En los últimos años, han aparecido diversos estudios sobre la relación que establecen los científicos entre ciencia y religión.
De los más recientes, una investigación realizada por sociólogos de la Universidad de Rice, en Estados Unidos, en la que se constató que más del 20% de los científicos ateos se declara espiritual y considera la espiritualidad como ajena a la religión y coherente con su desempeño.
Ahora, un nuevo estudio llevado a cabo por los mismos sociólogos de Rice, en colaboración con investigadores de la Universidad de Búfalo, ha revelado que algunos científicos ateos, en lugar de apartar a sus hijos de la religión, prefieren que éstos conozcan religiones distintas para que puedan tomar decisiones informadas sobre sus propias preferencias religiosas.
Razones sociales y personales
Según explica la directora de la investigación, la sociólogo Elaine Howard Ecklund, en un comunicado de la Universidad de Rice, estos resultados demuestran “el fuerte vínculo entre religión y familia en la sociedad estadounidense”.
El estudio fue realizado mediante entrevistas a una muestra de 275 científicos, seleccionados de una encuesta previa, que incluyó a 2.198 contratados e interinos de las facultades de ciencias naturales y sociales de 21 universidades de élite de Estados Unidos.
Aproximadamente, la mitad de estos científicos habían expresado en dicha encuesta alguna forma de identidad religiosa, mientras que la otra mitad no se había identificado con ninguna religión.
Los científicos ateos entrevistados que sí se adscribían a alguna tradición religiosa esgrimieron razones sociales y personales para la integración de la religión en sus vidas.
Una de ellas fue su filiación científica: estos participantes señalaron su deseo de exponer a sus hijos a todas las fuentes de conocimiento (incluida la religión), y de permitirles tomar sus propias decisiones sobre su identidad religiosa.
Otra de las razones fue la influencia marital. Los participantes ateos implicados en instituciones religiosas afirmaron que lo estaban por influencia de su pareja.
La tercera razón esgrimida fue el deseo de comunidad: los científicos ateos que pertenecían a alguna comunidad religiosa afirmaron que lo hacían porque ésta les aportaba un sentido de comunidad y comportamiento morales, aunque no estuvieran de acuerdo con los razonamientos religiosos implícitos.
Siguen siendo menos religiosos
A pesar de los resultados obtenidos en este estudio, investigaciones anteriores han señalado que los científicos son menos religiosos que el resto de los grupos poblacionales.
La causa de esta diferencia no está, como cabría esperar, en la formación académica, sino en el entorno familiar, en factores como la educación religiosa de base, la edad, el estado civil o la situación de la familia (el hecho de tener o no hijos y el número de éstos).
Al menos esto es lo que reveló otro estudio de Ecklund y sus colaboradores, realizado en 2007, y en el que fueron analizados 1.646 académicos.
En términos generales, esta otra investigación constató que el 52% de los científicos se definían como ajenos a cualquier afiliación religiosa, en comparación con el 14% de la población general de Estados Unidos.
Otra cuestión constatada por Ecklund en sus investigaciones ha sido que, entre los científicos sí religiosos se da una sorprendente variedad de creencias. Gran parte de todos estos descubrimientos fueron publicados por la investigadora en 2010 en el libro Science vs. Religion: What scientists really think (Ciencia versus religión: Qué piensan realmente los científicos).
Ecklund es directora del Religion and Public Life Program del Institute for Urban Research de la Universidad de Rice, en cuyo marco ha desarrollado todos estos estudios sobre el papel de la religión en diversos campos.
Los resultados obtenidos en estos trabajos han demostrado que la imagen que se tiene de los científicos como individuos no religiosos o no espirituales no siempre es verdadera. Este hecho añade complejidad al tema de la espiritualidad y la religión en la ciencia, y enriquece las teorías actuales sobre cambio religioso.
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