Especialistas de la NASA han dado un paso importante en el desarrollo de una nueva generación de lanzadores espaciales, mediante el empleo de metodologías de lanzamiento horizontal en vías electrificadas, que permitirían a las aeronaves alcanzar velocidades de Mach 10. Por otro lado, estos avances podrían tener impacto en otros sistemas de transporte empleados en el planeta.
Además de su uso en viajes espaciales, las nuevas metodologías desarrolladas en el Kennedy Space Center podrían ser útiles para la optimización de diferentes sistemas de transporte, como por ejemplo los trenes suburbanos, aeronaves de uso comercial o el desarrollo de nuevos sistemas de propulsión de automóviles y camiones.
Uno de los nuevos esquemas de lanzamiento, que ya se ha elaborado y estudiado pero que aún se continúa mejorando, consiste en un avión con forma de cuña que es lanzado horizontalmente en una vía electrificada o de gas. El avión lograría volar hasta la velocidad de Mach 10, empleando sus propulsores y alas para elevarse hasta llegar a los niveles superiores de la atmósfera.
Al momento de alcanzar dicha altura, una diminuta carga útil o cápsula sería descartada, disparándose la parte posterior de la aeronave hacia la órbita terrestre. En tanto, el avión regresaría y lograría aterrizar en una pista ubicada en el mismo sitio del lanzamiento. Los avances fueron difundidos en una nota de prensa de la NASA, y también han sido desarrollados en un artículo del medio especializado Science Daily.
Aprovechamiento de tecnologías existentes
Estos enfoques no necesitan nuevas tecnologías para su puesta en marcha, sino que emplean desarrollos ya existentes. La idea es optimizar las tecnologías que ya están en uso, encarándolas desde otra perspectiva o logrando superar sus límites para alcanzar así nuevas soluciones a los problemas.
Por ejemplo, las pistas eléctricas utilizadas en los lanzamientos son similares a las que se usan en una montaña rusa de cualquier parque temático. Sin embargo, mientras estas pistas empleadas con fines de entretenimiento y ocio llegan a una velocidad de 90 kilómetros por hora, los lanzadores espaciales deben alcanzar como mínimo 10 veces esa velocidad a lo largo de cinco kilómetros.
La NASA y distintas universidades ya han desarrollado pistas de pequeña escala con estas condiciones, como por ejemplo la existente en el Marshall Space Flight Center de la NASA en Huntsville, Alabama. La Armada de los Estados Unidos también ha diseñado un sistema de catapulta para sus aviones con similares características.
Por otro lado, también existen aeronaves que podrían llegar a enfrentar los desafíos de este tipo de lanzamiento y propulsión, y que ya han sido probadas en contextos parecidos. El X-43A, o los programas Hyper-X y 51-X, son ejemplos claros y han alcanzado velocidades muy elevadas.
Desarrollo de la industria aeroespacial
Vale aclarar que estos nuevos y avanzados sistemas de lanzamiento espacial no reemplazarían a los transbordadores espaciales convencionales en un futuro próximo, pero podrían cumplir un papel muy importante para transportar astronautas luego de un primer éxito de misiones no tripuladas hacia diversos destinos.
Al mismo tiempo, los estudios que se han llevado a cabo y el programa elaborado por la NASA podrían utilizarse como base para un plan de lanzamientos comerciales, si una firma privada se decide a encarar investigaciones en este ámbito y logra resultados satisfactorios.
Se sabe que los trabajos e investigaciones de la NASA han estimulado el progreso de la industria aeroespacial, y estas nuevas metodologías de lanzamiento podrían provocar un impulso aún mayor para este tipo de desarrollos. El empleo de tecnologías ya probadas sería otra importante ventaja.
Por el momento, el equipo de ingenieros de la NASA ha propuesto un plan de trabajo de 10 años de duración, que se iniciaría con el lanzamiento de un avión no tripulado. Posteriormente se seguirían desarrollando más modelos avanzados, hasta que sea posible construir una aeronave capaz de colocar un pequeño satélite en órbita.
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