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Un ensayo tiende puentes entre evolución y trascendencia

La cultura del siglo XXI ha incorporado la dimensión evolutiva a todas las interpretaciones de las tendencias sociales. Sin embargo, las tradiciones religiosas han sido remisas para integrar la dimensión evolutiva en sus planteamientos sobre la trascendencia. Las tradiciones monoteístas han transmitido una imagen demasiado rígida de Dios que ha dificultado el diálogo y el encuentro en la Era de la Ciencia. El reciente ensayo “Trinidad, universo, persona. Teología en cosmovisión evolutiva” (Verbo Divino, 2014) intenta tender puentes con el paradigma abierto del mundo. Por Leandro Sequeiros.

Un ensayo tiende puentes entre evolución y trascendencia

Las propuestas de las comunidades científicas internacionales sobre la evolución cósmica, la evolución biológica y la evolución humana están construyendo un nuevo paradigma interpretativo de la realidad natural. Y este nuevo paradigma emergente – significa un reto para las tradiciones religiosas. En particular, la teología cristiana de la creación se siente impactada en muchas de sus formulaciones tradicionales.

Y, de modo más general, todas las tradiciones religiosas, en lo que tienen de intento de comprensión del ser humano en un universo enigmático, sienten conmovidos muchos de sus pilares básicos. No intentar encontrar una respuesta, tiene el peligro de caer en un fundamentalismo estéril que rompa los posibles puentes de diálogo entre ciencia y religión.

La teología de matriz cristiana, tanto católica como protestante, busca desde el siglo XX cauces de encuentro con la cultura científica moderna para dar respuesta a interrogantes del ser humano. Estas respuestas van más allá de un mero ejercicio retórico intelectual, pues está en juego el sentido del ser humano en este mundo : ¿qué hacemos aquí? ¿Qué sentido tiene este universo? ¿Qué tarea es la que nos ha tocado llevar a cabo en este mundo como especie inteligente y creadora?

Estas preguntas se intentan responder en el reciente ensayo Trinidad, universo, persona. Teología en cosmovisión evolutiva (Editorial Verbo Divino, 2014). Este volumen forma parte de la colección “Teología y ciencias”, que se publica en colaboración con el Seminario Teología y Ciencias (Seminari Teologia i Ciències) de Barcelona (www.sticb.org). Para situar en su contexto el contenido y alcances de este ensayo, será conveniente informar sobre este activo Seminario.
 
El Seminario de Teología y Ciencias (STIC) de Barcelona

El Seminario de Teología y Ciencias (STIC) de Barcelona fue fundado en 1998 con la intención de introducir el moderno diálogo entre teología y ciencias en España y, particularmente, en Cataluña. Sus objetivos se definen así: Seminario permanente para la búsqueda y siembra de ideas, sobre teología cristiana, abierta a otras tradiciones religiosas, y mediante un diálogo enriquecedor, en interrelación con las ciencias actuales del cosmos, de la vida y del ser humano.
Su sede está situada en las dependencias del Centro Borja, en la localidad de Sant Cugat del Valles, cerca de Barcelona, y forma parte del Instituto de Teología Fundamental (ITF).

Actualmente, el grupo lo integran una veintena de profesores universitarios, postgraduados, sacerdotes y estudiantes, interesados en este dialogo desde diversas perspectivas disciplinares de tipo humanístico y científico. STICB es una institución cristiana formada por miembros mayoritariamente católicos, si bien el grupo está abierto a otras confesiones y líneas de pensamientos divergentes, siempre que sean respetuosas con la fe cristiana. STICB inició su actividad ofreciendo cursos universitarios sobre “Teología y ciencias hoy”, los cuales habían estado galardonados el año 1998 por “Science & Religion Course Program” de la John Templeton Foundation.

El año 2002 se consolidó cuando se encargó de la organización local del 10 Congreso de ESSSAT (European Society for the Study of Science and Theology), celebrado en Barcelona a primeros de abril del año 2004. En julio del 2004, el STICB recibió un nuevo impulso y una nueva personalidad en adherirse al Metanexus Institut de Filadelfia en calidad de Grupo Local asociado, dentro de su programa «Local Society Iniciative» (LSI).
 
Un diálogo respetuoso entre teología y culturas

El interés principal de STICB se centra fundamentalmente en el diálogo entre la teología y las ciencias desde la perspectiva cristiana y nuestra concepción cultural. Este diálogo ha de ser respetuoso con la autonomía de una y otra parte, y suficientemente abierto para superar todo fundamentalismo y cientificismo. Su fruto ha de ser mutuo enriquecimiento: el teólogo, lejos de toda apologética precipitada, ha de reformular su tradición teológica en el contexto actual, y el científico, sin absolutizar su ciencia, ha de captar el sentido que ella tiene en un contexto humano y espiritual.

