Investigadores de la Universidad de Yale en Estados Unidos han conseguido mantener vivas durante 36 horas células cerebrales de cerdos que habían pasado por el matadero, según informa la MIT Technology Review. Según esta revista, la investigación representa un salto científico que podría cambiar la definición de muerte.
La hazaña ofrece a los científicos una nueva forma de estudiar cerebros intactos en el laboratorio con detalles sorprendentes. Pero también inaugura una extraña nueva posibilidad para la extensión de la vida, en el caso de que los cerebros humanos se puedan mantener en soporte vital fuera del cuerpo.
La experiencia, desarrollada por el equipo del neurocientífico Nenad Sestan, se desarrolló con casi 200 cerebros obtenidos de un matadero. Ciertos aspectos de la función cerebral de estos cerdos fueron preservados hasta que se conectaron a un sistema de revitalización, que ocurrió cuatro horas después de la muerte de los animales.
Los investigadores consiguieron restablecer la circulación de estos cerebros separados del cuerpo alimentándolos de oxígeno merced a un sistema de sangre artificial, bombas y calentadores que mantenían el circuito a la temperatura corporal.
Gracias a este sistema, denominado BrainEx, miles de millones de células de estos cerebros fueron mantenidas vivas y en buen estado, supuestamente capaces de una actividad normal. Sin embargo, estos cerebros no registraron ninguna forma de consciencia.
Aunque los resultados de este trabajo no han sido publicados todavía en ninguna revista científica, los investigadores los han desvelado en una reunión del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, de la que la revista del MIT ha informado en primicia.
Según manifestaron los investigadores en esa reunión, el descubrimiento podría ayudar a restablecer la micro-circulación, es decir, la oxigenación de los pequeños vasos sanguíneos que se encuentran en lo más recóndito del cerebro humano. Esto significa que este experimento podría ayudar a desarrollar nuevos tratamientos clínicos para ciertos tipos de cáncer y de la enfermedad de Alzheimer, según estos investigadores.
¿Alargar la vida humana?
La técnica, no obstante, plantea numerosos problemas éticos, destacan los autores de este trabajo. Una de las cuestiones que plantea es que, si BrainEx se aplicara algún día a seres humanos, ¿el cerebro que se mantuviera artificialmente con vida conservaría recuerdos, la identidad o los mimos derechos que los demás seres humanos?
Algunos científicos consideran que el hallazgo permitirá observar cómo son las conexiones entre células cerebrales y crear un nuevo atlas del cerebro. Sin embargo, no puede decirse que signifique que es posible esquivar la muerte o trasplantar cerebros entre personas.
Lo explica Steve Hyman, director de investigación psiquiátrica del Broad Institute en Cambridge, Massachusetts, quien estuvo entre los informados sobre el trabajo.
La similitud con las técnicas para preservar órganos como los corazones o los pulmones para el trasplante podría hacer que algunos consideren erróneamente la tecnología como una forma de evitar la muerte, señala Hyman en la citada revista.
Añade que mucha gente, especialmente los que enfrentan una enfermedad terminal, pueden pensar que este resultado representa una esperanza de supervivencia.
Alternativa remota
Hasta ahora, a estos enfermos se les ha presentado la posibilidad de congelar su cerebro hasta que la medicina encuentre remedio a su enfermedad. En ese momento, suponen, sería posible descongelar el cerebro y vincularlo a un cuerpo sano o a un sistema de vida artificial. De hecho, según contó Newsweek hace dos años, un cerebro de conejo fue recuperado satisfactoriamente después de ser criogenizado.
La nueva investigación hipotéticamente plantea otra alternativa, explica Hyman: que en vez de congelar el cerebro, estas personas opten por engancharlo al sistema BrainEx y quedar así a la espera de un cuerpo sano. Sin embargo, matiza, estas esperanzas están por ahora fuera de lugar. “Trasplantar un cerebro a un nuevo cuerpo no es ni remotamente posible”, concluye.
Hasta ahora sabíamos que el cerebro humano en estado de coma se puede mantener vivo durante al menos décadas, un sistema al que han recurrido personas con muerte cerebral por decisión de sus familiares.
También sabemos que se han explorado medios artificiales para mantener vivo un cerebro completamente separado del cuerpo (particularmente testados con ratones). Sin embargo, el equipo de Sestan es el primero en lograrlo con un mamífero grande, sin usar temperaturas frías, y con resultados tan prometedores, destaca la revista del MIT.
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