El diseño arquitectónico se preocupa a menudo de la eficiencia energética o la estética, pero no de la exposición a los microbios. Sin embargo, en un artículo publicado en Trends in Microbiology -editada por Cell Press-, ingenieros ambientales de la Universidad Yale (Connecticut, EE.UU.) defienden que se evalúen los beneficios de tener estos organismos invisibles en nuestros hogares. Tal vez, dicen, en lugar de empujarlos a todos fuera, debemos dejar que entren los adecuados.
«Es un error común pensar que todos los microbios que se encuentran en su hogar son peligrosos para su salud», dice el profesor de Ingeniería Química y Ambiental Jordan Peccia, co-autor del artículo con la estudiante de doctorado Sarah Kwan. «Muchos no tienen impacto en la salud, y algunos pueden incluso ser beneficiosos.»
Estudios anteriores han demostrado que los niños que crecen en una granja (o incluso en una casa cerca de una zona rural) están expuestos a este tipo de microbios beneficiosos, y son menos propensos a desarrollar alergias.
Por ejemplo, los niños de una familia bávara (una población conocida por su estilo de vida agrario: trabajar los campos, usar caballos para el transporte, y tomar leche sin pasteurizar) tenían menos de la mitad de los niveles de asma que una familia europea suburbana (5.2 % frente a 19,1%). Se encontró que este efecto persistía en la edad adulta. Esto es probablemente debido a que algunos microbios del cuerpo envían señales a los glóbulos blancos conocidos como linfocitos T para formar células T reguladoras, que impiden las respuestas inmunes innecesarias.
«Una gran pregunta es cómo el diseño de un edificio (por ejemplo, la distribución geográfica, los materiales de construcción, la ocupación y la ventilación) modula la exposición microbiana, y nuestros propio microbioma», dice Peccia en la nota de prensa de Cell Press, recogida por EurekAlert! «A medida que se identifican más y más microbios beneficiosos, nosotros -arquitectos, ingenieros y el público en general – debemos pensar en cómo podemos facilitar nuestra exposición a ellos.»
Ventajas y desventajas
«Es cierto que hay ventajas y desventajas que debemos comprender mejor», añade. «La calidad del aire interior es a menudo peor que la calidad del aire exterior, por lo que construir una ventilación con aire exterior tiene mucho sentido. Sin embargo, en las ciudades con muy mala calidad del aire exterior, el aumento de la ventilación puede provocar exposiciones a contaminantes del aire no saludables.»
A falta de trabajar en una granja, una manera en la que podemos «entrenar» a nuestro sistema inmune es a través de la exposición a los animales, especialmente los gatos y los perros. Aparte de llevar sus propias familias de microbios, también pueden transportar bacterias y hongos comunes procedentes del exterior, lo que contribuye aún más a la ya mencionada «diversidad beneficiosa» de los microbios de interior.
Estos pueden ser inhalados o ingeridas fácilmente cuando están atrapados en un espacio herméticamente cerrado, como una vivienda o edificio de oficinas, donde se inhalan litros de aire cada día y, a veces se ingiere polvo del suelo.
A pesar de que este campo está todavía en su infancia, Peccia tiene un consejo para los ocupantes de un edificio: en concreto, que no hay un enfoque de «talla única» para mejorar el microbioma de su hogar. «No todo el mundo debe salir corriendo a conseguir un perro, por supuesto», dice, «pero podemos trabajar para desarrollar nuevos enfoques cuantitativos para la solución de estos problemas. Algo mejor que nuestros filtros de aire e inhaladores portátiles.»
Referencia bibliográfica:
Peccia y Kwan: Buildings, Beneficial Microbes, and Health. Trends in Microbiology (2016). DOI: 10.1016/j.tim.2016.04.007.
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