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“Resucitan” ratones después de seis horas de animación suspendida

Un grupo de ratones de laboratorio ha sido llevado a un estado de animación suspendida, parecido a la hibernación, gracias a la inhalación de sulfuro de hidrógeno en el interior de una cámara. Los ratones sometidos a este experimento dejaron de moverse y quedaron inconscientes minutos después de respirar aire mezclado con este compuesto del azufre. Su respiración se ralentizó, pasando de 120 respiraciones por minuto a menos de 10. La temperatura de sus cuerpos también cayó desde los 37ºC a los 11ºC. Seis horas y después volvieron a la vida sin haber sufrido ningún daño, sólo con la ayuda de oxígeno. En el caso de los humanos, este estado podría alcanzarse con una inyección. Por Eduardo Martínez.

“Resucitan” ratones después de seis horas de animación suspendida

Un equipo de investigadores de la Universidad de Washington, en Seattle, Estados Unidos, ha logrado mantener durante un tiempo prolongado en un estado de animación suspendida a una serie de ratones de forma completamente reversible. Sus procesos vitales se detuvieron durante seis horas y después volvieron a la vida sin haber sufrido ningún daño, sólo con la ayuda de oxígeno.

La animación suspendida ha sido descrita en numerosas obras de ciencia ficción. Consiste en inducir en los seres vivos, particularmente en humanos, un estado de sueño profundo durante el cual el cuerpo no envejece o lo hace lentamente, lo que en teoría permite imaginar vuelos estelares de larga duración sin graves trastornos físicos. En animación suspendida, el organismo se encuentra en un estado cercano a la muerte, si bien el corazón sigue latiendo y su cerebro recibe oxígeno, aunque a un ritmo mucho más lento.

Un paso en esa dirección es el que se ha dado ahora en Seattle, si bien las primeras aplicaciones previsibles serán médicas más que espaciales. Los investigadores de la Universidad de Washington, dirigidos por el doctor Marc Roth, pusieron a los ratones en una cámara en la que el aire tenía 80 partes por millón de sulfuro de hidrógeno (un compuesto del azufre que tiene un olor desagradable), tal como explican en la revista Science. Este gas puede ser mortal en altas concentraciones, pero también es producido naturalmente por los organismos de los humanos y de los animales, y se cree que ayuda a regular la temperatura del cuerpo y la actividad metabólica.

Reversibilidad comprobada

Los ratones sometidos a este experimento dejaron de moverse y quedaron inconscientes minutos después de ser introducidos en la cámara, donde respiraron el aire mezclado con ese tipo de gas.

Asimismo, su respiración se ralentizó, pasando de 120 respiraciones por minuto a menos de 10 en ese mismo periodo de tiempo. Por otro lado, la temperatura de su cuerpo también decayó desde los 37ºC a los 11ºC.

Después de seis horas de permanencia en ese estado, cercano a la hibernación, a los ratones se les suministró de nuevo aire fresco. En ese momento, tanto su metabolismo como la temperatura de su cuerpo volvieron a regularse, y las pruebas demostraron que no habían sufrido ningún daño.

Los ratones no suelen hibernar, sin embargo naturalmente son capaces de alcanzar el llamado “letargo clínico” en condiciones de escasez de alimento.

Posibles aplicaciones

Las posibilidades de este experimento abarcan variados campos: desde la suspensión orgánica de humanos en viajes espaciales demasiado largos, como diversas aplicaciones médicas. Aunque, según los investigadores, antes de que el sulfuro de hidrógeno pueda ser probado en humanos (inyectado en lugar de inhalado como en el caso de los ratones), deben realizarse diversos experimentos con animales de mayor tamaño.

De ser extrapolable este experimento a los seres humanos, podría aplicarse este sistema a los tratamientos contra el cáncer, ya que un estado similar a la hibernación podría permitir a los pacientes tolerar mejor los tratamientos con radiación, evitando que los tejidos sanos del cuerpo sean dañados.

