Una nueva propuesta para vender y recargar coches eléctricos puede permitir superar los problemas que han impedido esta alternativa a la gasolina haya sido adoptada de manera masiva. La empresa Project Better Place, acaba de anunciar sus planes para desplegar la infraestructura necesaria para realizar la recarga de coches eléctricos en Israel y Dinamarca y para venderlos usando el mismo modelo de negocio que usan las operadoras de telefonía móvil.
Con esta propuesta, la empresa espera abordar dos de las principales limitaciones de los coches eléctricos: su autonomía es considerablemente menor a la de los coches de gasolina y se tarda horas en recargar la batería de un coche eléctrico.
Para resolver el primer problema, Project Better Place está instalando una gran red de puntos de recarga en Israel y Dinamarca, con lo que los dueños de estos coches eléctricos podrán tener su coche cargado constantemente durante el día sin problemas. En Isarael, la empresa tiene previsto instalar 500.000 puntos (en uno de cada seis parkings). La previsión de instalaciones en Dinamarca es muy parecida.
Autonomía limitada
Para evitar el tiempo que dura la recarga de la batería, la empresa ha pedido a Renault que fabrique un coche eléctrico cuyas baterías puedan ser cambiadas fácilmente. El modelo ideado por Renault tendrá una autonomía de 100 kilómetros, que es más que suficiente para un recorrido diario normal. Según calcula la empresa, el 90% de los conductores no hacen trayectos mayores de 70 kilómetros al día.
En el caso de viajes largos, el conductor podrá parar en uno de las estaciones de servicio que Project Better Place construirá (125 en Israel y algunas más den Dinamarca), donde un sencillo sistema robotizado retirará la batería agotada e instalará otra completamente cargada. El proceso dura sólo un par de minutos.
Para que esta propuesta se haga realidad, venderá coches con un sistema totalmente novedoso, muy parecido al que usan las compañías de telefonía móvil. La empresa venderá coches por un coste subvencionado para los compradores que firmen un contrato de servicio. En lugar de contratar una cantidad de tiempo hablado, como ocurre con los teléfonos móviles, los conductores pagarán por kilómetro recorrido.
La contratación del servicio incluye el renting de la batería, su retirada y el coste de la electricidad para recargarla. El precio final del coche dependerá de la duración del contrato de servicio firmado. Por ejemplo, el coche puede salir gratis si se firme un contrato por seis años. En cualquier caso, dicen los creadores de esta idea, el coche no costará más que un coche de gasolina convencional.
Ventajas
Este modelo de negocio tiene muchas ventajas. En primer lugar, reduce el coste por adelantado del coche. Además, cuida mucho la facturación a los clientes que recargan la batería en un punto de servicio. En concreto, no es necesario hacer un seguimiento de lo que se carga en cada uno de esos puntos, sino que el coche graba la energía que ha utilizado y se lo comunica vía wireless al departamento correspondiente de Project Better Place. El coche está dotado con un ordenador de a bordo que informa al conductor de cuánta electricidad le queda y de dónde está situado el punto de servicio más cercano.
Este modelo también da respuesta a una de las principales objeciones que los coches eléctricos han tenido, como es el sistema de recambio de la batería. Según la empresa, cada vez que un conductor cambie la batería puede estar seguro de que es tan buena como la que retira. El dueño del coche no es el dueño de la batería y la responsabilidad del mantenimiento de ésta recae totalmente en la empresa que le suministra el servicio.
El plan está especialmente pensado para países pequeños como Israel y Dinamarca. Las implicaciones económicas en ambos países son muy interesantes porque el precio de la gasolina está especialmente alto en los dos casos. Además, ambos tienen una política de impuestos que favorece de manera muy importante a los coches eléctricos. En Israel, por ejemplo, el impuesto por la venta de un coche convencional es del 72%, mientras que el de uno eléctrico es de sólo el 10%. En Dinamarca, las diferencias son todavía mayores. El gobierno danés recauda un impuesto del 150% por un coche convencional y por uno eléctrico este impuesto se reduce a cero. O sea, un sedan en Dinamarca viene a costar 60.000 dólares y un modelo eléctrico sólo 20.000.
La escalada en el precio del petróleo podría dar alas a este proyecto. Aún así, el modelo en que se basa no deja de arrojar algunas dudas. Así, Menahem Anderman, fundador de la empresa Advanced Automotive Batteries, manifesta a la revista Technology Review que el sistema le parece muy caro y que la constante sustitución de las baterías puede reducir su vida útil y su rendimiento.
Parece también claro que Project Better Place tendrá que resolver los problemas que tendrá el sistema para implantarse en países más grandes. Mientras, se está centrando en desarrollar la red de “surtidores” en Israel. En este país, las previsiones parecen muy optimistas, ya que la empresa calcula que en el plazo de diez años se venderán más coches eléctricos que convencionales.
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