La ciudad de Marsella propone a sus habitantes descubrir a través de Internet cómo se desperdicia energía desde su casa. Ha puesto a disposición de los ciudadanos un mapa termográfico aéreo del conjunto de la ciudad que refleja los infrarrojos emitidos por los edificios. El mapa de las diferentes temperaturas se construye con imágenes aéreas obtenidas a principios de este año.
Marsella es la segunda ciudad más grande de Francia y el puerto comercial más importante del país. La ciudad tiene una población de más de 800.000 habitantes. La termografía permite a los ciudadanos con acceso a Internet conocer las pérdidas de calor y humedad que padece su edificio, así como los defectos estructurales sobre aislamiento.
La finalidad del ayuntamiento marsellés con esta iniciativa, tal como se explica en este folleto, es permitir a cada ciudadano aplicar su propia política de desarrollo sostenible, ahorrar energía y colaborar en la protección del medio ambiente local.
La termología aérea se construye con imágenes de infrarrojo obtenidas a baja altitud (alrededor de 400 metros) con la ayuda de un avión o un helicóptero. El mapa cubre el conjunto habitado de la ciudad, lo que representa una superficie de 140 Kilómetros cuadrados.
La cámara es un radiómetro que mide el flujo de radiación incidente emitida por cada edificio sobrevolado. Este flujo luminoso es proporcional a las pérdidas de calor. El flujo incidente depende de la temperatura de la superficie del edificio observado, pero también de la humedad, de la contaminación atmosférica, de la temperatura interior del edificio y de la temperatura ambiente.
Límites técnicos
Todo ello permite elaborar un mapa del estado calórico de un edificio y de su incidencia en el entorno termográfico. La habilidad de los ingenieros marselleses es haber convertido esta tecnología en una herramienta práctica para el control ciudadano de su consumo energético y de la optimización del calor de cada edificio.
Aunque todos los referentes obtenidos por la termología aérea son difíciles de estimar con exactitud, los valores que es capaz de ofrecer son orientativos: la pérdida de calor reflejada en el mapa no es exacta, al mismo tiempo que las pérdidas por convección (intercambio de calor) ni siquiera pueden observarse.
No obstante, los ingenieros del ayuntamiento de Marsella han innovado sobre esta tecnología para aumentar su eficacia. Más que detenerse en edificio por edificio, han conseguido perfilar una cartografía de las pérdidas urbanas de calor clasificando los edificios como “bien aislados” y “mal aislados”.
Al mismo tiempo, han simplificado los datos centrándose en los índices más significativos, eludiendo variables como el uso de chimeneas y fijando seis niveles de pérdidas en los que clasificar los datos obtenidos.
De esta forma han fabricado el mapa termográfico de la ciudad, que no es sino una media de todos los valores obtenidos en el interior de un edificio para ofrecer una estimación rápida y simple de su nivel de desperdicio de calor en toda la estructura.
Herramienta ciudadana
Los artífices de esta tecnología insisten en la conveniencia de otorgarle el valor adecuado y señalan las limitaciones técnicas a tener en cuenta: para fabricar un mapa termográfico exacto habría que observar durante dos o tres horas cada edificio, algo que no se ha hecho. Por otro lado, comparar edificios no es suficiente garantía para determinar científicamente si está bien o mal aislado térmicamente.
Los vuelos para construir el mapa termográfico de Marsella se realizaron el 28 de febrero y el 3 de marzo de este año, lo que supone que las imágenes obtenidas lo único que reflejan es una instantánea de los flujos térmicos emitidos en esas fechas.
La termografía por lo tanto no ofrece una imagen en tiempo real del estado de aislamiento térmico de los edificios de la ciudad, pero constituye el primer paso para una mayor responsabilidad social sobre el consumo de energía.
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