Un grupo de investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT) ha descubierto que el cerebro humano debió someterse a un proceso de reciclado para adquirir la habilidad de lectura, transformando un área dedicada a reconocer objetos en otra capaz de cumplir la función de procesamiento ortográfico, que permite el reconocimiento de letras y palabras escritas.
Según una nota de prensa, los resultados del estudio realizado en el MIT aportan evidencia concreta sobre la transformación operada en un área de la denominada corteza inferotemporal del cerebro. Dicha región es la que había sido destinada en primer término a la identificación de objetos y que posteriormente se convirtió en el centro de procesamiento que hace factible la capacidad de leer.
Desde siempre intrigó a la ciencia el tiempo tan corto que le llevó al ser humano desarrollar la lectura, una de las condiciones que lo diferencian de otras especies. Solamente desde hace algunos miles de años cuenta con esta capacidad, pero resulta intrigante la forma en la cual se hizo posible, porque se trata de un tiempo muy acotado para que el cerebro humano haya podido desarrollar un área específica con ese fin.
Teniendo en cuenta esto, los especialistas del MIT desarrollaron una hipótesis que indicaba que algunas zonas del cerebro humano dedicadas a tareas visuales debieron reconvertirse para permitir el procesamiento ortográfico y, de esta forma, hacer posible las habilidades de lectura y escritura ante la ausencia de una nueva región orientada a este propósito.
Reciclado de un sector de la corteza inferotemporal
Ahora, la nueva investigación realizada por los neurocientíficos aporta evidencias que comprueban esta hipótesis. En principio, los estudios de imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) han identificado una zona denominada área visual de forma de palabra (VWFA). La misma se ilumina en el momento en el cual se realiza el procesamiento de una palabra escrita.
El área VWFA se ubica en el sector del cerebro humano llamado corteza inferotemporal (IT), que como se indicó anteriormente también se encuentra involucrado en la identificación de objetos y otras tareas visuales. Siendo el reconocimiento visual su primera función, todo indica que con el tiempo y por algún tipo de mecanismo de adaptación comenzó a compartir en el sector VWFA las cuestiones relacionadas al procesamiento ortográfico y a la lectoescritura.
Para profundizar aún más, los investigadores buscaron determinar si el mismo proceso puede verificarse en el caso de los primates no humanos, porque aunque no puedan leer se sabe que reconocen letras dentro de palabras y logran señalarlas. De esta forma, registraron la actividad neuronal en la corteza inferotemporal de monos macacos al mostrarles letras y palabras.
Resultados y datos contundentes
Posteriormente, analizaron los datos obtenidos con un modelo informático llamado clasificador lineal. Los resultados fueron contundentes: el área destinada en principio al reconocimiento visual también era la encargada en los monos de reconocer letras en las palabras y hasta de discriminar palabras de otras estructuras que no lo eran.
En consecuencia, tanto los datos de resonancia magnética funcional en cerebros humanos como la información obtenida en primates no humanos permite comprobar que el sector destinado a la lectura se originó a partir de un reciclado o rápida evolución de regiones de la corteza IT orientadas en un principio al procesamiento visual.
Sin dudas, esta investigación abre un interesante campo de trabajo hacia el futuro para intentar desentrañar aún más los misterios referidos al origen de las habilidades de lectoescritura, que permitieron un avance contundente y vertiginoso de la civilización humana.
Referencia
The inferior temporal cortex is a potential cortical precursor of orthographic processing in untrained monkeys.Rajalingham, R., Kar, K., Sanghavi, S. et al. Nature Communications (2020).DOI:https://www.doi.org/10.1038/s41467-020-17714-3
Foto: Tamarcus Brown. Unsplash.
Sabemos leer pero seguimos siendo muy basicos en discernir lo que nos conviene, y la mayoria de las veces decidimos por impulsos instintivos, y aun en contra de nuestras propias conveniencias de supervivencia.