Unos robots rechonchos y un conjunto de softwares adaptativos están permitiendo gestionar la logística de grandes almacenes de mercancías mucho más rápidamente. Este sistema, que ya funciona en dos empresas norteamericanas, permite, por ejemplo, enviar los pedidos hechos por clientes online de una manera mucho más efectiva.
La empresa que lo ha ideado se llama Kiva Systems y lo que hace básicamente es convertir un almacén logístico en un gran sistema de acceso aleatorio, de almacenamiento y recuperación dinámica de productos. En las instalaciones, se coloca una red de chips de memoria en las baldas y las columnas de las estanterías del almacén. Esta red proporciona a los robots acceso a cualquier producto que esté almacenado.
Los robots sirven para dos cosas. En primer lugar llevan productos a los trabajadores que están rellenando las baldas vacías. Por otro lado, si llega un pedido de un cliente por Internet, el robot va a la estantería en la que se almacena el artículo, lo coge y se lo entrega a un operario para que lo empaquete y lo mande.
Por ejemplo, si un comprador pide un artículo, un minuto después un robot ya se está desplazando por el almacén para entregar el artículo al trabajador. Si un pedido incluye varios artículos, el robot se adapta al ritmo que llevan los operarios para empaquetarlos.
Una vez empaquetado el pedido, el robot se lo lleva y lo deja en el departamento adecuado o directamente en el camión encargado de llevarse los repartos.
Trabajo en paralelo
Según informa Technology Review, Este novedoso sistema logístico permite a los trabajadores completar los pedidos mucho más rápidamente que otros sistemas convencionales, ya que el robot trabaja en paralelo. El “sistema convencional” es rudimentario: el trabajador se tiene que desplazar de estantería a estantería andando, lo que retrasa mucho el trabajo.
Los robots también son más eficientes que los sistemas basados en cintas transportadoras. Esas cintas transportan el producto, que es manipulado por un trabajador. En este sistema, la parte más lenta de la cadena (un trabajador) ralentiza todo el proceso. Con la ayuda de los robots, cada operario completa solo el pedido entero, de principio a fin, con lo que un trabajador por sí mismo no para el trabajo de los demás porque hacen su labor de manera independiente.
El sistema, según sus creadores, también es más rápido porque el almacén entero se puede adaptar, en tiempo real, a los cambios de la demanda. Así, los robots mueven la mercancía más solicitada cerca de los operarios, donde las estanterías pueden ser rápidamente rellenadas. Y los productos que menos se venden son gradualmente dados de lado y dejados en las estanterías menos accesibles.
Esta idea es adaptativa de maneras muy diversas. Por ejemplo, si un cliente ha comprado online un bolígrafo rojo almacenado en la parte alta de una estantería, el software dirige una unidad directamente al trabajador con más estatura del almacén. Si ese bolígrafo rojo de repente se convierte en una artículo muy demandado, el sistema pedirá a los operarios que dejen de almacenarlos tan alto y que los bajen para que su manipulación sea más efectiva.
Asimismo, el algoritmo tiene la capacidad de decir a los trabajadores que coloquen los artículos más comprados en la misma estantería y al mismo tiempo, de tal manera que esa estantería queda repleta rápidamente y de una vez. Todos estos parámetros pueden ir cambiando en función del día o de la época del año.
Una de las empresas que ha instalado esta solución es Walgreens.com, una farmacia online. En su caso, el software tendrá que vigilar otro parámetro: la fecha de caducidad. Los robots se asegurarán de que, por ejemplo, ciertos cosméticos vayan siendo enviados en el orden en que fueron almacenados para que no se estropeen.
La importancia del software
El software adaptativo es realmente la pieza clave del sistema. El hardware, aunque es gracioso, no es tan importante. Los robots son pequeñas cajas rodantes y su sistema de navegación es bastante sencillo, ya que se compone de sensores ópticos y conexiones Wi-Fi.
El software previene al robot de la presencia de otros robots y hace le seguimiento de la mercancía en el almacén. Además, sensores infrarrojos también avisan al robot de objetos inesperados que se puedan cruzar en su camino. Si detecta un obstáculo, el algoritmo lo redirige para evitarlo.
Las propias estanterías están dotadas de luces que indican a los trabajadores dónde colocar la mercancía o dónde encontrarla para poder empaquetarla. Todo ello gracias a las indicaciones del software. Escáneres de códigos de barras registran cuando el trabajador ha empaquetado un producto e indica al robot más próximo que se acerque hasta él.
A pesar de lo espectacular de este sistema, los ingenieros de Kiva siguen trabajando parar mejorarlo aún más. Cuando un robot se estropea, y los operarios de mantenimiento tienen que ir a buscarlo, han de, literalmente, acordonar la zona para no encontrarse con robots, pidiendo al software que dirija a los que están trabajando para que la rodeen. Los ingenieros están desarrollando un dispositivo wireless que permitirá a los trabajadores desplazarse de manera segura entre las estanterías. El dispositivo inalámbrico indica a varios robots al mismo tiempo que se aparten para dejar pasar a los operarios.
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