¿Cómo es posible que veamos? La respuesta más común sería: gracias a que la retina del ojo contiene unas células fotorreceptoras que nos permiten detectar la luz y la oscuridad, las formas y los movimientos.
En el ojo humano hay, en total, alrededor de 120 millones de bastones y 7 millones de conos, que son los nombres que reciben dichas células fotorreceptoras. Hasta ahora se creía que, sin ellas, la visión, simplemente, no sería posible.
Sin embargo, un estudio reciente realizado por científicos de la Universidad Johns Hopkins, de Estados Unidos, y cuyos resultados han aparecido publicados en la revista Neuron, desafía esta creencia generalizada convirtiéndose, según los científicos, en una nueva esperanza para las personas con trastornos visuales severos e incluso ciegas.
Según publica dicha Universidad en un comunicado, los investigadores, liderados por el biólogo Samer Hattar, han descubierto que ratones cuyos ojos carecían completamente de bastones y conos aún pudieron ver, gracias a otras células fotosensibles presentes en sus retinas.
Con ellas, los animales distinguieron, no sólo la luz, sino incluso patrones e imágenes, aseguran los científicos.
Hasta el momento, se pensaba que estas otras células del ojo, conocidas como células ganglionares de la retina intrínsecamente fotosensibles (ipCGR), no participaban en la formación de las imágenes sino que servían para otras funciones, como “avisar” de que es hora de irse a dormir o de levantarse en función de los cambios de luz del día.
Asimismo, se sabía que las ipCGRs se activan en la retina en el primer o segundo día de vida, probablemente para ayudar a las células visuales a desarrollarse. Las ipCGRs, al igual que los bastones y los conos, están presentes en todos los mamíferos, incluidos los humanos, y no sólo en roedores.
Diversos hallazgos
El estudio de Hattar y sus colaboradores ha demostrado que incluso ratones que estaban completamente ciegos pudieron formar imágenes visuales, de escasa agudeza pero mensurables, usando sólo las ipCGRs.
El investigador señala que lo más emocionante de este hecho es que supone, al menos en teoría, que en las personas ciegas se podrían aprovechar de algún modo este tipo de células, con el fin de que puedan desarrollar tareas sencillas que no requieran de demasiada agudeza visual.
La “agudeza visual” hace referencia a la claridad de la visión de una persona o de un animal. Por ejemplo, alguien que posea una “visión 20/20” es capaz de ver objetos a seis metros de distancia con completa claridad, mientras que una persona con una visión de 20/200 ve a seis metros lo que una persona con máxima agudeza ve a 60 metros. Las personas con una agudeza visual baja (inferior a 20/200 con lentes correctoras) son consideradas como “legalmente ciegas”.
El estudio sugiere, por otra parte, que en el pasado los mamíferos habrían utilizado las ipRGCs para la formación de imágenes visuales, pero que durante el curso de la evolución dicha función pasó a ser realizada por bastones y conos.
Por último, la investigación reveló que existen cinco subtipos distintos de células ipRGCs, cada uno de los cuales podría tener funciones fisiológicas diversas en la detección lumínica.
Diferencias constatadas
Para llevar a cabo el presente estudio, los investigadores utilizaron un sistema especial de etiquetado genético de las células ipRGCs, que les permitió rastrearlas hasta el cerebro de los ratones, antes de que éstos fueran sometidos a una serie de pruebas de visión.
En una de las pruebas realizadas, los roedores siguieron los movimientos de un cilindro giratorio, con el fin de evaluar su capacidad de seguir objetos en movimiento. En otra prueba, los ratones fueron colocados en un laberinto con forma de Y, del que debían escapar seleccionando una palanca que se lo permitía. Dicha palanca estaba asociada a cierto patrón visual.
Según explican los científicos, ratones ciegos, que carecían tanto de conos y bastones como de células ipRGCs, fueron incapaces de hallar la palanca. En cambio, los ratones que contaban con las ipRGCs –pero no con bastones y conos- sí la encontraron.
Hattar afirma que estos resultados suponen que, incluso un sistema simple de detección lumínica como el de las ipRGCs presentaría una increíble diversidad y podría ayudar a recuperar cierto grado de visión, aunque aún no se ha determinado cómo.
Descubrimientos anteriores
Sobre las células ipRGCs, un equipo de científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, hizo en 2005 otro interesante hallazgo.
Los investigadores revelaron que, en la retina de ratones analizados, estas células estaban activas desde el momento del nacimiento, algo sorprendente dado que, en los ratones, el desarrollo de la retina no se completa hasta que el animal alcanza casi tres semanas de edad, y los primeros bastones no aparecen hasta casi 10 días después del nacimiento.
Las ipRGCs fueron identificadas por vez primera en 2002 por científicos de la Universidad Brown. Entonces, se descubrió que estas células son fotosensibles, incluso en ojos ciegos.
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