Los astrónomos y telescopios de aficionados están enfocados al asteroide (52768) 1998 OR2, considerado potencialmente peligroso, que rozará la Tierra el 29 de abril.
El asteroide tiene 1,7 kilómetros de largo y 4,1 kilómetros de ancho. Pasará a más de 6 millones de kilómetros de la Tierra y a más de 31.000 kilómetros por hora.
En astronomía se denomina asteroide potencialmente peligroso al que se acerca a la Tierra a menos de 7,5 millones de kilómetros, que es la distancia media que nos separa del Sol.
También se tiene en cuenta su dimensión: debe tener algo más de 140 metros de diámetro.
Sin embargo, (52768) 1998 OR2, aunque cumple los requisitos para ser considerado potencialmente peligroso, no implica ningún riesgo de colisión con nuestro planeta porque su órbita lo mantendrá suficientemente alejado.
Seguido muy de cerca
Los astrónomos conocen la órbita que seguirá este asteroide hasta 2197.
El acercamiento más cercano a la Tierra en este siglo y en el próximo (después del 29 de abril) tendrá lugar el 16 de abril de 2079, cuando se acercará a una distancia segura de 0.0118 UA, y pasará a la Luna a 0.0092 UA.
Sin embargo, la NASA advierte que cualquier proceso cósmico puede alterar la órbita conocida y provocar que (52768) 1998 OR2 se aleje mucho más o que termine cruzándose con la órbita de nuestro planeta.
Otros visitantes
Mucho antes de que volvamos a sentirlo tan cerca, en 2027, otro asteroide masivo, conocido como (4953) 1990MU, se acercará a la Tierra a una distancia equivalente a 12 veces la que nos separa de la Luna.
El 13 de abril de 2029, el asteroide Apofis nos hará también una visita.
Tiene un diámetro de 340 metros y una masa de 40 millones de toneladas y pasará rozando, a solo 30.000 kilómetros de la Tierra.
Su órbita es próxima a nuestro planeta y en 2004 los astrónomos calcularon que tenía una probabilidad alta de colisionar, tanto en 2029 como en 2036, si bien en este último año la colisión está prácticamente descartada.
También se ha identificado otra probabilidad de impacto de Apofis en 2037. La posibilidad de colisión en 2068 es de una entre 150.000 y de que se estrelle antes de 2106, de una entre 110.000.
Peligro relativo en noviembre 2020
El mayor peligro conocido de colisión con un asteroide tendrá lugar el 2 de noviembre de este año, contra 2018 VP1.
Descubierto en noviembre de 2018, cuando estaba a 450.000 kilómetros de la Tierra, tiene una posibilidad entre 240 (0,4%) de impactar con nuestro planeta.
Este asteroide es mucho más pequeño que 1998 OR2 o Apofis: solo tiene dos metros de diámetro.
Pero si ocurre el impacto, será modesto: el equivalente al de un bólido o bola de fuego, y tendría lugar en el Océano Pacífico.
Los cálculos sin embargo no son categóricos: puede impactar con nuestro planeta o pasar a casi 4 millones de kilómetros de la Tierra. En 2018 también nos visitó, sin consecuencias.
Más de 2000 peligros
Los astrónomos han identificado más de 2.000 objetos potencialmente peligrosos que se aproximarán a nuestro planeta en los próximos 100 años.
Casi el 10 por ciento de esos objetos tiene más de 1 kilómetro de diámetro, pero solo el 2 por ciento los dos mil entrañan cierto riesgo de colisionar con la Tierra.
En ese supuesto, causarían daños que pueden oscilar entre pequeñas destrucciones locales y grandes extinciones.
Encuentros diarios
Todos los días, nuestra Tierra es bombardeada con más de 100 toneladas de partículas de polvo de material que una vez arrojaron asteroides y cometas.
A veces vemos que estas partículas se queman cuando entran en la atmósfera de la Tierra y crean las llamadas ‘estrellas fugaces’.
Aproximadamente una vez al día, un objeto celeste del tamaño de una pelota de baloncesto ingresa a la atmósfera de la Tierra y se quema.
Una vez al año, un asteroide de pocos metros se quema en la atmósfera antes de alcanzar la superficie de nuestro planeta, generalmente sin consecuencias.
La caída de asteroides mayores de 50 m de diámetro sucede con un intervalo medio de cien años, lo que puede producir catástrofes locales y maremotos.
Cada varios cientos de miles de años, asteroides de más de un kilómetro causan catástrofes globales.
Estos impactos devastadores han ocurrido en el pasado y en algún momento ocurrirán en el futuro.
Un ejemplo remoto de esos episodios fue el que ocurrió hace unos 65 millones de años: un objeto de unos diez kilómetros de largo atravesó la atmósfera e impactó a 75 000 kilómetros por hora, frente a las actuales costas del estado de Yucatán en México.
El impacto causó, entre otras cosas, la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno, con la desaparición del 75 % de las especies existentes, incluyendo el fin de los dinosaurios.
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