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La especie humana no es el fin, sino el comienzo de la evolución

La especie humana no es el fin, sino el comienzo de la evolución

Nuestra especie no cambiará en el futuro por una lenta evolución biológica, sino por una nueva, rápida y directa evolución tecnológica que nos permitirá rediseñarnos a nosotros mismos en muchos sentidos. Esta aproximación futurista es conocida como transhumanismo y se basa en la premisa de que la especie humana no representa el fin de la evolución, sino el comienzo. La humanidad ya está empezando a conocer las implicaciones de esta evolución tecnológica, particularmente aquellas en el área de la moral. Es el camino hacia el «demiurgo» racional permanente en el espacio y el tiempo. Por José Cordeiro.

La especie humana no es el fin, sino el comienzo de la evolución

La cultura popular está familiarizada con una nueva terminología: ingeniería genética, cyborgs, inteligencia artificial, singularidad, posthumanismo. El término posthumano parece estar ganando más y más importancia año tras año, especialmente en los medios y círculos académicos, y entre la tecno-intelectualidad.

Futuristas como Alvin Toffer sugieren que el mundo se mueve rápidamente hacia una «cuarta ola» en la cual los seres humanos van a devenir ellos mismos en posthumanos, gracias a los numerosos y simultáneos avances tecnológicos. Tal cambio ha sido descrito por algunos expertos como análogo al cambio experimentado en la evolución de los simios a humanos.

Sin embargo, ya que los futuristas hacen estos grandes pronósticos, -y nosotros utilizamos el término posthumano con toda normalidad- ¿sabemos realmente lo que le espera al Homo Sapiens

Sencillamente, ¿cómo nos vamos a mejorar a nosotros mismos? ¿Qué queremos decir cuando nos referimos a la condición física de lo posthumano? ¿Cuál exactamente es el gran potencial para la vida inteligente? ¿A qué se parece la inteligencia avanzada?

Organismos posthumanos

Ya que estamos empezando a estar en la onda del rediseño humano, el destino es todavía muy desconocido. Pero a pesar de todas las preguntas no contestadas, tenemos unas cuantas pistas que nos pueden ayudar a especular sobre lo que realmente queremos decir por organismo posthumano —incluso siendo conscientes de que, con toda posibilidad, no nos espera un solo tipo de posthumano, sino varios.

Vamos a reinventar nuestras constituciones biológicas e introducir silicio, acero y microchips dentro de nosotros. Algunos quizás escojan residir como patrones de onda conscientes, mientras otros se convertirán a sí mismos en robots perdurables y lanzarse al espacio. Simultáneamente, crearemos formas de vida completamente nuevas, incluyendo la inteligencia artificial, incluso quizás una conciencia global.

El monopolio de la Humanidad como la única forma de vida consciente en el planeta pronto llegará a su fin, reemplazado por un gran número de reencarnaciones posthumanas. Además, la forma en la que nos rediseñemos a nosotros mismos podría cambiar fundamentalmente las formas en las que nuestra sociedad funciona, y plantear una cuestión crucial sobre nuestra identidad y moralidad como seres humanos.

Tecnologías y posibilidades

Los nuevos desarrollos en la ciencia y la tecnología ocurren tan rápidamente, que algunos podríamos empezar a soterrar nuestras capacidades de adaptación al cambio. Los ordenadores personales no existían hace 30 años, los teléfonos móviles no existían hace 20 años y la World Wide Web no existía hace 10 años.

En las ciencias biológicas, se han conseguido logros similares desde el descubrimiento de la estructura del ADN en 1953, incluyendo nuevos medicamentos, bioingeniería y técnicas de clonación.

Adicionalmente, en 2002, una criatura viviente -el polio virus- se ensambló pieza por pieza con varios elementos bioquímicos por científicos de la Universidad de New York. Hemos construido vida en el laboratorio.

