Polietileno, polipropileno y poliestireno son los tipos de microplásticos más abundantes en las aguas costeras del Mediterráneo, según un nuevo estudio publicado en la revista Marine Pollution Bulletin por los expertos Miquel Canals, William P. de Haan, y Anna Sànchez-Vidal, del Grupo de Investigación Consolidado (GRC) en Geociencias Marinas de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Barcelona.
El polietileno (PE) es de los plásticos más comunes debido a su bajo precio y simplicidad en su fabricación, lo que genera una producción de aproximadamente 80 millones de toneladas anuales en todo el mundo. Se usa para diferentes tipos de productos finales, entre ellos películas, cables, hilos y tuberías.
El polipropileno (PP) es utilizado en una amplia variedad de aplicaciones que incluyen empaquetados para alimentos, tejidos, equipo de laboratorio, componentes automotrices y películas transparentes. Tiene gran resistencia contra diversos solventes químicos, así como contra álcalis y ácidos.
El poliestireno (PS) es un polímero termoplástico que usa principalmente para la fabricación de envases y protección de embalajes, así como de cajas de pescado o neveras para el transporte de vacunas, por su capacidad aislante.
Esta investigación describe la presencia, no sólo de estos plásticos, sino también de diferentes tipos de microplásticos en el litoral mediterráneo peninsular, en concreto en las costas de Cataluña, la región de Murcia y Almería.
Según los resultados, también son abundantes los polímeros de nylon, poliuretano (PUR), polietileno tereftalato (PET), etilvinilacetato (EVA), policloruro de vinilo (PVC), crilonitril butadieno estireno (ABS) y polímeros fluorocarbonados. Los expertos también han identificado por primera vez indicios de materiales plásticos de origen marino —en concreto, partículas de pintura de los barcos— no muy estudiados hasta ahora en la cuenca del Mediterráneo.
Cilindros y esferas pequeñas (pélets), espumas de poliestireno, filamentos derivados de artes de pesca y abundantes fragmentos mayores de plástico de composición química variada se cuentan entre los materiales encontrados en las costas mediterráneas.
Mucho tiempo en el agua
En el marco de la investigación, se han analizado cerca de 2.500 muestras de materiales plásticos obtenidos en diferentes campañas oceanográficas a lo largo de un eje norte-sur en cada una de las áreas de estudio. En todas las zonas estudiadas, abundan los fragmentos de polietileno (54,5 %), polipropileno (16,5 %) y poliestireno (9,7 %) —los polímeros termoplásticos más producidos en todo el mundo—, que flotan en el agua marina y probablemente provienen del continente.
Hasta ahora, ningún estudio científico ha podido verificar con detalle el tiempo de permanencia del plástico en el mar antes de que se degrade o quede enterrado. Según el nuevo estudio, los microplásticos encontrados en las costas mediterráneas peninsulares «son redondeados, de tamaño muy pequeño —en torno a un milímetro— y de bajo peso específico, y ello podría indicar un estado de degradación avanzado y, por tanto, una larga permanencia en el medio marino», explica William P. de Haan, primer autor del estudio, en un comunicado.
El trabajo identifica lugares en el litoral peninsular con concentraciones máximas de hasta 500.000 microplásticos por kilómetro cuadrado (mp/km2), un valor muy superior al valor medio, que es de 100.000 mp/km2. «Estos resultados coinciden con los de estudios hechos en otras regiones del Mediterráneo, un ecosistema marino que se considera uno de los mayores sumideros de microplásticos flotantes del mundo», añade William P. de Haan.
La gran diversidad de microplásticos encontrados en el mar en cuanto a composición y color, así como las diferencias de concentración, indican orígenes y volúmenes distintos según el tramo de costa considerado, indican los autores.
Integración orgánica marina
El estudio describe por primera vez el gran potencial de los microplásticos —sobre todo de los más pequeños de forma angular— para integrarse en los agregados orgánicos marinos, formados por partículas de origen orgánico y minerales. Esta interacción — que hasta ahora solo se había descrito en el laboratorio— es un fenómeno que se produce de modo natural en el medio marino, tal como revela como primicia el nuevo trabajo.
Un 40 % de los microplásticos (en cantidad) y un 25 % (en masa) pueden formar estos agregados marinos. Este proceso podría facilitar el hundimiento y la acumulación de los microplásticos poco densos en los fondos marinos, un ambiente lejos del alcance del único agente capaz de degradarlos: la luz ultravioleta de la radiación solar.
«Cerca del 66 % de los microplásticos que hemos encontrado en los agregados marinos —polietileno, polipropileno y poliestireno expandido— son polímeros de densidad inferior al agua de mar. Esta hipótesis podría explicar la presencia de microplásticos de baja densidad en las grandes profundidades marinas de todo el planeta, y por qué la abundancia de plásticos flotando en la superficie del océano es menor que la esperada», detalla Anna Sànchez-Vidal.
Las conclusiones de este estudio son especialmente significativas porque, a menudo, los plásticos que flotan en la superficie del mar son ingeridos por los organismos marinos, que los confunden con alimentos. El zooplancton, incluso, es capaz de ingerir microplásticos y expulsarlos en forma de pélets fecales que pueden alcanzar los grandes fondos marinos. Se trata de una situación conocida —y no muy estudiada— en los ecosistemas marinos.
De esta forma, aparte de los aditivos que contienen, los microplásticos pueden incorporar a la cadena trófica compuestos tóxicos presentes en el agua marina (metales, bifenilos policlorados, contaminantes orgánicos, y otros). Transportados por las corrientes marinas, estos materiales plásticos también pueden convertirse en vehículos de dispersión de especies invasoras y organismos patógenos.
Referencia
Floating microplastics and aggregate formation in the Western Mediterranean Sea. William P. de Haan et al. Marine Pollution Bulletin, Volume 140, March 2019, Pages 523-535. DOI:https://doi.org/10.1016/j.marpolbul.2019.01.053
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