Los problemas energéticos del mundo podrían encontrar una solución definitiva en un lugar lejano: la Luna.
Según publica la revista Physorg, esto es lo que propone una compañía japonesa llamada Shimizu Corporation, que está planeando obtener energía solar a una escala mayor que la de cualquier otro proyecto energético previo.
La idea es la siguiente: construir un cinturón de placas solares alrededor del ecuador lunar, que mide unos 11.000 kilómetros, y convertir la electricidad obtenida con ellas en potentes microondas y lásers, que serían radiados a la Tierra, donde finalmente volverían a ser convertidos en electricidad en las centrales energéticas de nuestro propio planeta.
Construido por robots
Shimizu planea, asimismo, que sean robots los que construyan el bautizado como “Anillo Lunar”. Estos robots estarían dirigidos durante 24 horas diarias desde la Tierra, y desarrollarían diversas tareas, como la de nivelar los suelos. Un equipo de astronautas apoyaría la labor de los robots in situ.
Otras labores, como la de ensamblaje de la maquinaria y los equipamientos, podrían ser realizadas en el espacio, para después depositar los resultados en la Luna.
Dada la cantidad masiva de paneles solares y otros materiales necesarios para el desarrollo del proyecto, la compañía japonesa propone que los recursos lunares sean aprovechados al máximo.
Dichos recursos o materiales de la Luna podrían utilizarse para fabricar cemento, ladrillos, fibra de vidrio y otros elementos estructurales.
Elementos del Anillo Lunar
La compañía japonesa planea que el Anillo Lunar tenga inicialmente unos cuantos kilómetros, pero que su extensión alcance en un futuro los 400 kilómetros.
Según publica Shimizu en su web, el Anillo Lunar contaría con diversos elementos. En primer lugar, las placas solares, que asegurarían una generación energética continua.
Además, la estructura tendría cables de energía eléctrica, encargados de transferir dicha energía desde las placas solares hasta las instalaciones de transmisión.
Asimismo, el Anillo Lunar contaría con antenas de transmisión de energía de microondas, de un diámetro aproximado de 20 kilómetros y que emitirían la energía a otras antenas receptoras. Una baliza guía (baliza de radio) llevada desde la Tierra sería utilizada para asegurar una transmisión correcta de estas microondas.
Por otra parte, el Anillo Lunar contaría con instalaciones de transmisión de energía láser de alta densidad y energía destinada a las instalaciones receptoras. Otra baliza se encargaría del control de dichas transmisiones.
Por último, el Anillo Lunar tendría una ruta de transporte que se extendería a lo largo del ecuador lunar, que se usaría para llevar y traer los materiales necesarios para la construcción y el mantenimiento de toda la estructura; así como plantas de producción de paneles solares, que se moverían automáticamente mientras producen los paneles, desde los lugares donde se encuentren los materiales hasta donde éstos deban ser instalados.
Un sueño hecho realidad
Shimizu señala que una de las mayores ventajas del Anillo Lunar radica en que, dado que la Luna no tiene atmósfera, no existe la posibilidad de que en ella las nubes o el mal tiempo inhiban la eficiencia de los paneles solares.
Esto significaría para los habitantes de la Tierra un recurso energético inagotable, de energía limpia.
La realización del concepto de generación de energía solar en la Luna sería, en definitiva, un sueño hecho realidad gracias a las ingeniosas ideas surgidas de la tecnología espacial más avanzada: encontrar una fuente de energía infinita, y ecológica.
La compañía Shimizu no es la primera en plantear este concepto, que parece cada vez menos descabellado. Como publicamos en Tendencias21 anteriormente, la idea de obtener energía fuera de la Tierra es algo tecnológicamente factible, según diversos ingenieros.
La solución más simple barajada por los científicos consiste en localizar la producción de energía sobre la Luna, con el fin de que ésta emita electricidad con destino a la Tierra, con la ayuda de micro-ondas, para un conjunto de receptores independientes entre sí e instalados en nuestro planeta.
La electricidad se conseguiría capturando energía solar a través de enormes paneles situados sobre la superficie lunar, capaces de estar orientados al Sol ininterrumpidamente. De esta forma, el suministro se ajustaría permanentemente a la demanda
En la Tierra el suministro de electricidad continuaría haciéndose mediante tendidos tradicionales, pero cada ciudad podría ser independiente y autónoma respecto a las demás, señalan los expertos.
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