El mayor estudio cuantitativo sobre los aullidos de los cánidos, y el primero en usar el aprendizaje de máquinas, ha definido los diferentes tipos de aullido y encontrado que los lobos los usan más o menos dependiendo de su especie, como si fueran dialectos.
Los investigadores dicen que los hallazgos podrían ayudar a los esfuerzos de conservación de los lobo y arrojar luz sobre la evolución más temprana de nuestro propio uso del lenguaje.
El estudio, realizado con lobos, chacales y perros domésticos, ha demostrado que las diversas especies y subespecies tienen repertorios distintivos de aullidos, o «huellas vocales»: los diferentes tipos de aullidos se utilizan con diferente regularidad dependiendo de la especie.
Los investigadores utilizaron algoritmos de computadora para analizar los aullidos, destilando más de 2.000 aullidos de 21 tipos diferentes, basándose en el tono y la fluctuación, y determinando los distintos patrones.
Encontraron que la frecuencia con la que se utilizan los tipos de aullidos -de plano a altamente modulado- correspondía a la especie de cánido, ya fuera perro o coyote, así como a la subespecie de lobo.
Por ejemplo, el repertorio de aullidos del lobo gris es pesado, con aullidos bajos y planos, y sin los aullidos altos, más habituales de los lobos rojos, en peligro de extinción.
El investigador principal, Arik Kershenbaum, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), describe estos repertorios de aullidos distintivos como equivalentes a los dialectos vocales. A su juicio, los resultados podrían ser utilizados para rastrear y gestionar mejor las poblaciones de lobos salvajes, y ayudar a mitigar el conflicto con los agricultores.
Humanos
Los orígenes del desarrollo del lenguaje en los seres humanos son misteriosos, dado que las vocalizaciones de nuestros parientes biológicos más cercanos, tales como los chimpancés, son relativamente simples.
Kershenbaum y sus colegas creen que el estudio de los sonidos de otras especies inteligentes que utilizan la comunicación vocal para el comportamiento cooperativo -como los lobos y delfines- puede proporcionar pistas sobre la evolución más temprana de nuestro propio uso del lenguaje.
«Los lobos pueden no estar cerca de nosotros taxonómicamente, pero su comportamiento ecológico en una estructura social es muy cercano al de los humanos. Por eso los perros domesticados son muy similares a nosotros», dice Kershenbaum, del Departamento de Zoología, en la nota de prensa de la universidad.
«Comprender la comunicación de las especies sociales existentes es esencial para el descubrimiento de las trayectorias evolutivas que dieron lugar a una comunicación más compleja en el pasado, y que con el tiempo llevaron a nuestra propia capacidad lingüística», dice.
La investigación fue realizada por un equipo de científicos del Reino Unido, Estados Unidos, España (Vicente Palacios, de la Universidad de Valencia) e India, y está publicado en la revista Behavioural Processes.
Aullidos
Los investigadores hicieron uso de aullidos registrados de animales tanto en cautividad como silvestres, de Australia, la India, Europa y los Estados Unidos, creando una base de datos de 6.000 aullidos que se redujo a 2.000 para el estudio. Esto incluyó peinar YouTube en busca de aullidos de perros domésticos.
Los audios se incorporan después a algoritmos de aprendizaje automático para clasificar los aullidos en tipos discretos. Los estudios anteriores sobre aullidos han tenido que depender de comparaciones subjetivas de humanos observando los patrones de ondas sonoras, pero los nuevos algoritmos permitieron una comparación objetiva, revelando que las diversas especies tienen repertorios de aullidos característicamente diferentes.
Especies
Aunque los repertorios de la mayoría de las 13 especies analizadas eran muy distintas, algunas presentaban una estrecha similitud entre sí, que puede influir en el mestizaje, y, en al menos uno de los casos, ponen en peligro la supervivencia de una especie.
Los lobos rojos, que sufrieron la caza y llegaron al borde de la extinción a mediados del siglo XX, eran los objetivos de un programa de reintroducción instigado por el gobierno de Estados Unidos, que recientemente se ha parado debido a la falta de éxito.
Parte del problema era que los lobos rojos se cruzaban con los coyotes, y la hibridación resultante diluía los intentos por mantener esta rara especie de lobo. Los investigadores encontraron coincidencias significativas entre el vocabulario de aullidos del lobo rojo y el del coyote -en ambos casos con preferencia por los aullidos quejumbrosos, altamente modulados, clasificado por los investigadores como «tipo 3».
«La supervivencia de los lobos rojos en la naturaleza está amenazada por el entrecruzamiento con los coyotes, y encontramos que el comportamiento aullante de las dos especies es muy similar. Esta puede ser una razón por la que son tan propensos a aparearse entre sí, y tal vez podamos aprovecharnos de las diferencias sutiles que hemos descubierto para mantener las poblaciones separadas», dice Kershenbaum.
Otros usos en la conservación animal de los nuevos hallazgos pueden implicar el uso de grabaciones para recrear aullidos que marcan el territorio, fomentando así que las manadas de lobos se mantengan alejadas de explotaciones agrícolas y ganaderas.
Significado
Sin embargo, sabemos muy poco sobre el significado de los diferentes tipos de aullido y lo que en realidad están comunicando, dice Kershenbaum, porque -como con los delfines, otra especie muy vocal, inteligente y social que él también estudia- los lobos son extremadamente difíciles de estudiar en libertad.
«El comportamiento de lobos no se ve en los parques zoológicos, sólo en la naturaleza, y hace falta saber donde están los animales cuando aúllan para tratar de discernir significados. Pero, al igual que con las manadas de delfines, seguir físicamente a una manada de lobos salvajes es prácticamente imposible», explica Kershenbaum.
«Estamos investigando en el Parque Nacional de Yellowstone (EE.UU.) el uso de varios dispositivos de grabación y tecnología de triangulación para tratar de captar sonidos de aullido y su ubicación. De esta manera podríamos ser capaces de decir si ciertas llamadas corresponden a comunicaciones a distancia, por ejemplo».
Para Kershenbaum, los lobos y delfines muestran notables paralelismos entre sí en el comportamiento social, la inteligencia y la comunicación vocal -todas ellas, comparaciones que se extienden a los seres humanos. «Además de ser especies inteligentes y cooperativas, los lobos y los delfines tienen características vocales notablemente similares. Si se ralentiza un silbido de delfines unas 30 veces, suena como un aullido de lobo, algo que suelo mostraren mis conferencias», dice.
«La presencia de comunicación referencial compleja en especies que deben comunicarse para sobrevivir fue probablemente un paso crucial en la evolución del lenguaje», concluye.
Referencia bibliográfica:
Arik Kershenbaum, Holly Root-Gutteridge, Bilal Habib, Janice Koler-Matznick, Brian Mitchell, Vicente Palacios, Sara Waller: Disentangling canid howls across multiple species and subspecies: Structure in a complex communication channel. Behavioural Processes (2016). DOI: 10.1016/j.beproc.2016.01.006.
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