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Las aves cantan en estructuras sintácticas

La sintaxis no es exclusiva de los humanos, según un estudio internacional, que ha demostrado que el ave carbonero común japonés transmite significados complejos, como «¡cuidado, venid aquí!», mediante la combinación de cantos simples, que significan «¡cuidado!» y «ven aquí» por separado.

Las aves cantan en estructuras sintácticas

El lenguaje es una de las características que definen a los seres humanos: Nos permite generar significados ilimitados a partir de un número finito de elementos fonéticos. Utilizando las reglas sintácticas, los seres humanos son capaces de combinar palabras para formar frases y oraciones, y por lo tanto atribuir significado a varias cosas y actividades.

Las investigaciones sobre sistemas de comunicación sugieren que los primates no humanos y las aves también han desarrollado la capacidad de asignar significados a elementos vocales arbitrarios. Pero hasta ahora, la evolución de la sintaxis se ha considerado exclusiva del lenguaje humano.

Biólogos evolutivos de la Universidad de Posgrados para Estudios Avanzados (Japón), la Universidad de Uppsala (Suecia) y la Universidad de Zúrich (Suiza) están cuestionando ahora este punto de vista. Por primera vez, estos investigadores han demostrado que los carboneros comunes japoneses (Parus minor) han desarrollado reglas sintácticas.

Estas pequeñas aves son conocidas por su gran repertorio vocal, y el equipo descubrió que utilizan una variedad de cantos y combinaciones de cantos para interactuar unos con otros en situaciones específicas. La combinación de sonidos «canto ABC», por ejemplo, significa «¡cuidado!». Los carboneros los utilizan cuando un gavilán u otro depredador está cerca: una situación potencialmente peligrosa.

Por el contrario, el «canto D» significa «ven aquí», una llamada utilizada por las aves al descubrir una nueva fuente de alimento o cuando quieren que su pareja venga al nido.

Las aves cantan en estructuras sintácticas

Combinaciones

Los carboneros combinan con frecuencia estos dos cantos, formando «ABC-D», cuando, por ejemplo, se encuentran con los depredadores y se unen para disuadirles.

Al escuchar una grabación de estos cantos reproducidos en el orden natural ABC-D, las aves se alarman y se juntan. Cuando, sin embargo, el orden se invierte artificialmente para formar D-ABC, las aves no responden.

Por lo tanto, los investigadores han llegado a la conclusión de que la sintaxis no es exclusiva del lenguaje humano: También ha evolucionado independientemente en las aves.

«Los resultados conducen a una mejor comprensión de los factores que subyacen en la evolución de la sintaxis. Gracias a que los carboneros combinan diferentes llamadas, son capaces de crear un nuevo significado con su limitado vocabulario. Eso les permite desencadenar diferentes reacciones de comportamiento y coordinar interacciones sociales complejas», dice Michael Griesser, del Instituto de Antropología de la Universidad de Zúrich, en la nota de prensa de ésta. Se cree que estos factores pueden haber contribuido al desarrollo del lenguaje en los seres humanos.

Precedentes

Otro estudio anterior de la Universidad de Zúrich junto con la de Exeter (Reino Unido) demostró que el ave gárrulo coronirrufo puede transmitir distintos significados modificando fonemas únicos, al igual que hacemos los humanos al cambiar de “perro” a “cerro”, por ejemplo.

Una teoría del Massachusetts Institute of Technology (MIT, EE.UU.) sugiere que el lenguaje humano surgió de una combinación entre las formas del canto de los pájaros y de la comunicación de otros primates. De las aves se derivó la parte melódica de la lengua; de los primates no humanos, la parte pragmática, portadora del contenido del discurso. En algún momento de los últimos 100.000 años, ambas capacidades se fundieron para dar lugar al lenguaje humano que conocemos hoy, teorizan.

Además, MIT ha demostrado que los genes del habla humana y los del canto de los pájaros son los mismos, y que hay una actividad neuronal subyacente similarmente compleja.

Referencia bibliográfica:

Toshitaka N. Suzuki, David Wheatcroft, Michael Griesser: Experimental evidence for compositional syntax in bird calls. Nature Communications (2016). DOI: 10.1038/ncomms10986.

RedacciónT21

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