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Los niños confían más en la ciencia que en la religión

La forma en que los niños aprenden sobre ciencia y religión ha sido objeto de estudio por parte de las universidades de Harvard y Chicago. Una de las conclusiones de esta investigación es que los niños confían más en la información científica acerca de objetos invisibles que en aquellas ideas del dominio de lo espiritual. Una de las posibles explicaciones de este comportamiento infantil tiene que ver con la actitud de los padres ante la ciencia y las creencias religiosas. Por Yaiza Martínez.

Los niños confían más en la ciencia que en la religión

Las creencias de muchos adultos están basadas en los testimonios proporcionados por terceros, más que en sus propias observaciones. Los niños también aprenden cosas de esta manera. Por ejemplo, aprenden que los procesos mentales se producen en el cerebro, que la Tierra es redonda y no plana, y que ciertos órganos del cuerpo que jamás han visto funcionan sin que ellos los muevan.

Investigadores norteamericanos señalan, sin embargo, que no todo lo “invisible” se aprende igual: un estudio que investigó la forma en que los niños aprenden sobre ciencia y religión ha revelado que los conceptos religiosos que no pueden demostrarse resultan menos fiables que los científicos (también indemostrables) para los niños.

La adquisición de los conocimientos sobre lo invisible o imperceptible indica que los niños aprenden cosas que no experimentan, a través de lo que les cuentan. Algunos conceptualizan de la misma manera las ideas religiosas y las ideas científicas, pero otros, al parecer, las aprehenden de manera distinta.

Tal como explican los autores de esta investigación en la revista Child Development, los niños confian más en la información científica acerca de objetos invisibles que en aquellas ideas del dominio de lo espiritual.

Cómo se hizo la investigación

Según el profesor de la Universidad de Harvard Paul Harris, artífice de la investigación junto a Melissa Koenig, de la Universidad de Chicago, una de las posibles razones de este comportamiento infantil tiene que ver con la actitud de los padres ante la ciencia y las creencias religiosas.

Cuando los padres o profesores hablan a los niños de, por ejemplo, los virus o el hígado, lo hacen de tal manera que parecen totalmente convencidos de su existencia y funcionamiento, aunque resulten tan invisibles como cualquier deidad. Sin embargo, cuando hablan de Dios a los niños, los adultos tienden a ser demasiado efusivos, lo que tal vez provoque dudas en las mentes infantiles.

Los científicos preguntaron a los niños acerca de la existencia de diversas entidades o cosas. Después de una respuesta afirmativa o negativa se les preguntó además si estaban seguros o no de lo que acababan de contestar.

Se descubrió que, en general, los niños afirmaban estar seguros de la existencia de los virus o de los gérmenes, pero no tanto de la existencia de Dios o de otras entidades religiosas.

Ambos investigadores creen que las diferencias culturales y socioeconómicas pueden jugar asimismo un papel en la manera en que la información es presentada a los niños. Resaltan la importancia de profundizar en el tema, que quizá podría afectar a las teorías del desarrollo cognitivo.

Tres puntos clave

En definitiva, la investigación reveló que existen tres puntos clave sobre cómo aprenden los niños acerca de los objetos no-observables, objetivos o subjetivos. El primero de ellos es que los niños extrapolan lo que se les dice y hacen sus propias interpretaciones, más poderosas para ellos que lo que han escuchado.

Por ejemplo, si se les dice que la Tierra es redonda, pueden pensar que si se ponen a caminar desde un punto en algún momento volverán a él, aunque nadie les haya explicitado esto último.

El segundo punto clave señala que los niños aportan sus propias contribuciones a aquello que aprenden. Si, por ejemplo, se les dice que el cerebro hace posible que la gente piense, ellos deducirán que si dos personas se intercambian los cerebros, también intercambiarán sus personalidades.

El tercer punto clave es que, en general, los niños confían más en la información que se les da acerca de temas científicos que ellos no pueden comprobar que acerca de temas espirituales que tampoco pueden probar, como la existencia de Dios.

Los científicos señalan que este punto debería estudiarse en próximas investigaciones, con el fin de comprender mejor la influencia de la cultura en la formación del conocimiento infantil, ya que los niños aprenden a través de los padres acerca de aquello que no ven: la cultura en que todos están imbuidos es básica en la composición de su corpus de conocimiento.

Yaiza Martinez

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