La empatía no es sólo el resultado de nuestra educación y nuestra experiencia, sino que también está influenciada por las variaciones genéticas, según una investigación europea. Los resultados se publican en Translational Psychiatry.
La empatía, que desempeña un papel fundamental en las relaciones humanas, es la capacidad de reconocer los pensamientos y sentimientos de otras personas, así como de captar el estado emocional de otro individuo y las reacciones que lo provocan. En el primer caso se habla de empatía cognitiva, en el segundo de empatía emocional.
La empatía de una persona se puede medir a través de un coeficiente que fue establecido hace 15 años por un equipo de científicos de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido. Este test, capaz de medir los dos tipos de empatía, ha constatado que unas personas son más empáticas que otras y que las mujeres, por lo general, son más empáticas que los hombres.
También ha determinado que las personas con autismo tienen dificultades con la empatía cognitiva, si bien conservan intacta la empatía afectiva.
Más de 46.000 personas
Basándose en ese test de empatía, los científicos británicos se han aliado con los de diferentes instituciones francesas para llevar a cabo el mayor estudio genético sobre la empatía, usando para ello los datos de más de 46.000 personas con autismo.
Estos pacientes no sólo contestaron al test de empatía para medir su sensibilidad hacia los demás, sino que además facilitaron una muestra de saliva para su análisis genético. Gracias a este análisis, los investigadores descubrieron que nuestra empatía es en parte genética: al menos una décima parte de esta variable humana está asociada a factores genéticos.
También confirmaron que las mujeres son de media más empáticas que los hombres, aunque no por ello muestran una diferencia en los genes que contribuyen a la empatía, tanto en hombres como en mujeres.
Eso quiere decir que la mayor empatía de las mujeres respecto a la de los hombres no es de origen genético, sino que se debe a otros factores, como la socialización, o bien factores biológicos no genéticos como las influencias hormonales prenatales, que son diferentes en ambos sexos.
Los investigadores observaron también que las variables genéticas asociadas a una menor empatía están asociadas a un riesgo más alto de padecer autismo. Varun Warrier, uno de los investigadores, explica en un comunicado que, aunque la genética sólo explica una décima parte de la empatía que muestran las personas, los factores genéticos son también esenciales.
Ir más lejos
Otro de los investigadores, Simon Baron-Cohen, añade que este estudio ayuda a comprender mejor al autismo, que adolece de la capacidad de imaginar y de comprender las emociones de los demás.
Esto puede dar lugar a una discapacidad tan grave como la dislexia o la discapacidad visual. “Nosotros, como sociedad, necesitamos apoyar a las personas con discapacidades, con métodos de enseñanza novedosos, soluciones alternativas o ajustes razonables para promover la inclusión», añade Baron-Cohen.
Esta investigación arroja luz sobre las influencias genéticas que sostienen la empatía humana, si bien, individualmente, cada gen desempeña un papel particular que es difícil de identificar.
Como conclusión, esta investigación ha establecido con meridiana claridad que los factores genéticos explican una décima parte del grado de empatía que tenemos las personas, y que la mayor empatía que tienen las mujeres no está inscrita en su ADN. También que un déficit de empatía puede derivar en autismo.
Los investigadores se proponen profundizar en este trabajo con más personas para, por un lado, validar estas conclusiones y, por otro lado, identificar las rutas biológicas asociadas a los diferentes niveles de empatía entre las personas.
Referencia
Genome-wide analyses of self-reported empathy: correlations with autism, schizophrenia, and anorexia nervosa. Translational Psychiatryvolume 8, Article number: 35 (2018). doi:10.1038/s41398-017-0082-6
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