Entre las temáticas preferentes de estudio destacamos la de explicar la acción proveniente de Dios sobre el universo de acuerdo con las concepciones que han estado impuestas por las diversas ciencias. En concreto nos hemos propuesto estudiar la actual concepción “cosmo-bio-evolutiva” del universo –desde el Big Bang hasta el ser humano- que en la segunda mitad del siglo XX nos han impuesto el descubrimiento de la radiación de fondo cósmica y el código genético del ADN.

Guiados por los especialistas del grupo, querremos seguir este itinerario temático interdisciplinario. Podremos hacer reflexiones filosóficas alrededor de nuestra propia “mega-historia” (no de millones, sino de miles de millones de años), y aunque reflexiones teológicas sobre como coordinar con ella  nuestra historia de salvación (desde la Creación hasta la Nueva Creación).

Una de las máximas aspiraciones de STICB es la de promover el conocimiento de esta interrelación teología-ciencia a nivel académico y a nivel divulgador para el público en general. En otros países europeos y, especialmente, en los Estados Unidos de América del Norte, esta divulgación es un hecho habitual –desde hace treinta o cuarenta años- realizado por instituciones como la citada ESSSAT, y el Center for Theology and the Natural Sciences (CTNS) de Berkeley o el Zygon Center for Religion and Science de Chicago, a través de sus conferencias, congresos y revistas (ver Vínculos).

Las nuevas cosmologías retan a las teologías

Como apuntan los profesores Manuel García Doncel y Ricard Casadesús en la presentación de este ensayo Trinidad, universo, persona. Teología en cosmovisión evolutiva que aquí comentamos, “en nuestro “Seminari de Teologia i Ciéncies (STIC) comenzamos hace casi diez años (hacia 2004, al adherirse a Metanexus) un proyecto de investigación sobre el impacto que producen en nuestra teología de la “creación” las ideas científicas de la evolución cósmica, biológica y antropológica” – estas últimas desde la publicación en esta colección de “Teología y Ciencias” de los volúmenes Neurociencia, psicología y religión. Ilusiones, espejismos y realidades acerca de la naturaleza humana (edición de Malcom Jeeves y Warren S. Brown), y En busca de la libertad. La emergencia del espíritu en el mundo natural (Philip Clayton).

Esto dio como fruto lo que en el STIC denominan “Creación evolutiva ”, de la que tenían dos líneas de investigación, elaboradas por Karl Schmitz-Moormann sobre las ideas de Pierre Teilhard de Chardin; y por Denis Edwards, sobre las ideas de Karl Rahner. Fruto de estas tareas son los volúmenes Teología de la creación en un mundo en evolución, de Karl Schmitz-Moormann ; y Aliento de vida. Una teología del Espíritu creador, de Denis Edwards.
 
Unas preguntas de Juan Pablo II estimulan la creatividad del STIC

Pero el intento de respuesta a una pregunta de Juan Pablo II hará avanzar la investigación emprendida. En 1988, el papa Juan Pablo II remitió una carta al entonces director del Observatorio Astronómico Vaticano, el jesuita George V. Coyne. Esta carta es muy importante para nosotros. La carta de Juan Pablo II a George V. Coyne es un documento para el diálogo ciencia-religión visto desde la iglesia católica. Un diálogo que será beneficioso para ambos saberes, el de la teología y el de las ciencias, ya que conllevará un enriquecimiento mutuo. Este diálogo debe hacerse de manera que cada disciplina conserve su propia autonomía y método, pero dejándose interpelar por la otra. En algunos puntos, el planteamiento de Juan Pablo II es muy rotundo:

“Si las cosmologías del antiguo mundo del Cercano Oriente pudieron ser purificadas e incorporadas a los primeros capítulos del Génesis, ¿no podría la cosmología contemporánea tener algo que ofrecer a nuestras reflexiones sobre la creación? Una perspectiva evolutiva ¿arroja alguna luz aplicable a la antropología teológica, al significado de la persona humana como Imago Dei, al problema de la cristología, e incluso sobre el desarrollo de la doctrina misma? ¿Cuáles son, caso de haber alguna, las implicaciones escatológicas de la cosmología contemporánea si atendemos en especial al inmenso futuro de nuestro universo? ¿Puede el método teológico aplicar con fruto intuiciones de la metodología científica y de la filosofía de la ciencia?” [Juan Pablo II, 1988, Acta Apostolicae Sedis, v. 81 (1989), p. 281].

Esta carta del papa supuso un fuerte impacto a la creatividad del Seminario Teología y Ciencias de Barcelona. Estas palabras y estas preguntas suponían un estímulo para la continuación natural de la segunda línea de investigación ya citada sobre la creación evolutiva. Pues Karl Rahner, desde su perspectiva evolutiva, y luego Denis Edwards habían desarrollado toda una Historia del Espíritu, que abarcaba la gracia, la cristología y la Iglesia.
 