Con el descubrimiento del genoma humano, la clonación y la creación de vida en un laboratorio, tareas ya tachadas en las listas de deberes de los biólogos, estamos empezando a ponderar las posibilidades futuras. Hoy, cosas como la nanotecnología y la criogenización parecen más plausibles que nunca.

Cambio acelerado

El cambio es no sólo muy rápido, sino que se está acelerando. Algunos expertos como Ray Kurzweil especulan sobre una venidera singularidad, en la cual la inteligencia artificial y las formas de vida artificiales darán alcance a la vida inteligente y la vida humana. La lenta evolución biológica parece acercarse rápidamente a su fin: nuestras especies van a continuar cambiando, no mediante una lenta evolución biológica, sino mediante una nueva, rápida y dirigida evolución tecnológica.

En la actualidad muchas fronteras ya son confusas. Las fronteras entre el nacimiento y la muerte, entre lo virtual y lo real, entre la moralidad y la inmoralidad, entre lo verdadero y lo falso, entre mundos interiores y mundos exteriores, entre el yo y el «no» yo, entre la vida y la «no» vida, incluso entre lo natural y lo «no» natural. ¿Qué es la vida? ¿Qué es la «no» vida? ¿Qué es la vida natural? ¿Qué es la vida «no» natural? ¿Qué es la vida artificial?

Estas son cuestiones profundas para el nuevo y profundo mundo del transhumanismo y consiguiente posthumanismo. Las respuestas son complicadas. Y quizá sean más difíciles para nosotros comprenderlas que para los monos, o incluso las hormigas, comprender nuestros problemas actuales.

De transhumano a posthumano

Tal y como ha emergido la posibilidad para el rediseño de la consciencia humana, también lo ha hecho un movimiento filosófico que considera las implicaciones. Esta aproximación al pensamiento orientado al futuro, conocido como transhumanismo, se basa en la premisa de que la especie humana no representa el fin de la evolución, sino el comienzo.

Los que apoyan este movimiento creen que lo que se requiere para gestionar el proceso es una aproximación interdisciplinaria para ayudarnos en el entendimiento y en la evaluación de las posibilidades para vencer las limitaciones a través del progreso científico.

Por último, los transhumanistas esperan ver oportunidades tecnológicas puestas al servicio de las personas, a fin de que vivan más tiempo, con una mejor salud, y mejorar sus capacidades intelectuales, físicas y emocionales.

El transhumanismo enfatiza que tenemos el potencial no de «ser», sino de «llegar a ser». No sólo podemos utilizar los medios racionales para mejorar la condición humana y el mundo exterior, sino también podemos usarlos para mejorarnos a nosotros mismos, particularmente el organismo humano. Y no estamos limitados sólo a los métodos, como la educación, la cual el humanismo (su predecesor filosófico) expone normalmente.

Nueva etapa humana

También el transhumanismo discute la disponibilidad de los medios que eventualmente nos permitirán ir más allá de lo que más nos describe como humanos.

Los transhumanistas creen que, a través la acelerada marcha del desarrollo tecnológico y el entendimiento científico, estamos registrando toda una etapa en la historia humana.

Los avances en inteligencia artificial, robótica, bio-ingeniería, clonación, criogenización, nanotecnología, nuevas energías, codificación del pensamiento bebés de diseño, cyborgs, química molecular, exploración espacial, inmortalidad y realidad virtual, nos van a conducir a un sustancial crecimiento físico y mental, posiblemente para converger a un punto de singularidad.

El histórico deseo humano de trascender las limitaciones corporales y mentales está profundamente entrelazado con la fascinación humana sobre el nuevo conocimiento, el cual es tan inspirador como aterrador.
La forma en que estas tecnologías sean utilizadas podría cambiar profundamente el carácter de nuestra sociedad, e irrevocablemente alterar las definiciones de nosotros mismos, y cómo hemos determinado nuestro lugar en el gran esquema de las cosas.

