Neurocientíficos de la Universidad Emory (Atlanta, EE.UU.) han encontrado que las personas que experimentan la mezcla de los sentidos, conocida como sinestesia, son más sensibles a las asociaciones que tiene todo el mundo entre los sonidos de las palabras y las formas visuales. Los resultados se publican en la revista European Journal of Neuroscience.
La sinestesia es una característica estable, y se estima que está presente en el 1-4 por ciento de las personas. Puede ser hereditaria, aunque no se han identificado los genes precisos. Una de las formas más comunes de sinestesia es cuando la gente involuntariamente ve colores concretos conectados con letras, números o sonidos.
Muchos artistas y compositores han descrito sus experiencias con la sinestesia. Los niños con sinestesia dicen a veces que se distraen cuando están tratando de leer. Por lo tanto, la comprensión de los orígenes de la sinestesia puede ayudar a las personas con dislexia u otras dificultades en el aprendizaje, o a las personas que han perdido la vista o el oído y están tratando de rehabilitarse mediante una sustitución sensorial.
Investigadores dirigidos por el neurólogo Krish Sathian reclutaron a 17 personas con sinestesia, y les pidieron que rellenaran un formulario de IAT (test de asociación implícita). Conocido por su uso en la investigación de actitudes sociales como los prejuicios raciales, el IAT también puede evaluar «correspondencias transmodales».
Un ejemplo de correspondencia transmodal es cuando describimos notas musicales como «altas» o «bajas», palabras que también significan posiciones relativas en el espacio. Otra es cuando pensamos que sonidos como «m» y «l» son suaves, y es más probable que los asociemos a formas redondeadas. Del mismo modo, conectamos sonidos duros, tales como «k» y «t», con formas angulares.
«Ha habido un debate sobre la sinestesia,» dice Sathian en el blog de la universidad. «¿Son las asociaciones de los sinestésicos simplemente versiones extremas de las correspondencias transmodales que tienen otras personas, o son cualitativamente diferentes?»
Sathian y sus colegas encontraron que las personas con sinestesia son más sensibles a las correspondencias entre los sonidos de pseudopalabras -palabras sin sentido- y las formas angulares o redondeados.
«Esto demuestra que parte de su sinestesia se está desbordando a otro dominio,» dice. «Pero ese desbordamiento se limita a una correspondencia que es post-perceptual y simbólica -no es puramente sensorial.»
Tales correspondencias se llaman «sonido-simbólicas», y pueden ser relevantes para los orígenes evolutivos del lenguaje, añade Sathian.
Reclutamiento
Las personas con sinestesia no fueron significativamente más sensibles a las asociaciones puramente sensoriales entre el tono de un sonido y el tamaño o la posición de una forma, en comparación con los no sinestésicos.
«Sensibilidad», en este caso, significa que los participantes en el estudio muestren una mayor diferencia en tiempos de respuesta a los emparejamientos congruentes de forma y sonido (una posición alta en el espacio, y un tono alto, por ejemplo) en comparación con los emparejamientos incongruentes.
Los participantes en el estudio fueron reclutados a través de anuncios en el campus de Emory y examinados con una prueba en línea llamada Synesthesia Battery. Esta prueba confirma si las personas que declaran que tienen sinestesia tienen asociaciones consistentes.
Una conexión entre letras u otros símbolos y colores, también conocida como sinestesia «grafema-color», fue el tipo más común de sinestesia aparecida en el estudio de Emory. Puede deberse a cómo aprendieron las personas las letras u otros símbolos durante la infancia. De hecho, Sathian señala que un estudio sugiere que una popular marca de imanes para la nevera influyó en las asociaciones letra-color de las personas con esta forma de sinestesia.
Las personas con sinestesia no son todas iguales, dice el investigador Simon Lacey, primer autor del artículo. Algunos describen experimentar conexiones entre formas y gustos, o fronteras porosas entre el yo y no-yo. Es el denominado toque-espejo: cuando ven que a otra persona le tocan, por ejemplo, una mejilla, sienten que se la hubieran tocado a ellos.
Estudios de imágenes cerebrales han demostrado que las personas con sinestesia tienden a tener conexiones diferentes: muestran hiperconectividad entre partes del cerebro relacionadas con sus experiencias sinestésicas. Los científicos han propuesto que la sinestesia supone alteraciones en la poda, el proceso de edición de las conexiones entre las células cerebrales.
Referencia bibliográfica:
Simon Lacey, Margaret Martinez, Kelly McCormick, K. Sathian: Synesthesia strengthens sound-symbolic cross-modal correspondences. European Journal of Neuroscience (2016). DOI: 10.1111/ejn.13381.
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