El World Economic Forum (Foro Económico Mundial), celebrado el pasado enero, ha dejado la siguiente impresión: que los líderes empresariales comienzan a considerar el altruismo, las creencias religiosas y los valores éticos como factores económicos, tal como señala en un reciente comentario la revista Science & Theology.
El World Economic Forum, organización independiente sin ánimo de lucro fundada en 1971 en Ginebra, Suiza, y financiada por 1.000 de las corporaciones más importantes del planeta, evalúa regularmente las condiciones económicas y competitivas de los países del mundo, en colaboración con organizaciones y especialistas de diversas universidades, como las de Harvard, Yale o Northwestern, entre otras.
El economista Colin Camerer, del California Institute of Technology, intervino en esta edición del Foro de Davos para señalar que ha surgido una nueva actitud, que puede considerarse altruista, en el seno de la clase empresarial, añadiendo que esta nueva actitud no se debe a que los ejecutivos quieran limpiar sus conciencias, sino a que, realmente, el altruismo resulta beneficioso para los negocios.
Tal como se recoge en el dossier del Foro de enero elaborado por PriceWaterhouse, temas como Culture, Religion and Making Money, Does an Economy Need Morals? y Economics Misbehaving, de la que Colin Camerer fue el ponente, dejan constancia de esta nueva actitud por parte de los ejecutivos más relevantes de nuestra economía global.
En su conferencia, a la que acudieron unos 30 empresarios, Camerer explicó que el dinero no debe ser la única motivación a la hora de montar, mantener y progresar en un negocio, ya que realmente existen motivaciones no económicas, entre las que se señaló principalmente la obtención de reconocimiento, respeto o éxito.
Cooperación versus egoísmo
Colin Camerer es una referencia en la Teoría Económica por sus investigaciones acerca de las bases psicológicas y neurobiológicas de la capacidad humana para tomar decisiones. Según sus teorías, resulta un obstáculo que los empresarios y ejecutivos pretendan únicamente ganar dinero, porque esta actitud los vuelve vulnerables: si comenten cualquier error acabarán pagando más dinero, por lo que no pueden cometerlos, algo que por otro lado resulta inevitable.
En vísperas del Foro de Davos, Camerer publicó en la revista Science un artículo en el que abunda en su argumentación señalando especialmente la importancia de las estrategias cooperativas, al considerar que son las que hacen que el mercado se vuelva más racional, en lugar de irracional y caótico, sometido sólo a intereses personales.
Camerer recordaba asimismo los resultados de experimentos que demuestran que ciertos juegos de estrategia pueden generar tanto comportamientos altruistas como irracionales o económicos, y que por lo tanto es posible estructurar estrategias que puedan mejorar la sociedad a partir de determinadas actuaciones empresariales.
La gente no siempre mira sólo por sí misma, considera Camerer, por lo que la reciprocidad también debe ser tenida en cuenta en el desarrollo de la economía: tanto la necesidad de lucro personal como la de bienestar social, deben ser consideradas por las empresas, con el fin de obtener beneficios para todos, no sólo para uno mismo.
Innovación en la Teoría Económica
Las teorías económicas tradicionales se han basado en la idea de que el ser humano actúa de forma racional, es decir, que sus comportamientos persiguen la maximización de sus intereses. Pero este principio está sujeto a una profunda revisión.
Desde hace veinte años, economistas del comportamiento se han venido interesando por los aspectos psicológicos de las actitudes de los consumidores, con la finalidad de desarrollar nuevos modelos económicos que permitan predecir los comportamientos que las teorías tradicionales no pueden anticipar, si bien esta nueva línea de investigación no ha aportado todavía resultados concluyentes.
Al amparo de esta reflexión, la así llamada neuroeconomía, tal como explica al respecto la revista Technologyreview, se ha abierto paso en el mundo del pensamiento económico, incorporando a esta reflexión las tecnologías que mejoran el conocimiento del funcionamiento del cerebro.
Las investigaciones de Camerer se enmarcan en este contexto y ponen de manifiesto que cuando la economía aborda los valores del altruismo, se relaciona asimismo con la reflexión sobre la importancia de los valores religiosos para la buena marcha de la economía, según quedó expuesto asimismo en el Foro de Davos de este año.
Tal como se explicó en el marco de la ponencia sobre economía y religión del Foro, el economista Robert Barro y el sociólogo Rachel McCleary han expresado en un artículo que las creencias religiosas son un factor de crecimiento económico, si bien reseñan al mismo tiempo el progreso alcanzado por algunas sociedades marcadas por su laicismo, que ha sido notable a pesar de adolecer de creencias religiosas.
La ponencia sobre la moral y la economía, en cuya elaboración participó el Patriarca Ecuménico de Turquía, Monseñor Bartholomew, destacó a su vez la creciente importancia de la ética, tanto por parte de empresarios como de consumidores, en la economía actual.
Altruismo, creencias religiosas, valores éticos, son nuevas variables a considerar en los comportamientos económicos, y el Foro de Davos de este año así lo ha registrado.
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