Una de las grandes preguntas con las que lidian los investigadores de la inteligencia es simplemente cómo se reflejan las diferencias en inteligencia en el cerebro humano.
Ahora, investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETH Zurich, Suiza) han conseguido estudiar nuevos detalles relativos a las diferencias funcionales sospechadas de los cerebros de las personas inteligentes.
Los cerebros de las personas más inteligentes son capaces de resolver tareas de manera más eficiente, por lo que estas personas tienen facultades cognitivas superiores, o como lo expresa Elsbeth Stern, profesora de Investigación sobre el Aprendizaje y la Instrucción de la ETH Zurich, en la información de ésta, «cuando se les da la misma tarea a una persona más inteligente y a otra menos, la más inteligente requiere menos activación cortical para resolver la tarea.
«Los científicos se refieren a esto como la hipótesis de la eficiencia neural, aunque dejó de ser una hipótesis hace bastante tiempo y ahora es aceptada por los expertos como un hecho indiscutido, con amplia evidencia para apoyarlo.
Mientras trabajaba en su tesis doctoral en el grupo de trabajo de Stern, Daniela Nussbaumer también encontró evidencia de este efecto por primera vez en un grupo de personas que poseen una inteligencia superior a la media, en tareas que implican lo que se conoce como la memoria de trabajo.
«Midimos la actividad eléctrica en el cerebro de estudiantes universitarios, lo que nos permitió identificar las diferencias en la actividad cerebral entre las personas con cocientes intelectuales un poco por encima de la media y considerablemente superiores a la media», explica Nussbaumer. Los estudios anteriores realizados para identificar el efecto de la eficiencia neural utlizaron generalmente grupos de personas que presentaban variaciones extremas en la inteligencia.
Memoria facial
Los psicólogos definen la inteligencia de trabajo como la capacidad de una persona para asociar recuerdos con nueva información, así como para adaptarse a la evolución de los objetivos mediante la filtración de información que se ha vuelto irrelevante. El lóbulo frontal desempeña un papel fundamental en estos procesos.
Para probar estas habilidades, los investigadores de ETH pidieron a 80 estudiantes voluntarios resolver tareas de diversa complejidad en un ordenador.
Una de las tareas, por ejemplo, fue determinar si ciertas letras o caras individuales eran parte de una selección de letras o caras que se había presentado a los sujetos inmediatamente antes. Una tarea especialmente difícil implicó la identificación de letras y caras dentro de un límite de tiempo.
Mientras los estudiantes completaban las pruebas, los investigadores utilizaron electroencefalografía (EEG) para medir su actividad cerebral. Para el análisis de los resultados, los investigadores hicieron que los sujetos rellenaran un test de inteligencia convencional y los dividieron en dos grupos: uno con cocientes intelectuales algo por encima de la media y otro con cocientes muy por encima de la media.
Eficiencia neural
Los investigadores no encontraron diferencias en la actividad cerebral en ambos grupos de sujetos cuando realizaban tareas muy fáciles o muy difíciles. Sin embargo, sí vieron diferencias claras en el caso de las tareas moderadamente difíciles.
Stern,atribuye esto al hecho de que ninguno de los sujetos tenía ningún problema en absoluto con las tareas simples y que las tareas difíciles eran cognitivamente exigentes, incluso para los sujetos altamente inteligentes. Por el contrario, todos los sujetos tuvieron éxito en la solución de las tareas moderadamente difíciles, pero los sujetos altamente inteligentes requerían menos recursos para hacerlo.
Stern usa la analogía de un coche más y menos eficiente: «Cuando dos coches están viajando lentamente, ninguno consume mucho combustible. Si el coche eficiente viaja a la velocidad máxima, también consume mucho combustible. A velocidades moderadas, sin embargo, las diferencias en el consumo de combustible se vuelven significativas».
Conclusiones
Entonces, ¿es posible utilizar las mediciones de EEG para sacar conclusiones directas sobre la inteligencia? Según Stern, «si quieres aprender algo acerca de la inteligencia, tienes que realizar una prueba de cociente intelectual convencional, debido a que estas pruebas todavía proporcionan los resultados más fiables», dice.
La EEG y otras lecturas de actividad cerebral no son lo suficientemente precisas para evaluar la inteligencia de un individuo. Sin embargo, el uso de estos métodos puede ser una forma interesante de estudiar cómo los diferentes niveles de inteligencia se manifiestan en el cerebro.
Referencia bibliográfica:
Daniela Nussbaumer, Roland H. Grabner, Elsbeth Stern. Neural efficiency in working memory tasks: The impact of task demand. Intelligence (2015). DOI: 10.1016/j.intell.2015.04.004
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