A menudo los pescadores que faenan en las costas andaluzas y murcianas encuentran entre sus capturas tortugas marinas que van a parar a sus redes por accidente: Es el principal problema de conservación en el mar. Pero ¿qué hacer con ellas?
Para fomentar la recuperación de los quelonios enfermos o heridos, con la colaboración de los pescadores, nace el proyecto Tortuga a bordo, que coordinan la Estación Biológica de Doñana del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la plataforma de servicios ambientales marinos Submon.
Las tortugas marinas son animales en peligro de extinción y tienen un importante papel ecológico en los mares. Estos animales ayudan, por ejemplo, a mantener el buen estado de las aguas consumiendo animales enfermos o muertos. En las costas españolas se han descrito seis de las sietes especies de tortuga marina: Caretta caretta o boba (la más abundante), laúd, verde, lora, carey y olivácea. Su captura accidental es un problema para el equilibrio de la biodiversidad.
Tortuga a bordo crea un protocolo de actuación en el que participan los pescadores; los centros de recuperación Alborania y Equinac, ambos de la Consejería de Medio Ambiente y Agua de la Junta de Andalucía; y las autoridades portuarias de Andalucía y del Estado.
Cuando el pescador sube la tortuga a bordo de su barco se pone en marcha el protocolo a través de una llamada de alerta al teléfono de emergencia 112, informando de la situación. Ya en puerto, el pescador deja la tortuga herida en uno de los tanques instalados al efecto en las diferentes lonjas. La tortuga permanece en el tanque hasta la llegada urgente del personal técnico de la Consejería que la traslada a un centro de recuperación para su tratamiento.
Hasta el momento se han sumado a este proyecto más de 20 cofradías y asociaciones de pescadores de Andalucía y Murcia. “Este tipo de iniciativas es muy importante mantenerlas en el tiempo y lo ideal sería que todos los puertos, y no solo de España, dispusieran de proyectos similares”, explica en la nota de prensa del CSIC el investigador Adolfo Marco, de la Estación Biológica de Doñana, que es coordinador del proyecto.
El proyecto cuenta con la financiación de la Fundación Biodiversidad y el Fondo Europeo de Pesca, y con la colaboración de la Agencia Pública de Puertos de Andalucía y la Federación Andaluza de Cofradías de Pescadores.
Puntos de información
Junto a los tanques de recepción de tortugas, que ya se han empezado a colocar en los puertos andaluces, se prevé la instalación de puntos de información para dar unas instrucciones de uso a los pescadores sobre los pasos a seguir. Y para evitar que sufran daños, se advierte a los pescadores de las precauciones que deben mantener al dejar a la tortuga en el tanque como, por ejemplo, no poner agua, para evitar que las tortugas se ahoguen; o colocarlas a la sombra en verano.
“La sensibilidad de los pescadores por el mar y las criaturas que allí habitan son la mejor garantía de esperanza de vida de las tortugas marinas. Con este proyecto, queremos facilitar su colaboración para proteger el ecosistema marino”, añade Marco.
Ya se ha comenzado a distribuir entre los pescadores un manual de recomendaciones técnicas para mejorar la recuperación de tortugas heridas o enfermas que contempla el mantenimiento y traslado de la tortuga a bordo, especialmente si el animal está débil; el protocolo de reanimación si está en coma, y qué pasos seguir en la lonja. Y se sugiere que toda tortuga que aparezca en las redes se lleve a puerto porque aunque pueda parecer que está sana quizás sufra una embolia gaseosa por haber permanecido demasiado tiempo sumergida.
Este documento también incluye sugerencias sobre qué se puede hacer para evitar las capturas accidentales: revisar los artes de pesca con frecuencia, no abandonar los aparejos dañados en el mar o no utilizar cefalópodos (calamares o potas) en el palangre, ya que estos son los preferidos de las tortugas. Además se ha comenzado a formar a más de 200 jóvenes pescadores en manipulación de tortugas.
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