Durante la hibernación, la actividad celular se reduce casi hasta detenerse, cortando radicalmente la necesidad de los animales de oxígeno. Si los humanos logran liberarse de su dependencia del oxígeno, enfermos en estado crítico a la espera de un transplante, por ejemplo, podrían esperar en este estado, que aseguraría su vida, hasta que les llegue el momento de recibir el órgano ajeno.

Asimismo, la isquemia, una enfermedad que se caracteriza por una deficiencia en el suministro de sangre, o los daños que puedan sufrir tejidos orgánicos como consecuencia de la falta de oxígeno, también podrían tratarse con este sistema.

Por último, existen aplicaciones militares. En los campos de batalla, por ejemplo, podría estabilizarse de esta manera a soldados heridos hasta el momento en que sean rescatados para recibir la atención médica que necesiten.

“Resucitan” ratones después de seis horas de animación suspendida

Vieja aspiración científico-médica

La hibernación de seres humanos, que constituye la siguiente etapa después de la animación suspendida, es una vieja aspiración científico-médica que encuentra en el experimento de los ratones un poderoso impulso. La Agencia Espacial Europea (ESA) pretende, por ejemplo, llevar a los astronautas a un estado de hibernación durante largos trayectos en viajes a través del espacio, para contribuir así a la reducción de las necesidades fisiológicas propias de viajes tan prolongados, tal como ha explicado la revista Nature.

Hasta ahora la primera vía de investigación interesante para la ESA se centra en una sustancia similar al opio denominada DADLE (D-Ala, D-Leu-encefalina), que provoca la hibernación de las ardillas terrestres en verano, cuando normalmente deberían estar despiertas. También se ha probado DADLE en cultivos de células humanas, causando una disminución de la actividad de los genes y del grado de división celular.

Los investigadores de la ESA quieren probar ahora su efecto en animales que no hibernan, como las ratas. Los expertos pronostican que es posible inducir a los seres humanos a la hibernación, pero que harán falta al menos diez años para desarrollar los sistemas necesarios para conseguirlo.

No todo, sin embargo, es de color de rosa. Por ejemplo, se sabe que la hibernación produce una atrofia muscular similar a la que sufren los pacientes postrados en cama. Estos pacientes conservan mejor su fuerza si toman dobutamina, un medicamento que activa los músculos del corazón, por lo que los científicos pueden investigar también la eficacia del uso de un tratamiento similar durante la hibernación.

Hibernación, no criogenización

La hibernación está relacionada asimismo con las investigaciones para la recuperación de la vida humana después de un prolongado estado de muerte clínica. La “criogenización” es una de estas líneas de investigación, si bien es diferente de la “hibernación”.

Tal como explica al respecto la Sociedad Española de Criogenización en esta entrevista a Tendencias21, la hibernación es la suspensión temporal de la actividad vital de determinados seres vivos, como la marmota o el Oso Polar, mientras que la “criogenización” consiste en utilizar el frío para preservar las "estructuras de los seres vivos".

Se usan agentes parecidos a la glicerina, como el anticongelante de los coches, para evitar que se formen cristales de hielo que rompan las estructuras. Hoy día cada vez son más prefectos e imitan a los naturales que usan los seres invernantes, como por ejemplo los osos. La hibernación, sin embargo, no llega a los grados tan bajos de la criogenización, que tiende a rozar el cero absoluto.

Antecedente 2001

No es la primera vez, sin embargo, que se consigue el estado de animación suspendida en organismos vivos. Investigadores del mismo centro consiguieron en 2001 un resultado parecido con embriones de pescados cebra, tal como explicaron entonces en un comunicado. En aquel entonces disminuyeron las aportaciones de oxígeno de estos embriones durante 24 horas, consiguiendo en ellos un estado de animación suspendida: cesaron todas las acividades vitales observables, después de lo cual volvieron también a la vida y nacieron sin problemas.

Ahora, este equipo ha rizado el rizo de sus trabajos y conseguido el mismo estado en organismos más complejos que acercan esta experiencia al nivel humano.

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Eduardo Martínez de la Fe

Eduardo Martínez de la Fe, periodista científico, es el Editor de Tendencias21.

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