consigue neutralizar a Mauritania, que se retira de la contienda y renuncia a sus pretensiones en el Sahara occidental en 1979. Repliegue que permite a los saharauis centrar todas sus fuerzas en combatir a su más potente enemigo, Marruecos. Pero el equilibrio de fuerzas comienza a invertirse con la construcción de los muros tras los que se atrinchera Marruecos, dificultando las incursiones y efectividad de la guerrilla saharaui. El avance militar marroquí se consolida en lo que se considera el Sáhara útil; esto es, donde se encuentran sus principales recursos naturales: fosfatos, pesca y, según algunas prospecciones, petróleo y gas natural.

La indefinida prolongación del statu quo pareció animar la tregua alcanzada en 1991. El reemplazo de las armas por la vía político-diplomática no fue ajeno a los cambios operados en la estructura de poder del sistema internacional con el fin de la Guerra Fría y la desaparición de la URSS; y del subsistema regional magrebí, en particular, la guerra civil larvada en Argelia, principal bastión de apoyo de los saharauis. Desde entonces, las conversaciones entre el Polisario y Marruecos no han logrado concretarse en ningún acuerdo o avance significativo, pese a los sucesivos planes barajados durante todo este tiempo.

Las posiciones de las partes siguen sin aproximarse y es muy probable que sigan manteniéndose inamovibles en un futuro inmediato. Por tanto, el escenario más previsible es una prolongación de la situación actual, ni de guerra ni de paz. Teóricamente, semejante contexto favorece al actor mejor posicionado y a su política de hechos consumados sobre el terreno. La apuesta marroquí por una estrategia dilatoria parte de la convicción de que el paso del tiempo erosiona más contundentemente al actor más débil que al más fuerte. De ahí su sistemático rechazo a las diferentes iniciativas de paz (celebración de un referéndum de autodeterminación, Plan Baker I y II) y, en contraposición, su oferta de una dudosa autonomía que cuenta con la negativa saharaui.

No obstante, cabe advertir cierta debilidad en la estrategia marroquí. Hasta la fecha, Rabat concentraba la mayor parte de su atención en los saharauis de la diáspora y su movimiento de liberación nacional, sin prestar mayor cuidado a los saharauis bajo su ocupación militar. Consideraba que la amenaza y el uso de la fuerza eran herramientas suficientes para obtener su subordinación política e incluso su asimilación.

Pero las décadas de ocupación, represión y agravios no han contribuido a doblegar la voluntad política de los saharauis de ser un día libres e independientes. Por el contrario, su conciencia nacional y nacionalista se ha incrementado. A ello se suma una nueva tendencia. Ante la ausencia de expectativas creíbles -procedentes del exterior- para liberarse del yugo de la ocupación marroquí, los saharauis de los territorios ocupados parecen decididos a asumir el protagonismo de su propio destino.

En este sentido, se observa un desplazamiento del epicentro del movimiento de resistencia saharaui desde el exilio hacia el interior, con una evidente renovación generacional. La mayoría de sus jóvenes han nacido bajo el régimen de ocupación marroquí, están familiarizados con el mismo y han rebasado el umbral del miedo. De ahí que se muestren desafiantes con sus acciones colectivas de protesta.

Con el establecimiento del campamento de Gdeim Izik los saharauis de los territorios ocupados simbolizaron el exilio interior al que están sometidos, al mismo tiempo que retiraban su obediencia política a la ocupación. Sin olvidar, por último, la creciente connivencia, solidaridad e implicación de la sociedad civil española y transnacional; y en la que la información juega un papel crucial ante una sociedad internacional de Estados que se muestra indiferente a la tragedia saharaui.

Jose Abu Tarbush es Profesor titular de Sociología de la Universidad de La Laguna, donde imparte las asignaturas de Sociología del desarrollo y de las relaciones internacionales. Autor de los libros: La cuestión palestina: identidad nacional y acción colectiva. (Madrid, 1997); e Islam y comunidad islámica en Canarias: prejuicios y realidades. (La Laguna, 2002). En esta misma línea de investigación, es coautor de obras colectivas como España y la cuestión palestina (Madrid, 2003); Oriente Medio: el laberinto de Bagdad (Sevilla, 2004); The Palestinian Diaspora in Europe: Challenges of Dual Identity and Adaptation. (Palestina, 2005); El mundo árabe e islámico: experiencia histórica, realidad política y evolución socio-económica. (Bilbao, 2006).

