¿Cómo podría afectar la crisis económica que sufre Europa a la religiosidad de sus ciudadanos? Los resultados de un estudio realizado por científicos de la Universidad de Utrecht, en los Países Bajos, podrían responder a esta pregunta.
Los investigadores Tim Immerzeel y Frank van Tubergen, de dicha universidad, analizaron la relación entre la inseguridad de los ciudadanos europeos y sus niveles de religiosidad, en un total de 26 países.
Este análisis fue realizado con datos relativos al periodo 2002-2008 contenidos en la llamada European Social Survey (ESS), una encuesta en la que se registran las actitudes, creencias y patrones de comportamiento de diversas poblaciones europeas.
Todas las inseguridades influyen
Según explican Immerzeel y Van Tubergen en un artículo aparecido en European Sociological Review, en este análisis se extendió la “teoría de la inseguridad” al examen de la influencia de diversos tipos de inseguridades en los niveles de religiosidad, considerada ésta tanto en su dimensión pública (asistencia a servicios religiosos) como en su dimensión privada (subjetividad religiosa).
Los investigadores señalan que los resultados obtenidos respaldan la principal hipótesis de la teoría de la inseguridad, que señala que altos niveles de inseguridad están relacionados con un incremento de la religiosidad. Además, según estos resultados, todos los tipos de inseguridades jugarían un papel en dicho incremento.
Los autores del estudio constataron que, por una parte, la religiosidad aumenta entre los individuos que han vivido una guerra en su propio país o que han padecido el terrorismo, y entre aquéllos que han perdido a su pareja. Las personas divorciadas, en cambio, son menos religiosas.
Por otro lado, y según publica Epiphenom, el presente estudio ha revelado además que las personas que gozan de mejor salud son menos religiosas, aunque son más propensas a asistir a servicios religiosos (quizá porque, al estar sanas, es más fácil para ellas acceder a éstos).
Efecto de la inestabilidad económica
En lo que se refiere al ámbito económico, el estudio constató que la religiosidad es mayor entre aquellas personas con una posición insegura en sus puestos de trabajo, y también entre las personas cuyos padres están desempleados o tienen un estatus laboral bajo.
Asimismo, el grado de religiosidad es más elevado entre aquellos individuos que residen en países con escasa asistencia social pública o con altas tasas de desempleo.
En estos últimos, lo que se ha constatado es una mayor religiosidad pública entre los ciudadanos, es decir, una mayor tasa de asistencia a servicios religiosos.
Los resultados de este estudio coinciden en parte con los arrojados por una investigación previa realizada en 2009 por el propio Frank van Tubergen, en este caso en colaboración con otro investigador llamado Stijn Ruiter, del Instituto de los Países Bajos para el estudio del crimen y el cumplimiento de la ley (NARCIS),
No depende de la educación
Según publicó al respecto la revista ncr.nl ese mismo año, entonces se constató que, a pesar de lo que se cree, la educación no tiene efecto en el grado de religiosidad de los individuos sino que es la inseguridad social y personal de cada persona lo que más influye en este sentido.
El estudio analizó en este caso la situación de 60 países incluidos en la World Values Survey, y evaluó exclusivamente la religiosidad pública (asistencia de los ciudadanos a servicios religiosos) y su relación con la inseguridad.
Según explicó en 2009 Van Tubergen, se suele pensar que “las personas más educadas confían en otros factores y tienen menos fe en aquellas creencias que no pueden ser validadas o falseadas. Al menos ésa es la teoría. Pero la verdad que no es eso lo que hemos encontrado en nuestro estudio”.
El científico añadió: “La incertidumbre económica tiene un impacto enorme en la asistencia a los servicios religiosos”. De hecho, “en países con una gran desigualdad socio-económica, incluso los ricos acuden a menudo a la iglesia porque saben que podrían perderlo todo en cualquier momento”.
Ésta no es la primera investigación que revela una relación entre la inestabilidad económica y la religiosidad. De hecho, en 2010, otro estudio llevado a cabo en Estados Unidos por dos sociólogos, señaló que los problemas económicos que atraviesa Occidente podrían potenciar un aumento de la religiosidad en nuestras sociedades.
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