La Asociación Mutualista de la Ingeniería Civil (AMIC) organizó el pasado 22 de enero una nueva conferencia dentro del Ciclo Nuevas Actuaciones de la Ingeniería. En esta ocasión el conferenciante fue D. Manuel Acero, Ingeniero Industrial y Decano del Colegio Oficial de Ingenieros Industriales de Madrid, quien disertó sobre «Las energías en la cobertura de la demanda del sector eléctrico: presente y futuro».
A lo largo de la ponencia se han ido identificando los aspectos que marcan la sostenibilidad para cada fuente de energía. A modo de resumen, se presentan a continuación dichos datos y su incidencia en la composición del “mix energético” posible para el futuro tanto, inmediato como lejano.
– El uso del carbón está limitado por sus aspectos medioambientales y coste, así como por las soluciones tecnológicas necesarias para su utilización en una intensidad condicionada al desarrollo de tecnologías limpias de combustión.
– El gas ha venido aumentando su participación y parece que todavía lo hará en los próximos años. Sin embargo, su muy elevado coste, su impacto ambiental y lo limitado de sus reservas, obligará a que su uso se reserve para otras aplicaciones de mayor valor añadido.
– El petróleo, de utilización marginal en la generación eléctrica, tiene una situación similar a la del gas. Su bajo nivel de reservas, su muy elevado coste y su impacto ambiental, unido al hecho de su necesaria utilización en el transporte, determinan que no pueda considerarse como una fuente energética significativa para la generación eléctrica.
– Las energías renovables presentan posibilidades ciertas para la producción de energía eléctrica, especialmente en el caso de la eólica y la hidráulica. Sin embargo, su carácter de intermitentes, su escasa fiabilidad, su coste y diversos condicionantes técnicos de su utilización, hace que su contribución tenga que ser limitada. Además, las intermitentes (eólica, solar, hidráulica) obligan a proveer centrales de otro tipo para la producción de energía eléctrica en los momentos en que las mismas no están disponibles.
Actualmente, y para lanzar un plan integral de generación sostenible, la solución no pasa por las energías renovables, que ayudan pero no pueden resolver por sí mismas la cobertura de la demanda Son, sin embargo, energías calificables como sostenibles y, por tanto, de clara utilización presente y futura.
Soluciones positivas
Finalmente la energía nuclear ofrece, a través del análisis formal de los parámetros que condicionan la cobertura de la demanda, soluciones positivas que la convierten en una de las energías básicas en el panorama energético mundial, tanto presente como futuro, según recogen los organismos internacionales expertos en esta materia, como el Consejo Mundial de la Energía (WEC), la Agencia Internacional de la energía (AIE) o la Organización para el Desarrollo y Cooperación Económico (OCDE). España no debe ser ajena a las consideraciones de estos organismos si no quiere perder el tren de la competitividad y el desarrollo futuros.
El coste de la energía eléctrica de origen nuclear es altamente competitivo, su impacto ambiental es nulo para los gases de efecto invernadero, su explotación es segura, está supervisada por organismos reguladores nacionales e internacionales y existen soluciones técnicas seguras para el control y el almacenamiento de sus residuos. Su aportación al desarrollo tecnológico es la más alta que ofrecen las distintas fuentes de energía.
La operación a largo plazo de las centrales disminuirá aún más los costes. Las nucleares son centrales de base diseñadas para funcionar con la máxima seguridad a plena carga. Con los nuevos ciclos, la disponibilidad del combustible se extiende a decenas de miles de años. Sus efectos económicos. tanto en la renta y el empleo como en la balanza de pagos, son muy importantes. Su funcionamiento en el sistema aporta un alto grado de estabilidad.
Dada su elevada capacidad de producción es, en la actualidad, una fuente indispensable para, primero, mejorar las condiciones ambientales y, segundo, compensar la pérdida de generación derivada de la disminución de la participación de los combustibles fósiles. Por otra parte, las crecientes exigencias en materia de emisiones a la atmósfera dan lugar a un progresivo encarecimiento de las tecnologías convencionales y, por ende, a una mejora de la competitividad de la energía nuclear en la producción de electricidad.
En conclusión, la cobertura de la demanda eléctrica a medio y largo plazo tendrá que hacerse con una participación porcentual de los combustibles fósiles decreciente, a no ser que, para el carbón, se desarrollen soluciones tecnológicas que sean medio-ambientalmente aceptables y económicamente viables, una presencia creciente, aunque de impacto limitado, de las energías renovables, y la aportación de la energía nuclear, cuya participación debería aumentar a corto, medio y largo plazo, en sucesivas fases, para hacer posible la configuración de un “mix energético” sostenible.
(Este texto es un resumen de la ponencia facilitado por el autor y editado por nuestra Redacción. La ponencia íntegra puede descargarse en el enlace adjunto.)
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