Los rituales son acciones con valor simbólico, basadas en alguna creencia (religión, ideología política, tradiciones, recuerdos, memoria histórica de una comunidad, etcétera), con las que la gente pretende provocar un efecto real en el mundo, como curar una enfermedad o evitar la infidelidad de la pareja.
Este tipo de acciones, aunque comunes, conlleva sin embargo una paradoja cognitiva: a pesar de ser utilizados para solucionar problemas, los rituales son causalmente opacos, es decir, no existe explicación causal alguna para sus efectos.
Subyace por eso a ellos la siguiente cuestión: ¿cómo evalúan las personas que practican los rituales la verdadera eficacia de estos?
Para intentar responder a esta pregunta, los psicólogos Cristine Legare y Andre Souza, de la Universidad de Texas en Austin (Estados Unidos), realizaron tres estudios en Belo Horizonte, una ciudad brasileña, capital del Estado de Minas Gerais.
Los científicos escogieron este lugar porque la cultura brasileña está cargada de múltiples tipos de rituales mágicos, a los que los brasileños llaman simpatias.
Invención de simpatias
En la revista Cognition, Legare y Souza explican que, a partir del contenido de simpatias brasileños ya existentes, ellos diseñaron simpatias experimentales con los que calibraron la información que influye en las percepciones de la eficacia de los rituales.
Según publica Epiphenom, los científicos crearon así un gran número de variaciones de simpatias reales, cada uno de ellos modificados para acentuar una de estas nueve características: especificidad de tiempo, especificidad de espacio, especificidad de material, repetición de procedimientos, número de pasos de los procedimientos, número de objetos utilizados; presencia o ausencia en los rituales de objetos comestibles; la presencia o ausencia en ellos de cualquier tipo de ingestión, y la presencia o ausencia en los rituales de iconos religiosos.
A continuación, los investigadores preguntaron a los lugareños cuáles de los rituales inventados eran según ellos los más efectivos.
Descubrieron así que modificar la mayoría de las características asignadas a los rituales inventados no variaba la eficacia percibida sobre los rituales por los participantes en el estudio.
Sin embargo, Legare y Souza pudieron constatar que había algunos factores que sí incrementaban de manera significativa la efectividad percibida de los rituales.
Estos factores fueron los siguientes: una mayor repetición de los rituales (por ejemplo, llevarlos a cabo siete veces en lugar de tres veces), el hecho de que los simpatias estuvieran constituidos por procedimientos con un mayor número de pasos; la especificidad del tiempo en que los rituales se desarrollaban, y el hecho de que los rituales implicaran a algún agente sobrenatural.
Forma generalizada de valoración
Para tratar de determinar si estos resultados eran fruto del contexto cultural o, por el contrario, respondían a una valoración generalizada de la eficiencia de los rituales, los científicos trasladaron su estudio a otro contexto muy distinto: probaron los mismos simpatias con estudiantes universitarios de Estados Unidos.
Según explican, “con idénticos estímulos aplicados a una muestra (de voluntarios) norteamericana, se evaluó la generalización de los hallazgos (realizados en Brasil) a través de dos contextos culturales distintos”.
A pesar de la diferencia cultural, los resultados fueron similares, por lo que proporcionaron evidencias de que la información vinculada a principios causales intuitivos (repetición de procedimientos, número de pasos en los procedimientos) y a una influencia trascendental (presencia de iconos religiosos en los rituales) afecta generalmente a la valoración de la eficacia de los rituales.
Explicación cognitiva
En otras palabras, las tendencias se repitieron, a pesar de que, estadísticamente, los estudiantes norteamericanos fueron menos propensos que los brasileños de Belo Horizonte a creer que los rituales pudieran tener algún efecto real.
Legare explica que, para cualquiera que utilice rituales mágicos, es muy difícil calibrar si estos funcionan o no. Ante esta ausencia de evidencias, ¿por que los humanos tienden más a creer en aquellos rituales con más pasos y más repeticiones? ¿Por qué estos rituales les parecen más fiables?
Los investigadores proponen que la explicación radicaría en que tanto la frecuencia como la especificidad constituyen un tipo de información que activa los principios causales intuitivos, un aspecto cognitivo producto de la evolución que nos ayuda a comprender la causalidad de los hechos o sucesos que acontecen continuamente a nuestro alrededor, en el mundo real.
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