Los resultados de diversas investigaciones, realizadas en el campo de la psicología, han sugerido que las personas religiosas se sienten mejor consigo mismas y son más propicias a tener una autoestima alta y a estar más adaptadas socialmente que los individuos no creyentes.
Un estudio reciente, realizado por científicos de la Universidad de Humboldt de Berlín, de la Universidad de Southampton, en Inglaterra, y de la compañía alemana Affinitas GMBH, matiza sin embargo estos hallazgos previos.
Según la investigación, el bienestar que propician las religiones se da sólo en aquellos países en los que se le otorga un gran valor a la religión.
Religiosidad y sociedad
Los investigadores realizaron su análisis a partir de datos de eDarling, uno de las principales webs de encuentros de Europa. Con sede en la ciudad alemana de Berlin , este site está gestionado por Affinitas GmbH y financiado principalmente por Rocket Internet GmbH y eHarmony.
La página web de eDarling aplica extensos cuestionarios a sus clientes, para buscarles citas potenciales. Entre las preguntas que se les hacen se incluyen cuestiones sobre la importancia que los usuarios de la página dan a sus creencias religiosas personales, así como sobre su autoestima social y el grado de adaptación psicológica que tienen.
En total, los investigadores Jochen Gebauer, de la Universidad de Humboldt, Constantine Sedikides, de la Universidad de Southampton, y Wiebke Neberich, de Affinitas GmbH, utilizaron las respuestas de 187.957 personas para elaborar su análisis.
Como en otros estudios, en este caso los especialistas también constataron que las personas más religiosas también eran las que presentaban una autoestima más alta y las que se sentían mejor adaptadas psicológicamente.
Los científicos sospecharon que la razón de esta diferencia podía radicar en las sociedades en las que estas personas vivían: tener determinados valores sociales en sociedades religiosas puede propiciar una autoestima social más alta y una adaptación psicológica mejor, teorizaron.
Resultados de las comparaciones
Los individuos del estudio vivían en 11 países europeos distintos, desde Suecia, el país menos religioso del planeta, a la devota Polonia católica.
Los investigadores compararon las situaciones religiosas de los diversos países, con las creencias y el estado psicológico de las personas analizadas. De esta forma comprobaron que, como media, los creyentes sólo obtenían beneficios psicológicos a partir de su religiosidad si vivían en un país en el que se valoraba la religión.
Por el contrario, en aquellos países en los que la mayoría de la población no era religiosa, los individuos religiosos del estudio no mostraron una autoestima más alta.
Según declaraciones de Gebauer aparecidas en un comunicado de la Association for Psychological Science de Estados Unidos, la religiosidad mejora la autoestima sólo si se vive inmerso en un sistema social que valora la religiosidad.
De esta forma, una persona muy religiosa tendrá una autoestima social alta en Polonia, un país muy religioso, pero no en un país no religioso, como Suecia.
Los autores del estudio creen que este mismo efecto podría hallarse si se comparan diversos estados de Estados Unidos (país en el que hay estados muy religiosos y otros que no lo son) e incluso diversas ciudades, como Bavaria (una ciudad muy religiosa de Alemania) o Berlín, ciudad alemana en la que muy poca gente es religiosa.
Los resultados obtenidos en la presente investigación aparecerán próximamente detallados en la revista Psichological Science, una publicación de la Association for Psychological Science.
Diversos factores sociales implicados
La relación entre el bienestar propiciado por la religiosidad y determinados factores sociales ha sido analizado en diversos estudios previos. Por ejemplo, una investigación de especialistas de la Universidad de Illinois, en Estados Unidos, reveló en 2011 que la gente religiosa es más feliz, pero sólo si vive en países o sociedades pobres que no les proporcionan seguridad, oportunidades laborales o una buena educación.
Por otro lado, un estudio realizado por psicólogos de la Universidad de Edimburgo, y publicado el mes de mayo pasado, arrojó resultados muy similares a los obtenidos por Gebauer y sus colaboradores: en él se constató que la religiosidad puede hacer que la gente se sienta más feliz, pero sólo en aquellos casos en los que el grado de religiosidad individual se ajusta al grado de religiosidad de la sociedad.
Por último, otra investigación, llevada a cabo en 2010 por especialistas de diversas universidades norteamericanas, reveló que la religiosidad puede fomentar la satisfacción vital, al propiciar el establecimiento de relaciones sociales íntimas y cercanas.
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