La información subliminal es aquella que llega a nuestro cerebro pasando por “debajo” de nuestros límites normales de percepción. Se cree que, por ejemplo, conscientemente no podemos registrar una imagen transmitida de manera muy rápida, pero que nuestro cerebro sí la percibe inconscientemente.
Se suele pensar por esta razón que la información subliminal alcanza nuestra mente sin que ésta pueda hacer nada, sin procesar y sin obstáculo perceptivo alguno. Sin embargo, un experimento realizado por un grupo de neurobiólogos ha revelado que el cerebro sí puede procesar conscientemente la información subliminal, es decir, que la integra en un proceso más amplio. La información “velada” que recibimos de forma subliminal se integra en nuestro cerebro gracias a procesos conscientes.
El profesor Kimihiro Nakamura y otros científicos acaban de publicar en la revista especializada Neuron los resultados de una investigación con voluntarios que demuestran que existe un componente consciente en el procesamiento de la información subliminal.
Sus descubrimientos también han vertido luz en los mecanismos neuronales que se activan cuando leemos una palabra impresa que evoca la representación fonética de dicha palabra, esto es, su sonido. Esta relación fonético-léxica es esencial en el aprendizaje de la lectura.
Estimulación magnética transcraneal
Se sabe que la percepción visual de las palabras activa la representación auditiva de éstas de forma automática. Los investigadores examinaron el mecanismo neuronal subyacente a este proceso usando la estimulación magnética transcraneal (TMS, un método no invasivo que excita las neuronas del cerebro por medio de ligeras corrientes eléctricas inducidas en el tejido cerebral con modificaciones rápidas de los campos magnéticos.
Gracias a esta técnica, la actividad del cerebro puede dirigirse o modularse sin necesidad de cirugía ni de electrodos externos. La TMS es una poderosa herramienta de investigación y diagnóstico que permite describir las funciones cerebrales.
En el experimento, los investigadores mostraron a los voluntarios tanto palabras como no-palabras pronunciables y les pidieron que realizaran tanto tareas léxicas (determinar si dichas palabras eran o no palabras reales) como de pronunciación.
Pero la prueba tenía “trampa”. De manera inconsciente para los voluntarios, los investigadores les habían presentado en primer lugar una palabra subliminal que podía corresponderse o no con la palabra o no-palabra que éstos analizaban.
Dicha palabra subliminal venía camuflada por caracteres sin sentido con los que se presentaba. Experimentos iniciales demostraron que mostrar subliminalmente palabras idénticas a los voluntarios antes de presentarles las que debían analizar de manera consciente, palabras que producían un efecto que quedaba impreso en sus cerebros, hacía que los participantes respondieran más rápidamente a las tareas léxicas o de pronunciación posteriores.
Dos regiones clave
Los investigadores aplicaron después inofensiva estimulación magnética transcraneal en dos regiones del cerebro de los voluntarios relacionadas con este tipo de percepciones, antes de mostrarles la palabra subliminal. De esta forma, pretendían medir los mecanismos que se activaban en el cerebro al realizar las labores conscientes léxicas y de pronunciación posteriores.
Estas áreas fueron el girus temporal superior izquierdo y el lóbulo parietal inferior, áreas que se sabe que están relacionadas con la conversión de las palabras percibidas visualmente en representaciones fonéticas o sonoras y con la integración de palabras percibidas de manera auditiva o visual. La técnica de la TMS afecta temporalmente las funciones neuronales del área cerebral en la que inciden sus pulsaciones magnéticas.
Nakamura y sus colegas descubrieron que con la TMS aplicada a una u otra de estas áreas del cerebro se podía condicionar selectivamente el efecto impreso en el cerebro de la palabra subliminal, afectando al resultado de las tareas posteriores léxicas o de pronunciación.
Es decir, que las instrucciones conscientes que seguía el cerebro para hacer cada una de las tareas, afectaba a la forma en que los voluntarios procesaban la palabra subliminal. Asimismo, cada una de las acciones originaba que se involucrara una red neuronal diferente para la generación de la respuesta de comportamiento adecuada.
Conclusiones
La doble disociación observada, señalan los investigadores, aporta evidencias directas de que incluso los procesamientos inconscientes de estímulos entrantes operan bajo la fuerte influencia de las instrucciones de tarea conscientes. El control estratégico (consciente) modularía la activación neuronal óptima producida por palabras percibidas inconscientemente, y formaría circuitos neuronales diversos con el fin de generar la respuesta deseada.
Asimismo, al demostrar que el efecto inconscientemente impreso inicial puede ser suprimido por la aplicación de TMS a diversas áreas según la tarea que ha de realizarse, se demuestra que el procesamiento subliminal está afectado por diversos efectos relacionados con procesamientos conscientes.
Los resultados del experimento demuestran que la información que percibimos subliminalmente genera una cadena de procesos conscientes que se aplican a los estímulos percibidos inconscientemente. Por tanto, subliminal no es sinónimo de automático o de tarea independiente, sino que se combina con los procesos conscientes que el cerebro necesita para realizar determinada función.
No onbstante, los resultados de esta investigación añaden nuevos elementos al debate científico sobre el impacto real de la información subiliminal. Aunque hay unanimidad respecto a que la información que percibimos subconscientemente tiene efectos que se pueden medir, existen dudas sobre si sus efectos son importantes o insignificantes respecto a su capacidad de influir en la conducta de las personas.
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