La liberación de la hormona serotonina en algunas regiones específicas del cerebro hace posible disminuir la necesidad de gratificación o respuesta inmediata e incrementa la paciencia, según concluyeron investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología de Okinawa (OIST), en Japón. De acuerdo a un comunicado, los expertos comprobaron esta dinámica en un estudio realizado en ratones, cuyos detalles fueron incluidos en un artículo publicado en Science Advances.
En muchas ocasiones requerimos paciencia y no la encontramos, cayendo en la trampa de los impulsos. Sin embargo, una gran cantidad de decisiones importantes en la vida deben tomarse con la cautela que nos brinda la paciencia, alejándonos de las satisfacciones o las soluciones inmediatas. Sin dudas, es probable que al optar por esperar el momento indicado para tomar acción podamos obtener mejores resultados en el futuro en muchos de nuestros proyectos.
Ahora, un grupo de científicos japoneses ha identificado tres áreas concretas del cerebro, específicamente el núcleo accumbens, la corteza orbitofrontal y la corteza prefrontal medial, en las cuales la acción de la serotonina aporta una “inyección” de paciencia que ordena al organismo a reducir la impulsividad. Precisamente, identificaron estas regiones cerebrales al haber comprobado en estudios previos que promovían las reacciones impulsivas cuando tenían algún tipo de daño.
Según explicó el Dr. Katsuhiko Miyazaki, uno de los responsables de la investigación, “los comportamientos impulsivos están intrínsecamente vinculados a la paciencia: cuanto más impulsivo es un individuo, al mismo tiempo es menos paciente. Por lo tanto, sabíamos que estas áreas del cerebro eran las principales candidatas a verse estimuladas por la serotonina en el incremento de la paciencia”, indicó.
Esperar la recompensa
Mediante técnicas de optogenética, los investigadores criaron roedores modificados genéticamente y dotados de neuronas liberadoras de serotonina. Ante un estímulo lumínico y gracias a una fibra óptica implantada en el cerebro, los ratones producían la hormona para poder estudiar de esa forma su impacto sobre algunas zonas cerebrales específicas. Posteriormente, diseñaron un experimento para determinar la influencia de la serotonina sobre la paciencia.
Los roedores fueron sometidos a distintos estímulos que ponían a prueba su paciencia. Por ejemplo, debían colocar la nariz en un orificio y esperar por una pequeña bolsa de comida. Las pruebas realizadas permitieron comprobar que frente a una mayor producción de serotonina los ratones esperaban más tiempo su recompensa, una condición que no se comprobó cuando la dosis de serotonina fue menor.
Al observar las áreas cerebrales estimuladas, los científicos comprobaron que el núcleo accumbens, la corteza orbitofrontal y la corteza prefrontal medial eran los tres sectores más activos en el momento del incremento de la paciencia.
Aplicaciones en tratamientos
Por ejemplo, la liberación de serotonina en la corteza orbitofrontal promovió la paciencia con la misma eficacia registrada al activar dicha hormona en el núcleo dorsal del rafe, otro sector del cerebro que ya se había identificado previamente como un área con influencia en esta clase de reacciones. El incremento de la paciencia se concretó tanto cuando el tiempo estimado para la recompensa era fijo como cuando el momento del premio era incierto, incluso con efectos más fuertes ante la incertidumbre.
Los especialistas concluyeron que este estudio puede ser el punto de partida para el diseño de nuevos fármacos y tratamientos contra distintas patologías psicológicas, sobretodo aquellas en las cuales la impulsividad cobra un papel central. Hasta el momento, la serotonina es empleada mayoritariamente en antidepresivos, considerando su conocido impacto benéfico sobre la regulación del ánimo.
Referencia
Serotonergic projections to the orbitofrontal and medial prefrontal cortices differentially modulate waiting for future rewards. Katsuhiko Miyazaki, Kayoko W. Miyazaki, Gaston Sivori, Akihiro Yamanaka, Kenji F. Tanaka, Kenji Doya. Science Advances (2020).DOI:https://doi.org/10.1126/sciadv.abc7246
Foto de portada: Jakayla Toney en Unsplash.
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