La energía térmica o cinética contenida en los océanos, más conocida como energía de las olas, es considerable, pero su extracción ha supuesto hasta ahora una serie de problemas tecnológicos, económicos, jurídicos y medioambientales que explican por qué no se ha aprovechado más hasta ahora el mar como fuente de energía.
Sin embargo, el contexto actual –cambio climático, nuevas tecnologías,- ha propiciado que la tecnología se mejore, por lo que nos encontramos en una etapa en la que, cada vez más, se prueban proyectos piloto y se intentan encontrar soluciones alternativas para obtener energía de los océanos.
Uno de los ejemplos de esta revitalización por el interés del mar como fuente de energía lo encontramos en Nueva York. Allí, la compañía Verdant Power comienza este mismo mes la primera fase de pruebas de dos turbinas submarinas que se instalarán en el East River, canal que separa Long Island de la isla de Manhattan.
Con una capacidad de 36 KW cada una, estas turbinas suministrarán energía a dos comercios situados en las cercanías. Si la prueba sale bien, Verdant Power instalará entre 200 y 300 turbinas en la zona, con una capacidad de producción energética total de entre cinco y 10 MW.
También en el Pacífico
Todo depende del impacto que las máquinas tengan en los animales que viven en esas aguas, en la calidad del agua y en la navegación, factores que tendrán un seguimiento de 18 meses.
De funcionar sin afectar al medioambiente, se abre una posibilidad con muy buenas expectativas: las turbinas no se ven, y la rotación de sus palas es más lenta que la de las turbinas hidráulicas tradicionales, por lo que se espera que no tengan impacto sobre la fauna.
Otro interesante proyecto, el Makah Bay Offshore Wave es el que presenta la empresa irlandesa Finavera Renewable Limited, con presencia en Estados Unidos y Canadá, que acaba de finalizar la evaluación preliminar del impacto medioambiental de una unidad de producción marina capaz de producir 1,5 MW anualmente a partir de la energía de las olas.
Esta unidad utilizará la tecnología “AquaBuOY”, consistente en dispositivos por módulos con una capacidad de producción energética de 250 KW cada uno, y que se agruparán juntos a unos cinco kilómetros de la costa y a 45 metros de profundidad.
Formada por cuatro flotadores situados en flujos de agua de alta presión, que alimentan una turbina, la planta estará situada en la bahía de Makah del estado de Washington, dentro del océano Pacífico.
Prototipo en 2007
La energía del mar se ve impulsada asimismo por una nueva tecnología de bajo coste que produce energía a partir de la distancia que separa a las olas. Esta tecnología es resistente incluso a las condiciones oceánicas más hostiles, al tiempo que según sus creadores es más eficiente que otros sistemas similares. Esta nueva tecnología es la así llamada C-Wave.
Mientras otras maquinarias de la misma rama aprovechan el movimiento de subida y bajada de las olas para producir energía, C-Wave obtiene rendimiento energético de la distancia entre las olas. La compañía que ha creado el sistema, también llamada C-Wave, con base en la británica Southampton University, lo ha probado en un tanque con oleaje situado en la propia universidad.
El movimiento del mar no sólo se halla en las subidas y bajadas de las olas, sino también en los remolinos que se forman en las fases entre estas subidas y bajadas. Los ingenieros han aprovechado estas fases para instalar un generador que aprovecha ese movimiento horizontal y lo convierte en presión hidráulica que suministra energía al generador.
Según sus creadores, los modelos tradicionales no recogen tanta energía de cada ola como este modelo, que absorbe gran cantidad, por lo que resultaría más barato. Otra ventaja sería su durabilidad, debido a que puede instalarse atándolo holgadamente en el fondo oceánico, como si fuera un barco, de manera que no sufriría tanto como los modelos fijados con mayor firmeza los embistes del mar en caso de tormentas. Las unidades podrían durar hasta 20 años.
El primer prototipo de C-Wave estará fabricado en acero, y tendrá 75 metros de largo y 30 de ancho. En el primer cuatrimestre de 2007, se espera que esté terminada la validación del sistema para poder desarrollar unidades a escala intermedia, que también serán probadas en los tanques de la universidad.
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