Las madres y las embarazadas sirias en el mayor campo de refugiados del Kurdistán iraquí son consideradas relativamente afortunadas. El número oficial de refugiados sirios superó los tres millones a fines de agosto. Las mayores concentraciones se encuentran en Líbano, con 1,1 millones de personas, Turquía, con más de 800.000, y Jordania, con más de […]
Por Shelly Kittleson
DOHUK, Iraq, Sep 19 2014 (IPS)
Las madres y las embarazadas sirias en el mayor campo de refugiados del Kurdistán iraquí son consideradas relativamente afortunadas.
El número oficial de refugiados sirios superó los tres millones a fines de agosto. Las mayores concentraciones se encuentran en Líbano, con 1,1 millones de personas, Turquía, con más de 800.000, y Jordania, con más de 600.000. En todos los casos hay una fuerte preocupación por la escasez de servicios de salud para las embarazadas.Aunque algunas personas en el campamento de Domiz viven en tiendas de campaña en los extremos del recinto, con poco acceso a los servicios básicos de saneamiento, otras residen en pequeñas instalaciones similares a contenedores junto a tiendas de ropa y de comestibles, y gozan del derecho a la asistencia sanitaria pública.
En Líbano, por ejemplo, que alberga al mayor número de desplazados sirios, 76 por ciento de los cuales son mujeres y niños, la Agencia de la ONU para los Refugiados tuvo que reducir en 2013 su cobertura del gasto de los partos de 100 a 75 por ciento, debido a la escasez de fondos.
Mientras, el campamento de Domiz, en la norteña provincia iraquí de Dohuk, aloja a más de 100.000 personas, en su mayoría kurdos sirios, pero está en una zona geográfica, Iraq, con una cobertura de 189 por ciento de sus solicitudes de financiación de ayuda humanitaria en 2014.
Por el contrario, el Plan de Respuesta Humanitaria para Siria tiene apenas un 33 por ciento de cobertura en su vasta zona geográfica, que incluye a Siria, Iraq, Jordania, Líbano y Egipto.
Aunque algunas personas en el campamento de Domiz viven en tiendas de campaña en los extremos del recinto, con poco acceso a los servicios básicos de saneamiento, otras residen en pequeñas instalaciones similares a contenedores junto a tiendas de ropa y de comestibles, y gozan del derecho a la asistencia sanitaria pública.
Esto no implica que reciban atención médica de calidad, sin embargo. Halat Yousef, una joven madre que habló con IPS en Domiz, dijo que tras un parto anterior que tuvo en Siria se le indicó que en el futuro sus hijos tendrían que nacer por cesárea.
Pero cuando llegó al hospital público de Dohuk no le dieron cama, le indicaron que regresara en una semana y que tendría que dar a luz normalmente. También le informaron que tenía hepatitis.
Por suerte, su marido se dio cuenta de la gravedad de la situación y la llevó a la capital, donde de inmediato le realizaron una cesárea y concluyeron que no tenía hepatitis. IPS se reunió con ella cuando salía de la clínica de salud del campamento con su bebé de 10 días en brazos.
Hasta hace poco, muchas madres simplemente daban a luz en las tiendas de campaña. Pero el 4 de agosto, la organización humanitaria Médicos sin Fronteras (MSF) abrió una unidad de maternidad en el campamento que ofrece chequeos prenatales, servicios de parto por parteras capacitadas por la organización y vacunas posnatales proporcionadas por el personal, integrado por refugiados.
Las embarazadas también reciben información sobre lactancia materna y consejos de planificación familiar, explicó el jefe del equipo médico de MSF en el campo, el mexicano Adrián Guadarrama.
MSF calcula que cada año nacen 2.100 niños y niñas en el campo, además de los nacidos de refugiadas fuera del mismo.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) proporciona desde hace mucho tiempo kits de parto seguro a los profesionales médicos. También trabaja para prevenir el embarazo no deseado y ofrece anticonceptivos a quienes lo soliciten, garantizando así que los embarazos sean planificados, deseados y seguros.
Los kits contienen una pastilla de jabón, una lámina de plástico transparente para que la mujer se acueste, una hoja de afeitar para cortar el cordón umbilical, un lazo esterilizado para atar el cordón umbilical, una manta para abrigar a la madre y al bebé, y guantes de látex.
El coordinador humanitario del UNFPA, Wael Hatahet, dijo a IPS que hasta el momento los programas destinados a los refugiados sirios en el Kurdistán iraquí recibieron fondos suficientes para cubrir los servicios necesarios, y que por eso ” la situación ya no es de emergencia” para ellos.
Una buena parte del crédito corresponde, según Hatahet, al gobierno regional del Kurdistán, que a pesar del drástico recorte de fondos públicos del gobierno central como parte de un tire y afloje entre ambos, continúa dando su apoyo a los refugiados sirios que vienen principalmente de zonas kurdas fuera de Iraq.
Muchos residentes expresaron su insatisfacción con IPS por lo que consideran el “trato privilegiado” que reciben los refugiados sirios mientras que ven como mucho mayor el padecimiento de una gran cantidad de personas desplazadas que llegaron a la región en los últimos meses, después de que el grupo extremista Estado Islámico (EI) conquistara vastas extensiones del territorio iraquí en junio.
Incluso Hatahet, él mismo de origen sirio, aseguró haber visto a “desplazados internos iraquíes que llevan la misma ropa desde hace 15 días”.
”Obviamente tratamos de apoyarles con ropa” y otros elementos, “pero es muy, muy triste” su situación, subrayó.
Sin embargo, también precisó que “casi todas las operaciones destinadas a los desplazados internos tienen el apoyo del Fondo Saudita para el Desarrollo”, por un total de 500 millones, “que es estrictamente para los desplazados internos y no para los refugiados” de otras partes.
Hatahet expresó la preocupación de que si la atención se desplaza hacia los desplazados internos iraquíes, podría traducirse en el retroceso de los logros que alcanzó esta área geográfica con respecto a la crisis de refugiados de Siria.
El funcionario dijo que la comunidad internacional debe recordar que ”tenemos 100.000 refugiados dispersos dentro de la comunidad de acogida” y no solo en los campamentos.
La oficina turca del UNFPA dijo a IPS que ”se calcula que alrededor de 1,3 millones de refugiados sirios ingresaron a Turquía, de los que solo una quinta parte se quedan en los campamentos debido al espacio limitado. De ellos, 75 por ciento son mujeres y niños menores de 18 años”.
“Las mujeres y las niñas en edad reproductiva, en situación de guerra y desplazamiento son especialmente vulnerables a la violencia de género, incluida la violencia sexual, el matrimonio precoz y forzado, embarazos de alto riesgo, abortos inseguros, partos de riesgo, escasez de servicios de planificación familiar y de productos básicos, y enfermedades de transmisión sexual”, explicó.
Editado por Phil Harris / Traducido por Álvaro Queiruga
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Fuente : http://www.ipsnoticias.net/2014/09/la-suerte-de-la…
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