Un estudio realizado con truchas ha descubierto que la radioactividad pasa de unos peces irradiados con rayos X a otros por el mero hecho de entrar físicamente en contacto a través de un mismo medio acuoso.
El contagio también se produce sólo por compartir el medio acuoso sin contacto directo con los peces irradiados, lo que desvela que la radioactividad se transmite de unos organismos a otros a través del agua. Los resultados de esta investigación los publica la revista Environmental Science & Technology.
El estudio, realizado por los científicos de la universidad McMaster en Ontario, Canadá, Colin Seymour y Carmel Mothersill, acerca de los efectos de la radiación, descubrió que truchas expuestas a rayos X podían pasar dichos efectos a peces que no se habían visto sometidos a radiación.
Tal como se explica la mencionada Universidad en un comunicado, este es el primer estudio que demuestra el contagio de la radiación entre animales, subrayando la necesidad de investigar si este fenómeno podría darse también entre humanos.
Fenómeno natural
La radiactividad o radioactividad es un fenómeno físico natural mediante el cual algunas sustancias o elementos químicos llamados radiactivos, emiten radiaciones que tienen la propiedad de impresionar placas fotográficas, ionizar gases, producir fluorescencia, atravesar cuerpos opacos a la luz ordinaria, etc. La radiactividad se utiliza para la obtención de energía, para usos médicos (radioterapia y radiodiagnóstico) y en aplicaciones industriales (medidas de espesores y densidades entre otras).
Hasta ahora se sabía que personas muy contaminadas por radioactividad pueden contaminar a otras personas o las superficies que tocan. Por ejemplo, las personas que tengan polvo radioactivo en su ropa pueden extender la contaminación al sentarse o al abrazar a otra persona.
Asimismo, las personas internamente contaminadas pueden exponer a otras personas cercanas a la radiación a través de los fluidos corporales, como la sangre, el sudor o la orina, si otras personas entran en contacto con estos fluidos.
Sucede lo mismo en las células
Asimismo, diversos estudios previos con cultivos de células habían demostrado que dosis pequeñas de radiación por iones daban lugar a efectos en tejidos cercanos, no expuestos, que sufrían la muerte de sus células, mutaciones e incluso la aparición de tumores. Pero en animales vivos se han realizado pocas investigaciones a este respecto. Los peces resultan candidatos óptimos para estos estudios, porque se comunican en el agua químicamente.
Para comprobar si los peces irradiados contagiaban con sus señales de radiación a sus congéneres, Seymour y Mothersill irradiaron a parejas de truchas arcoiris, pertenecientes a la especie de las llamadas truchas Salvelinus fontinalis, con rayos X durante cinco minutos en un tanque lleno de agua. Estas truchas son de lago y de color marrón.
El total de radiación recibida por estos peces fue de 0,5 gray o Gy. Un gray es la absorción de un Julio de energía de radiación por cada kilogramo de materia. En el SI (Sistema Internacional de Unidades) la unidad de energía es el julio. Se define como el trabajo realizado cuando una fuerza de 1 newton desplaza su punto de aplicación 1 metro.
La cantidad de radiación recibida por los peces supone un aumento considerable con respecto a los niveles de radiación medioambientales, procedentes de fuentes naturales, como el radón. Sin embargo, es una cantidad significativamente menor a la de las dosis que el ser humano recibe de las terapias radioactivas contra el cáncer, por ejemplo.
Posteriormente, los peces fueron puestos en otro tanque de agua con una pareja de truchas sanas, sin irradiar, durante dos horas. Además, otra pareja más de truchas no irradiadas fue colocada en el tanque en el que los peces habían recibido la radiación de los rayos X. Cada experimento se repitió cuatro veces. Después, los investigadores mataron a las truchas de un golpe en la cabeza para diseccionar sus cadáveres.
Disección y descubrimientos
El examen reveló que todas las truchas arcoiris sufrían efectos de radiación similares: en todas ellas había aumentado el número de células muertas en cinco órganos diferentes y otras células mostraban proteínas asociadas con respuestas a la radiación. Los órganos fueron extraídos de todos los peces para ser analizados y sus tejidos se cultivaron siguiendo técnicas preestablecidas.
La conclusión es que los peces irradiados segregaron elementos químicos, aún no identificados, que fueron soltados en el agua, lo que produjo efectos radioactivos, tanto en los peces expuestos a la cercanía con las truchas que habían recibido los rayos X, como a aquellos que no habían estado cerca de ellos pero que habían compartido el medio acuoso.
La aparición de daños derivados de la radiación o de respuestas típicas a ésta en células y tejidos no irradiados, sería por lo tanto consecuencia de la exposición a bajos niveles de radiación ionizante. Las respuestas variaron según el tipo de célula del extracto de tejido original. Las agallas y las aletas mostraron las respuestas más pronunciados.
Pero aún hay pocos trabajos que hayan analizado estos efectos, que implican que la radiación afecta a organismos vivos no directamente expuestos a ella, sino en contacto con otros que sí lo hayan estado.
La importancia del descubrimiento radica en que alerta acerca de los riesgos de la radiación en humanos y otros animales, si entran en contacto con individuos contaminados por este tipo de radiaciones. Esta hipótesis plantea la urgencia de nuevas investigaciones a otros niveles biológicos.
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