Los científicos han encontrado los restos de un antiguo sistema fluvial bajo el Mediterráneo Oriental, a la altura de Chipre, Siria, Líbano e Israel, que alimentó hace más de cinco millones de años los restos del que hoy es el segundo mar interior más grande del mundo, después del Caribe.
A finales del Mioceno, que terminó hace cinco millones de años, el Estrecho de Gibraltar se cerró como consecuencia de los cambios tectónicos ocurridos en la capa de roca sólida y caliente más gruesa de la Tierra, conocida como manto terrestre.
Debido al cierre del Estrecho, el Mediterráneo se aisló de la corriente oceánica y toda su agua se evaporó a lo largo de unos 10.000 años. Como resultado, la cuenca de este mar interior se convirtió en un desierto de sal estéril con algunos oasis de ríos alrededor de las estribaciones del Nilo o el Ródano, proceso que se conoce como Crisis salina del Messiniense.
Sin embargo, hasta ahora nunca se ha podido determinar en qué medida se secó el Mediterráneo. El nuevo estudio arroja luz sobre esta incertidumbre: «Quizás del 75 al 80 por ciento de la cuenca estaba deshidratada, pero probablemente había un lago en el que se vertía este sistema fluvial», explica el autor principal, Andrew Madof, en declaraciones a la revista Eos.
Madof y sus colegas, Claudia Bertoni y Johanna Lofi, utilizaron datos sísmicos para crear un mapa tridimensional preciso del fondo marino del Mediterráneo oriental.
De las estructuras de sedimentos determinadas de esta manera, llegaron a la conclusión de que el antiguo río provenía de la región de la que forman parte hoy Turquía y Siria, y desembocaba en un lago en la cuenca seca del Mediterráneo. El clima durante el MSC probablemente contribuyó a la formación de este río, al causar un aumento de las precipitaciones en Turquía y Siria, señalan los investigadores.
La evidencia de este flujo fluvial, enriquecido con el procedente también del antiguo río Eosahabi que desembocaba en la costa de Libia, puso de manifiesto a ojos de estos científicos que las contribuciones de estos ríos mantuvieron un lago que cubría aproximadamente una cuarta parte de la extensión actual del Mediterráneo.
«La gente había predicho que esos ríos deberían haber estado fluyendo en esta parte del Mediterráneo, pero nadie lo había visto antes», añade Madof. «Este es el primer descubrimiento importante de un antiguo río en décadas».
Agitación climática
Los nuevos hallazgos respaldan la suposición de que el clima en la región estuvo sujeto a una agitación significativa durante la crisis salina. Debido a la reducción masiva del mar, podría haber habido una especie de clima estepario desde el norte de África hasta el sur de Europa, con veranos calurosos, inviernos fríos y poca precipitación.
Pero algunos cientos de miles de años después de que el Mediterráneo quedara aislado del océano Atlántico, el episodio terminó. Esto se evidencia por una serie de estructuras descubiertas por Madof y sus colegas en la desembocadura del antiguo río.
El movimiento tectónico ocurrido entonces hundió el dique que aislaba al Mediterráneo y debido al desnivel alcanzado entre el océano Atlántico y el Mediterráneo, el agua oceánica inundó la cuenca en menos de dos años, según estableció otro estudio de 2009 publicado en Nature.
Se cree que dentro de unos 5 millones de años el estrecho de Gibraltar se cerrará nuevamente y que el Mediterráneo quedará reducido otra vez a unos pocos lagos hipersalinos.
Y aunque los nuevos resultados ayudan a refinar la extensión del nivel del mar durante el MSC, se requieren más investigaciones para determinar la magnitud de los efectos climáticos que podría haber tenido el Mediterráneo a finales del Mioceno, señalan los investigadores.
Referencia
Discovery of vast fluvial deposits provides evidence for drawdown during the late Miocene Messinian salinity crisis. Andrew S. Madof, Claudia Bertoni , Johanna Lofi. Geology (2019) 47 (2): 171-174. DOI: https://doi.org/10.1130/G45873.1
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