Diplomáticos occidentales criticaron a Irán en las últimas semanas por no proporcionar a la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) información sobre sus experimentos con explosivos de gran potencia destinados a producir un arma nuclear, según un documento que ese organismo está investigando. Pero el documento no solo sigue sin verificar, sino que solo se […]
Por Gareth Porter
WASHINGTON, Oct 21 2014 (IPS)
Diplomáticos occidentales criticaron a Irán en las últimas semanas por no proporcionar a la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) información sobre sus experimentos con explosivos de gran potencia destinados a producir un arma nuclear, según un documento que ese organismo está investigando.
Pero el documento no solo sigue sin verificar, sino que solo se puede vincular a Irán mediante un relato oficial descabellado, caracterizado por una serie de coincidencias relacionadas con un científico extranjero que son sumamente sospechosas.»Nos han tomado el pelo en todo este asunto”: Robert Kelley.
El documento surgió por primera vez a principios de 2008, en un momento muy conveniente para respaldar la crítica de Israel a una evaluación que hiciera el servicio Nacional de Inteligencia de Estados Unidos sobre Irán, divulgada en diciembre de 2007 y contraria a los intereses israelíes, y que se filtró a los medios de comunicación con un mensaje coincidente con el argumento israelí.
La AIEA consideró el documento, que provino de un Estado miembro sin identificar, como una evidencia clave que justifica la sospecha de que Irán encubrió en el pasado sus gestiones para conseguir armas nucleares.
En su informe de septiembre de 2008, la AIEA indicó que el documento describe la “experimentación en relación con la iniciación simétrica de una carga hemisférica de gran potencia explosiva adecuada para un dispositivo nuclear de implosión”.
Pero una comunicación oficial iraní enviada a la secretaría de la AIEA cuestionó su autenticidad. “No hay ninguna prueba o indicio en este documento con respecto a su vinculación a Irán o su preparación por parte de Irán”, sostuvo.
La AIEA no respondió a la comunicación de Teherán.
La historia del documento sobre los explosivos de gran potencia y la información relacionada de los servicios de inteligencia publicada en el informe de la AIEA en noviembre de 2011 plantea más preguntas que respuestas.
Según este informe, el documento indica que los experimentos son supervisados con “un gran número de cables de fibra óptica”, con la asistencia de un experto extranjero que habría trabajado en el programa de armas nucleares de su país de origen.
Pero la persona a la que el reporte menciona, el científico ucraniano Vyacheslav Danilenko, no era un experto en armas nucleares, sino un especialista en la síntesis de nanodiamantes.
Danilenko había dado conferencias sobre ese tema en Irán entre 2000 y 2005, y fue el coautor en 1992 de un ensayo profesional sobre el uso de cables de fibra óptica para monitorizar las ondas de choque de explosivos, disponible en Internet.
Estos hechos brindaron la oportunidad para que un servicio de inteligencia extranjero redactara un informe sobre los experimentos con explosivos que sugieren un vínculo a las armas nucleares, así como a Danilenko.
Y la publicación de código abierto de Danilenko podría ayudar a convencer al Departamento de Garantías de la AIEA acerca de la autenticidad del documento.
Las sospechas continúan ya que, poco después de que surgiera el documento sobre los explosivos, el mismo país que lo había entregado a la AIEA afirmó tener información de inteligencia sobre la existencia de un gran cilindro en Parchin, el complejo militar iraní próximo a Teherán.
ese cilindro, dijo, era adecuado para llevar a cabo los experimentos mencionados, según el informe de la agencia de 2011.
Esa información identificó a Danilenko como el diseñador del cilindro, de nuevo basándose en una publicación de código abierto que incluye un boceto de un cilindro que el experto habría diseñado en 1999-2000.
Por lo tanto, la historia dependía de dos datos muy convenientes que los servicios de inteligencia hallaron en un lapso muy breve, ambos vinculados a una sola persona y a sus publicaciones de código abierto.
Además, el cilindro que Danilenko bosquejó en la publicación se diseñó expresamente para la producción de nanodiamantes y no para experimentos con el fin de fabricar bombas.
Robert Kelley, antaño director de los equipos de la AIEA en Iraq, observó que la versión de la agencia acerca de la instalación del cilindro en Parchin en marzo de 2000 es improbable, ya que Danilenko dijo que aún no había terminado de diseñarlo ese año.
Y Kelley, un experto en armas nucleares, sostuvo que el cilindro era innecesario para los experimentos “de iniciación multipunto”. “Nos han tomado el pelo en todo este asunto”, afirmó a IPS.
El documento surgió a principios de 2008, en circunstancias que apuntan a la participación de Israel. Un artículo en la edición de mayo de 2008 de la revista Jane’s International Defence Review, se refiere a “documentos mostrados exclusivamente a Jane’s” por una “fuente vinculada a un servicio de inteligencia occidental”.
Los documentos revelarían que Irán había “buscado activamente durante algunos años el desarrollo de un sistema de armas nucleares sobre la base de tecnología de detonación nuclear por implosión con iniciación multipunto relativamente avanzada”.
El artículo de Jane’s reveló los intereses políticos subyacentes en la filtración del documento sobre los explosivos.
“El panorama que retratan los documentos contradice claramente la Evaluación de la Inteligencia Nacional de Estados Unidos, divulgada en diciembre de 2007, que dijo que Teherán había congelado su programa nuclear militar en 2003”, destacó.
Ese fue el argumento de Israel y sus simpatizantes en Estados Unidos tras esa evaluación, que pretendían desacreditar.
La AIEA menciona por primera vez el documento sobre los explosivos en un anexo a su informe de mayo de 2008, poco después de que se filtrara a Jane’s.
David Albright, director del Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional, que tuvo una estrecha relación con el director adjunto de la AIEA, Olli Heinonen, reveló en una entrevista con este corresponsal en septiembre de 2008 que Heinonen le había dicho que un documento obtenido ese año le había confirmado su confianza en anteriores documentos de inteligencia.
Albright agregó que ese documento “probablemente” venía de Israel.
El exdirector general de la AIEA, Mohamed El Baradei, desconfiaba de los documentos presuntamente iraníes que Washington compartió con la agencia. “Nadie sabía si algo de eso era real”, escribió en sus memorias en 2011.
El Baradei recuerda que la AIEA recibió más documentos presuntamente iraníes directamente de Israel en el verano boreal de 2009, con la descripción de un programa de cuatro años para producir un iniciador de neutrones para una reacción de fisión en cadena.
Kelley dijo que para El Baradei el documento carecía de credibilidad porque no tenía cadena de custodia, fuentes identificables, marcas oficiales ni nada que pudiera determinar su autenticidad. Esas mismas objeciones planteó Irán respecto del documento sobre los explosivos de gran potencia.
Mientras tanto, El Baradei resistió la presión de Estados Unidos y sus aliados europeos en 2009 para publicar un artículo sobre ese y otros documentos, incluido el referido a los explosivos, como anexo de un informe de la AIEA. Su sucesor en la dirección general, Yukia Amano, sí lo incluyó en la edición de noviembre de 2011.
Gareth Porter es un periodista de investigación independiente y ganador del Premio Gellhorn de periodismo en 2012. Es el autor de Manufactured Crisis: The Untold Story of the Iran Nuclear Scare (Crisis fabricada. La historia no contada del pánico por la capacidad nuclear de Irán).
Editado por Kitty Stapp / Traducido por Álvaro Queiruga
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Fuente : http://www.ipsnoticias.net/2014/10/historia-de-doc…
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