RedacciónT21

Hacer un comentario

RSS Lo último de Tendencias21

  • La IA podría ser el límite para todas las civilizaciones avanzadas en el Universo 10 abril, 2024
    Un nuevo estudio sugiere que el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) hacia una Superinteligencia Artificial (ASI) podría explicar por qué no hemos detectado aún otras civilizaciones avanzadas en el cosmos, a pesar de la alta probabilidad de su existencia: en vez de supernovas, plagas, guerras nucleares o eventos climáticos extremos que hayan sido un […]
    Pablo Javier Piacente
  • Higgs ha podido dejar abierta la puerta a la Nueva Física 10 abril, 2024
    La muerte de Peter Higgs, que pasará a la historia como el descubridor del bosón que explica cómo se forma la materia, deja un legado en la historia de la física que todavía puede aportar algo más trascendente: la prueba definitiva de una Nueva Física más allá del Modelo Estándar.
    Eduardo Martínez de la Fe
  • Descubren neuronas "zombis" en el cerebro, que serían claves en el proceso de aprendizaje 9 abril, 2024
    Las neuronas "zombis" son unidades vivas pero funcionalmente alteradas, que parecen "dormidas" en determinadas situaciones: los investigadores han revelado que cumplen un papel fundamental en el cerebelo, concretamente en aspectos relativos a la forma en la cual aprendemos.
    Pablo Javier Piacente
  • La Luna se invirtió por completo hace más de 4 mil millones de años 9 abril, 2024
    Hace unos 4.220 millones de años, poco después de que la Luna se formara a partir de un trozo de la Tierra que se desprendió durante una colisión violenta a principios de la historia del Sistema Solar, nuestro satélite se dio vuelta y comenzó así una etapa clave de su desarrollo. Así lo ha comprobado […]
    Pablo Javier Piacente
  • Arte rupestre de hace 2.000 años podría representar música psicodélica 9 abril, 2024
    Aunque la música psicodélica moderna no nació hasta la década de 1960, las influencias psicodélicas se pueden encontrar en el arte rupestre de hace miles de años. Grabados precolombinos en piedra, de 2.000 años de antigüedad, reflejan figuras humanas bailando en estado de trance chamánico.
    Redacción T21
  • Descubren antiguas partículas de polvo espacial provenientes de otro sistema estelar 8 abril, 2024
    Los astrónomos han descubierto una rara partícula de polvo atrapada en un antiguo meteorito extraterrestre, que fue formado por una estrella distinta a nuestro Sol. El polvo se habría originado luego de una supernova: las partículas son como "cápsulas del tiempo celestes" y proporcionan una instantánea de la vida de su estrella madre.
    Pablo Javier Piacente
  • Un lejano mundo deja ver una increíble explosión de luz en sus cielos "metálicos" 8 abril, 2024
    Utilizando datos del Telescopio Espacial CHEOPS de la Agencia Espacial Europea (ESA), cuyo centro de operaciones científicas se localiza en la Universidad de Ginebra, en Suiza, un equipo internacional de científicos logró detectar por primera vez un extraño fenómeno lumínico denominado “gloria” en un exoplaneta: el estallido de luz se apreció en WASP-76b, un mundo […]
    Pablo Javier Piacente
  • El ordenador cuántico desembarca en el mundo universitario 8 abril, 2024
    La última computadora cuántica System One de IBM se ha instalado en el Instituto Politécnico Rensselaer (RPI) en Nueva York. Es la primera máquina cuántica de IBM instalada en un campus universitario de Estados Unidos. Una revolución en el mundo académico que impulsa la formación de un ecosistema cuántico global.
    Eduardo Martínez de la Fe
  • Los cocodrilos imitan a las ballenas antes de aparearse 7 abril, 2024
    Los cocodrilos cortejan a las hembras lanzando un chorro de agua al aire, tal como hacen las ballenas cuando salen a la superficie. A ellas les encantan también los silbidos y las burbujas que les dedican sus parejas antes de aparearse. Se está elaborando un diccionario de cocodrilos.
    Redacción T21
  • Los drones policiales se implantan en Estados Unidos 6 abril, 2024
    Chula Vista, un suburbio de San Diego, California, con una población de 275.000 habitantes, es una de las pocas ciudades estadounidenses que utiliza sistemáticamente drones para ayudar a la policía en caso de emergencia. En activo desde 2018, el sistema está sirviendo de referencia a otros Estados y tal vez otros países.
    Redacción T21