Un equipo de investigadores estadounidenses ha descubierto cómo reacciona el cerebro ante la discordia o falta de acuerdo entre las personas. Una gran cantidad de regiones cerebrales entran en acción en esos momentos de tensión, con el propósito ganar la discusión. Por el contrario, cuando hay acuerdo y concordancia, el cerebro muestra una actividad armoniosa y concentra su dinámica en las áreas sensoriales.
Mirando dentro del cerebro de dos personas en forma simultánea mientras discuten, con el objetivo de apreciar los cambios que tienen lugar en esas situaciones, científicos de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, han descubierto interesantes aspectos que hasta hoy se desconocían. Básicamente, hallaron que la discordia produce complejas interacciones entre múltiples regiones cerebrales, según una nota de prensa.
Si en algún momento hemos protagonizado o presenciado una intensa discusión sobre aspectos políticos, sociales, económicos o deportivos, sabemos que cada persona realiza todos los esfuerzos posibles para que su postura salga victoriosa. Ahora bien: ¿qué sucede exactamente en el cerebro mientras buscamos ganar la contienda dialéctica? ¿Cuál es la dinámica cerebral de la discordia?
Revolución neuronal
En función de los resultados de la nueva investigación, que fueron publicados en la revista Frontiers in Human Neuroscience, los especialistas concluyeron que se necesita mucho más espacio del cerebro para estar en desacuerdo que para estar de acuerdo. Es que en la discordia se activan múltiples regiones del cerebro involucradas en funciones cognitivas superiores, que se van movilizando a medida que la discusión se hace más compleja e intensa.
Todo nuestro cerebro es una red de procesamiento social, pero evidentemente las características de las relaciones sociales tienen un impacto diferente en el cerebro. Cuando reinan el acuerdo y la armonía, las imágenes cerebrales muestran actividades sincrónicas enfocadas en zonas sensoriales, algo muy distante a la “revolución neuronal” que provoca la discordia.
El punto neurálgico del hallazgo de los científicos estadounidenses es que existe una sincronicidad entre los cerebros cuando estamos de acuerdo. Pero ese acoplamiento neuronal se desconecta o desaparece cuando se piensa diferente sobre algún tema en concreto.
Opiniones cruzadas
Para desarrollar la investigación, los científicos trabajaron con 38 voluntarios adultos. Estas personas fueron consultadas sobre sus opiniones sobre diferentes temas que habitualmente suelen generar polémicas, como el matrimonio entre personas del mismo sexo o la legalización de la marihuana. Conocidas las respuestas, los investigadores agruparon a los participantes en pares para poder estudiar la actividad cerebral.
A través de una tecnología de imágenes denominada espectroscopia funcional de infrarrojo cercano, monitorearon y registraron la actividad cerebral mientras los participantes participaban en discusiones cara a cara. En momentos de acuerdo, las imágenes mostraban una actividad armoniosa concentrada en el sistema visual y otras regiones cercanas.
Por el contrario, cuando existían desacuerdos estas áreas del cerebro estaban menos activas. Al mismo tiempo, se activaban rápidamente otras regiones como los lóbulos frontales, encargados de las funciones ejecutivas de orden superior. ¿Cuál es el significado de estos cambios?
Compromiso cognitivo
Los expertos explicaron que en los períodos de discordia los dos cerebros involucrados utilizan muchos recursos emocionales y cognitivos con el propósito de lograr que una postura prevalezca sobre la otra. En el caso de los momentos de acuerdo, existe un menor compromiso cognitivo y una mayor interacción social.
De acuerdo a los científicos estadounidenses, comprender estas reacciones y su impacto en el cerebro resulta de gran importancia en un escenario de polarización y enfrentamiento con relación a ideas políticas, sociales o religiosas.
Referencia
Interpersonal Agreement and Disagreement During Face-to-Face Dialogue: An fNIRS Investigation. Joy Hirsch, Mark Tiede, Xian Zhang, J. Adam Noah, Alexandre Salama-Manteau and Maurice Biriotti. Frontiers in Human Neuroscience (2021).DOI:https://doi.org/10.3389/fnhum.2020.606397
Imagen: Sebastian Herrmann en Unsplash.
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