Especies emergentes

Si creemos que la evolucion biológica ha alcanzado un limite, ¿qué es lo que vendra luego? El ingeniero finlandés Pentti Malaska intentó contestar esta pregunta en 1997 durante un discurso en Brisbane, Australia, cuando era presidente de la Federación Mundial de Estudios sobre el Futuro. Malaska especula sobre varias generaciones de no humanos biodiseñados en la cadena de producción de la evolución.

Específicamente, describe el surgimiento de lo que él llama Bio-orgs, cybrogs, Silorgs, Symborgs y Cerebro Global. Los bio-orgs, particularmente el Homo Sapiens, son bio-organismos codificados proteínicamente, cuya infraestructura terrenal es su circunstancia «natural».

Los cyborgs, abreviación de «organismos cibernéticos», son híbridos biológicos y mecánicos que además de los entornos tradicionales, utilizan el espacio cercano.

Los organismos de silicio también están surgiendo, conocidos como Silorgs. Estas especies, reivindica Malaska, serán humanamente no humanos, adaptados mediante un ADN artificial sobre compuestos de silicio con amoníaco como disolvente, y diseñados básicamente para vivir en el espacio exterior.

La especie humana no es el fin, sino el comienzo de la evolución

Gran padre Internet

Los symborgs, organismos simbólicos, serán auto-reflexivos, auto-reproductivos, auto-conscientes, programas vivientes que habitarán en Internet como su infraestructura natural, y utilizando interfaces avanzados para la comunicación con otras especies. También conocidos como reencarnados, estos organismos residirán probablemente en superordenadores como conciencias instaladas.

Finalmente, teorizaba Malaska, estará el «Gran Padre Internet» —una mente global con una inteligencia y sabiduría superiores. Tal intelecto podría ser perfectamente un Cerebro Cuántico Global.

El economista australiano Paul Wildman, también un activo miembro del WFSF y del Proyecto del Milenio (de la Junta Americana para la Universidad de las Naciones Unidas), habla de las formas de vida alternas.

Wildman usa el concepto «borg» en su sentido histórico y genérico para identificar un organismo biónico, y define cinco borgs terrenales: Orgoborgs, GEborgs, Cyborg, Symborgs y Tecnoborgs.

Ya están aquí

Wildman describe a los Orgoborgs como formas de vida orgánica, incluyendo Humborgs (humanos) y nuevos e híbridos Brioborgs biodiseñados. GEborgs son organismos manipulados genéticamente, mientras los Cyborgs, Siliborgs, y Symborgs son esencialmente como los describe Malaska. Wildman también describe al Tecnoborg, una forma de vida con un esqueleto externo, como un insecto.

Según Wildman, algunas de estas nuevas formas de vida ya existen en un sentido técnico, ya que el 12% de la población actual de EEUU podrían ser considerados cyborgs que utilizan marcapasos electrónicos, prótesis artificiales, lentes de córnea implantadas, y piel artificial.

Todas las formas de vida son creaciones nuestras y poblarán nuestro mundo y rehaciéndonos genética y mecánicamente, y con ello, cambiando nuestra consciencia para siempre.

Implicaciones morales

Ya que la Humanidad se expresará indudablemente en un gran número de encarnaciones diferentes, esto traerá subsecuentemente el nacimiento de toda una nueva forma de vida: Inteligencia artificial.

El futuro estará habitado por diferentes formas de vida inteligente, y la humanidad está empezando a conocer las implicaciones, particularmente aquellas en el área de la moral.

La palabra «robot» fue creada en 1921 por el dramaturgo checo Karel Capek en su libro «RUR2 (Rossum’s Universal Robots). Fue inmortalizada en 1950 por Isaac Asimov en su libro «Yo, Robot».

