En los próximos años, un mundo oceánico cubierto de hielo y con posibles columnas de agua podría desvelar sus misterios: la luna Europa de Júpiter. Programada para ser lanzada en 2024, la nave espacial Europa Clipper de la NASA estudiará la luna desde su interior profundo hasta su superficie, para determinar si tiene ingredientes que la conviertan en un hogar viable para la vida.
Según una nota de prensa del Jet Propulsion Laboratory de la NASA, los científicos intentarán descubrir en Europa columnas de agua similares a las apreciadas en 2005 en Encélado, la luna de Saturno. En ese momento, las imágenes obtenidas mostraron una enorme columna de vapor, partículas de hielo y moléculas orgánicas, que sugirieron la presencia de un océano subterráneo de agua líquida, por debajo de la helada superficie de Encélado.
Al mismo tiempo, el descubrimiento confirmó que la luna de Saturno se encuentra geológicamente activa y que es un interesante candidato para buscar posibles formas de vida. Muchas de estas condiciones podrían repetirse en Europa, el sexto satélite natural de Júpiter en orden creciente de distancia al planeta gaseoso. Aunque los científicos advierten que no será tan sencillo apreciar columnas de agua, prometen revelar muchos misterios a partir del trabajo de la misión Europa Clipper.
Los secretos de Europa
Algo más pequeña que nuestra Luna, Europa se compone principalmente de silicatos, disponiendo de una corteza de hielo de agua. Además, presentaría un núcleo de hierro y níquel. El satélite cuenta con una atmósfera muy leve, integrada principalmente por oxígeno, entre otros gases. Uno de los detalles que siempre han llamado la atención de su superficie son sus grietas y rayas, junto a la presencia de cráteres de forma inusual.
Se sabe que Europa es geológicamente dinámica como Encélado, por lo tanto es muy probable que ambas lunas cubiertas de hielo produzcan calor en su interior. El fenómeno se potenciaría debido a que sus capas sólidas se estiran y flexionan por el impulso gravitacional de los planetas anfitriones y de las lunas contiguas.
Al mismo tiempo, este proceso evitaría que el agua subterránea presente en ambos satélites se congele. Uno de los puntos más importantes a intentar confirmar ahora en Europa es si todos estos procesos colaboran para se generen o circulen los componentes químicos básicos de la vida en los fondos marinos, como por ejemplo el carbono, el hidrógeno, el oxígeno, el nitrógeno o el fósforo, entre otros.
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¿Vida en Europa?
Algunos indicios muestran que Europa posee un océano de agua salada mucho más profundo que el de Encélado, de alrededor de 60 a 160 kilómetros de profundidad, esto significa que tendría aproximadamente el doble de agua que los océanos terrestres. Existen teorías que plantean que el océano de Europa podría estar interactuando con rocas sobrecalentadas por debajo del lecho marino, quizás mediante respiraderos hidrotermales. En nuestro planeta, estos respiraderos generan una actividad química que nutre a distintas formas de vida.
Para poder revelar esta gran cantidad de misterios, todos los instrumentos a bordo de la nave espacial Europa Clipper estarán orientados a aportar evidencia de condiciones habitables debajo de la superficie, independientemente de poder apreciar o no columnas activas de agua. Además, el conjunto de cámaras dispuestas en la nave registrará puntos calientes en la superficie del satélite que puedan ser evidencia de erupciones activas o recientes, en tanto que se buscarán emanaciones de agua desde distintos puntos, con tecnologías de luz visible y ultravioleta.
Foto: la imagen compuesta muestra presuntas columnas de vapor de agua que salen de la luna Europa de Júpiter. La imagen se obtuvo a partir de datos recopilados por el telescopio espacial Hubble y las misiones Galileo y Voyager de la NASA. Crédito: NASA / ESA / W. Sparks (STScI) / USGS Astrogeology Science Center.
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