La radiación solar que alcanza la superficie de la Tierra está disminuyendo a un ritmo del 1% al 3% por decenio desde hace 40 años, según diferentes estudios. El descenso de la radiación solar ha sido de un 10 por ciento entre finales de los años 50 y principios de los 90, o de entre un 2% y un 3% por ciento por década.
En algunas regiones como Asia, Estados Unidos y Europa, la disminución ha sido más acentuada, llegando a disminuir la luz solar un 37% en Hong Kong. En conjunto, según los cientos de instrumentos de todo el mundo, la disminución de la radiación solar sobre la superficie terrestre ha sido del 2,7% por década entre 1958 y 1992.
El fenómeno se conoce como “oscurecimiento global”, una tendencia natural poco conocida que puede terminar haciendo a nuestro mundo más oscuro de lo que es en la actualidad, y que ha sido objeto de especial atención en el congreso de la Unión Geofísica Americana desarrollado la pasada semana en Montreal.
En la actualidad nuestro planeta en su conjunto recibe una media del 15% menos de luz que hace 50 años, según Michael Roderick, investigador de la Universidad Nacional de Australia en Canberra, mientras que la niebla que nosotros vemos hoy es aproximadamente un 3 % más densa que hace 40 años.
Relacionado con la actividad humana
El oscurecimiento progresivo de la Tierra es objeto de diversas interpretaciones científicas, si bien se considera que constituye una de las consecuencias de los comportamientos humanos.
Según la ponencia presentada por el propio Roderick y otros investigadores australianos en el congreso de la Unión Geofísica Americana, la disminución de la radiación solar se desprende no sólo de los instrumentos de medición, sino también del análisis de la evaporación de agua.
Mientras que la Tierra se recalienta, como así revela la evolución de la temperatura global, lo lógico es que la evaporación de agua aumente también. Sin embargo, el equipo de Roderick ha podido comprobar que a menor radiación solar en la superficie del agua, se produce también menos evaporación y en consecuencia menos precipitaciones.
Otra constatación es que a pesar de la disminución de la radiación solar la superficie de la Tierra sigue calentándose, lo que para Beate G. Liepert, de la Universidad de Columbia, y otros colegas, supone que los aerosoles juegan un papel determinante en el oscurecimiento global.
Nubes más densas
Liepert ya había explicado en 2002 que el calentamiento global aumenta la humedad en la atmósfera, lo que a su vez incrementa la capacidad de retención de agua en las nubes.
Eso significa que las nubes, sin que lleguen a ser más abundantes, sencillamente se han hecho más densas porque el hecho de que retengan mayor cantidad de agua no significa que llueva más, lo que significa que impiden el paso de la luz solar con mayor intensidad.
Otra explicación posible de la disminución de la radiación solar es el aumento de la cantidad de micro partículas en el aire, lo que implica que los rayos de Sol chocan con ellas y rebotan hacia el espacio, disminuyendo así la radiación solar sobre la Tierra.
Eso no significa que la disminución de la radiación solar se produzca únicamente en las zonas geográficas más contaminadas, ya que en otras regiones limpias, como la Antártida, el oscurecimiento también ha sido constatado.
Creciente preocupación
En cualquier caso, el oscurecimiento preocupa cada vez más a la comunidad científica, ya que independientemente de los procesos asociados al fenómeno, tiene consecuencias sobre la vida.
El oscurecimiento global impacta sobre el ciclo del agua: reduce la evaporación y en consecuencia las precipitaciones, lo que resulta particularmente grave para las regiones más áridas.
El oscurecimiento afecta asimismo a la fotosíntesis, tal como lo ha explicado Roderick, afectando así a los bosques, a la agricultura y a la vegetación planetaria en su conjunto.
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