Investigadores del Skolkovo Institute of Science and Technology de Rusia, junto a especialistas de otros prestigiosos centros académicos internacionales, han desarrollado un innovador sistema para predecir erupciones solares y otros fenómenos meteorológicos espaciales de carácter extremo. Conocer más sobre estos eventos evitaría que el planeta sufra las consecuencias de fuertes tormentas geomagnéticas, capaces de poner en jaque a los sistemas de comunicación y a la economía global.
Las denominadas eyecciones rápidas de masa coronal son poderosas emanaciones de materia magnetizada de la atmósfera exterior del Sol. En esos casos extremos, y sin la prevención suficiente, todos los sistemas terrestres de comunicación y las instalaciones espaciales podrían verse afectadas, con resultados muy graves en cuanto a la infraestructura y con onerosas pérdidas económicas.
De acuerdo a una nota de prensa, la nueva investigación ha logrado desarrollar un método que facilita el estudio y prevención de estos eventos extremos. Los científicos han demostrado que las tormentas geomagnéticas más fuertes e intensas, aquellas que pueden provocar las serias consecuencias mencionadas anteriormente, son provocadas por eyecciones rápidas de masa coronal que interactúan en el espacio interplanetario con otra eyección de masa coronal.
Dicha interacción entre eyecciones solares ocurre cuando ambos fenómenos se generan en secuencia desde la misma región activa del Sol. Los científicos han utilizado el concepto de cúmulos para definir a estos eventos, capaces de provocar una mayor aceleración de partículas en comparación con una nube aislada de plasma solar.
Al avanzar en la comprensión de este fenómeno, los especialistas destacaron que será posible aplicar nuevas técnicas orientadas a la detección de cúmulos o conglomerados de plasma solar. Además, indicaron que el método tiene aplicaciones importantes en otros eventos geofísicos extremos que ocurren en el planeta y tienen una lógica similar, como inundaciones o terremotos.
Graves consecuencias a prevenir
Las consecuencias de las erupciones solares extremas no pueden dejarse de lado ni menospreciarse. Según algunos expertos, un evento de esta clase podría generar pérdidas económicas por varios billones de dólares. En tanto, restaurar la infraestructura comunicacional afectada y volver a activar la economía podría demorar hasta diez años.
En 1859, un evento meteorológico espacial extremo provocó una tormenta geomagnética que hizo colapsar a todo el sistema de telégrafos en América del Norte y Europa, un medio de comunicación vital por entonces. En nuestros días, un evento de ese tipo podría paralizar al planeta: los sistemas de electricidad, Internet y las comunicaciones por radio se verían gravemente afectadas.
En los últimos años han ocurrido algunos eventos de este tipo, pero de menor magnitud. Es el caso de las tormentas solares de 2003, que afectaron a los sistemas de comunicación en algunas partes del planeta. En 2017, la erupción solar más intensa de los últimos 12 años obligó a la tripulación a bordo de la Estación Espacial Internacional a trasladarse a la zona de refugio.
La situación actual
Según los expertos, durante la fase descendente de un ciclo solar o durante un período de menor intensidad la energía se acumula y puede liberarse en eventos únicos pero extremadamente potentes. Por eso habría que prestar especial atención en esos momentos. Ahora, el planeta se encuentra en el inicio de un nuevo ciclo de actividad solar de 11 años, que precisamente no será muy fuerte de acuerdo a las predicciones.
En consecuencia, la comprensión y predicción de estos eventos es crucial para proteger a la sociedad y a la tecnología de los peligros globales que conllevan los fenómenos meteorológicos espaciales de carácter extremo.
Referencia
Clustering of Fast Coronal Mass Ejections during Solar Cycles 23 and 24 and the Implications for CME–CME Interactions. Jenny M. Rodríguez Gómez, Tatiana Podladchikova, Astrid Veronig, Alexander Ruzmaikin, Joan Feynman and Anatoly Petrukovich. The Astrophysical Journal (2020).DOI:https://doi.org/10.3847/1538-4357/ab9e72
Foto de portada: WikiImages. Pixabay.
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