La genética afecta y condiciona nuestros estados de ánimo, determinando ciertas características del cerebro que nos inducen a ver la vida con cierto pesimismo. Lo ha descubierto una investigación realizada en el Southwestern Medical Center de la universidad de Texas y el Central Texas Veterans Health Care System, según la cual un gen relacionado con enfermedades mentales aumenta de tamaño a una región del cerebro denominada pulvinar, encargada de las emociones negativas. El pulvinar es uno de los núcleos del tálamo cerebral, y se divide en los subnúcleos oral, inferior, lateral y medio.
Según publica el Southwestern Medical Center en un comunicado, ciertos genes pueden hacer aumentar el tamaño de esta área cerebral, por lo que las regiones del cerebro que reciben sus señales estarían más influenciadas por ellas en individuos que genéticamente hayan propiciado su desarrollo excesivo, lo que los convertiría en tendentes a tener emociones negativas.
Los resultados de este estudio, que ha sido dirigido por el profesor de psiquiatría de dicho centro, Dwight German saldrán próximamente publicados en la revista Biological Psychiatry.
Menos serotonina
Los investigadores se centraron en un gen relacionado con un neurotransmisor, la serotonina, que es uno de los mensajeros químicos que los nervios utilizan para comunicarse unos con otros. La serotonina es una sustancia que ejerce una gran influencia sobre el sistema psiconervioso, por lo que a menudo se la denomina “hormona del humor”.
Unas células nerviosas específicas que liberan serotonina, las moléculas denominadas transportadoras de serotonina o SERT, pueden devolver también dicha sustancia química al interior de las células, impidiendo la expansión normal de serotonina en el cerebro.
Si este proceso sucede, la serotonina tiene una influencia breve en las neuronas. Medicamentos como el prozac pueden prevenir esta reabsorción celular de serotonina, y por eso suelen ser recetados a los pacientes con depresión.
Genes que gestionan
El gen que determina las características de las moléculas transportadoras de serontonina y su correcto funcionamiento puede tener dos variantes: una corta (SERT-s) o una larga (SERT-l). Cada individuo puede portar dos variantes cortas, una corta y una larga o dos variantes largas. Se calcula que alrededor de un 17% de la población tiene dos copias del gen SERT-s.
Los individuos con esta característica son más sensibles a los estímulos emocionales y, por tanto, más tendentes a sufrir depresiones que la gente que sólo tiene un SERT-s o dos SERT-l.
Los investigadores estudiaron los cerebros de 49 personas fallecidas, con y sin enfermedades psiquiátricas. Sus cerebros fueron seccionados, se midió el tamaño del pulvinar, se contabilizó el número de células nerviosas y se analizó la variedad de genes SERT presentes en cada individuo.
Así, descubrieron que los sujetos portadores de dos genes SERT-s tenían un pulvinar un 20% mayor y contenían un 20% más de células nerviosas –alrededor de 1,5 millones más- que los sujetos que tenían uno o dos genes SERT-l.
Más células nerviosas
German señala que los genes SERT-s amplían sólo ciertas áreas del cerebro y que, de hecho, se asocian a la reducción de otras áreas cerebrales. Sin embargo, se ha demostrado con esta investigación que el cerebro es muy distinto en personas con depresión, lo que debería tenerse en cuenta a la hora de definir tratamientos.
Asimismo, se podrían determinar las tendencias genéticas de los individuos para intervenir antes de que el sistema se vea alterado.
Un estudio anterior realizado también por German y publicado en 2004 en The American Journal of Psychiatry había señalado ya que las personas con depresión severa tienen más células nerviosas en la región del cerebro relacionada con el control de las emociones.
Según informó entonces el UT Southewestern Medical Center, el estudio de pacientes fallecidos, algunos de ellos diagnosticados con desorden depresivo grave, mostró que éstos tenían un 31% más de media del número de células nerviosas que los demás en una parte del tálamo relacionada con la regulación emocional.
Asimismo, el tálamo era más grande en ellos que en el resto de los pacientes analizados, alrededor de un 16%.
Ambos estudios respaldan por tanto la hipótesis de la existencia de anomalías estructurales en el cerebro, que serían responsables de la depresión. Estas diferencias conllevan comportamientos variados.
Diversas causas
La depresión, que afecta a uno de cada ocho adolescentes y sólo en España a más de cuatro millones de personas, no tiene una única causa, si bien el estudio de la Universidad de Texas destaca la importancia de la genética en lla génesis de su formación.
Son muchos los factores que desempeñan un papel, incluidos la genética, el entorno, el estado de salud, los sucesos de la vida y determinados patrones de pensamiento que afectan las reacciones de las personas frente a los acontecimientos.
Las investigaciones han revelado que la depresión es hereditaria y sugieren que algunas personas heredan genes que los hacen más propensos a la depresión. Pero no toda persona que tiene propensión genética a la depresión se deprime. Y muchas otras que no tienen una historia familiar ligada a la depresión sí la sufren. Por lo tanto, si bien los genes son un factor, no constituyen la única causa de la depresión.
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