Tres leyes robóticas

En todos los aspectos de su ficción, Asimov estableció la integración de los robots en la sociedad. Desarrolló las famosas Tres Leyes de la Robótica:

1. Un robot nunca herirá a un ser humano, o, pasivamente, permitirá que un ser humano sufra daño.

2. Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto cuando dichas órdenes estén en conflicto con la Primera Ley.

3. Un robot debe proteger su propia existencia, siempre y cuando dicha protección no esté en conflicto con la Primera y Segunda Ley.

Asimov mejoró su sistema y extrapoló la Ley Zero: Un robot no debe herir a la humanidad, o pasivamente, permitir que la humanidad sufra daño. También modificó las otras Tres Leyes consecuentemente.

Derechos de los robots

Por otro lado, los futuristas Phil McNall y el pakistaní Sohail Inayatullah escribieron «Los derechos de los robots» en 1987, y la feminista Donna Haraway publicó «Un Manifiesto Cyborg» en 1984. Ambos son documentos importantes que defienden los derechos de robots y cyborgs.

El experto en robótica Han Moravec firmó dos libros que trataban del surgimiento de los robots, y de las resultantes implicaciones en el futuro, «Mind Children» en 1988 y «Robot» en 1999. Moravec argumenta que los robots serán nuestros descendientes con derechos, y explica varias maneras de «cargar» una mente en un robot.

Similarmente, Marvin Minsky, uno de los padres de la inteligencia artificial en el MIT, escribió su famoso artículo «¿Heredarán los robots la Tierra?» en 1994, en Scientific American. Aquí, concluye: «Sí, pero ellos serán nuestros hijos».

Como estos autores y pensadores sugieren, necesitamos comenzar a prepararnos para la venidera realidad de los robots y de la inteligencia artificial. Para suavizar la transición a la condición posthumana, debemos prepararnos a nosotros mismos para la posibilidad de que la Tierra sea heredada no por una, sino varias formas de vida altamente inteligente y consciente.

Un buen comienzo

El cuerpo humano es un buen comienzo, pero podemos mejorar su calidad, y trascenderlo.

La evolución a través de la selección natural puede que esté acabando, pero la evolución tecnológica no ha hecho más que empezar, acelerándose considerablemente muy recientemente.

La tecnología, que empezó a mostrar dominio sobre los procesos biológicos por primera vez hace 100.000 años, está finalmente dando alcance a la biología como la ciencia de la vida.

Semilla humana

Tal y como el teórico en lógica Bart Kosko ha dicho: «La Biología no es el destino. Nunca ha sido más que una tendencia. Ha sido solamente una primera rápida y sucia forma en que la naturaleza ha computado con carne. Los chips son el destino.»

Y los fotoqubits probablemente vengan pronto después de los chips de silicio standard, pero incluso ellos son simplemente un medio para la eternidad de la vida inteligente en el Universo.

En el camino hacia el demiurgo racional permanente en el espacio y el tiempo, es vital estar al tanto de que más importante que crear es no destruir. Tal y como el escritor nortamericano David Zindell ha escrito: «¿Qué es un ser humano, entonces? Una semilla. ¿Una semilla? Una bellota que no tiene miedo de autodestruirse a sí mismo creciendo en un árbol.»

José Cordeiro estudió ingeniería en el MIT, económicas en la Universidad de Georgetown y finanzas en INSEAD, Francia. Es el presidente de la World Future Society Venezuela, y cofundador de la Asociación Transhumanista de Venezuela. También ha trabajado para la NASA y UNIDO, y ha escrito varios libros sobre diferentes aspectos del futuro de Latinoamérica. Se le puede contactar en jose@cordeiro.org.

Artículo publicado originalmente en Betterhumans. Se publica con autorización del autor. Traducción del inglés: Jaime Paz, cedida para Tendencias por cortesía de Pórtico Luna

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La investigación sobre el envejecimiento encuentra la luz al final del túnel

Ilustración de portada:
Gentileza de Agustín Espina

Jose Cordeiro

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