El proyecto Theosciences

Juan Pablo II, en su carta, anima a promover en la Iglesia lo que él llama “ministros puente”; es decir, personas que estén familiarizadas con estos dos campos del saber, la teología y las ciencias, de manera que sean capaces de mantener este diálogo sin caer en falsos concordismos. Según reconoce los autores del libro que comentamos, al grupo de Seminario Teología y Ciencia le resultó evidente que este proyecto que respondía a las preguntas del papa les sobrepasaba. Exigía un potencial teológico superior al del grupo STIC.

La Facultad de Teología de Cataluña quiso adentrarse de una manera seria, creativa y profunda en este diálogo a tras bandas: ciencia, filosofía y teología. En el año 2008 se inició un seminario interno de profesores para estudiar y promover la relación entre ciencia y fe. Y es justamente en ese momento cuando en la Facultad de Teología de Cataluña (FTC) se creó un grupo de teología y ciencias que se denominó Theosciences .

En este grupo de Theosciences se integraron tres miembros del STIC, entre ellos, Manuel García Doncel. Y todo el grupo del Seminario Teología y Ciencias fue invitado a participar activamente –tal como sucedió – en la organización y desarrollo del simposio.

Un primer fruto del grupo Theosciences fue la organización de un simposio de teología y ciencia que se celebró en la Facultad de Teología de Cataluña en enero de 2009 con el tema “Teología de la creación desde los puntos de vista evolutivo y ecuménico”. En este simposio se contó con la presencia de primeras figuras de este diálogo ciencia y teología, como John Polkinghorne, Jürgen Moltmann, William E. Carroll y otros.

Las Actas del simposio organizado por Theosciences fueron publicadas por la Editrice Vaticana. Bajo el título God and World , [Tomasz Trafny, Armand Puig i Tarrech (Eds.), God and World. Theology of Creation from Scientific and Ecumenical Standpoints, Libreria Editrice Vaticana, Città del Vaticano 2011] este volumen forma parte de la colección de libros del proyecto STOQ [Science, Theology and the Ontological Quest], que patrocina el Pontificio Consejo de la Cultura, que engloba las universidades romanas que más se han interesado por el diálogo entre teología y ciencias desde una perspectiva ecuménica.

El grupo Theosciences se ha ido reuniendo cada seis semanas desde entonces. El principal tema de investigación ha sido responder a la pregunta de cómo se puede profundizar en el concepto de “creación”, de manera que exprese mejor la rica relación que Dios tiene con el mundo que Él ha creado.

Esta concepción más profunda del misterio de la creación debe realizarse desde una perspectiva profundamente trinitaria y en diálogo con la ciencia. Los miembros del grupo son conscientes de que los planteamientos deben ser ecuménicos, inclusivos de las sensibilidades cristianas. Tal vez más adelante se deba plantear la extensión de estas reflexiones a otras tradiciones religiosas que tengan interés por una reflexión racional de sus convicciones creyentes. No se descarta la posibilidad de incluir en la tarea investigadora a los teólogos del pluralismo religioso, tal como hemos apuntado en otros artículos de Tendencias21 de las Religiones.
 
Una aproximación teológica

Desde el punto de vista teológico, el grupo Theosciences interpreta la naturaleza como el gran Liber naturae, es decir, la naturaleza se interpreta como un libro creado por Dios y en el que Él mismo se manifiesta. Aunque esta teología natural se apoya en la obra del erudito catalán del siglo XV Raimundo de Sabunde, y existen otras lecturas filosóficas y teológicas de la realidad natural, el papa Benedicto XVI apoya esta postura.

En la Verbun Domini (2010), en el número 7, subraya la dimensión autorreveladora de Dios en la creación, “si bien es cierto que en el centro de la revelación divina está el evento de Cristo, hay que reconocer también que la misma creación, el Liber naturae, forma parte esencialmente de esta sinfonía a varias voces en que se expresa el único Logos”.

El editor de este volumen, Emili Marlés Romeu, escribe en el prólogo que si la creación es Liber naturae, entonces la teología necesita de las ciencias de la naturaleza, “ya que estas enseñan la caligrafía con que está escrito este libro. Sin la cosmología, por ejemplo, la teología nunca habría sabido que Dios ha querido crear nuestro mundo a través de un proceso evolutivo, y esto [….] ha planteado nuevas preguntas teológicas”.

Un ensayo tiende puentes entre evolución y trascendencia

Ciencia y teología en diálogo

Tras el simposio de 2008 y la elaboración de las Actas, surgió en Theosciences la idea de escribir un libro en colaboración. Fue este el momento apropiado para presentar el proyecto de investigación “Ensayo de teología evolutiva”, extendida a los tres estadios de una antropología teológica. Esta propuesta fue aceptada con entusiasmo por el grupo.

Tal como estaba diseñado, el proyecto de investigación fue tomando cuerpo. Debería tener un capítulo introductorio considerado como marco teológico fundamental. Sus contenidos deberían ajustarse a esta propuesta teológica: “La Trinidad y su amoroso designio creador”. Con él se dejaba claro que el futuro libro, aun con los capítulos científicos, no pretendía hacer apologética, sino teología cristiana desde esa cosmovisión hoy vigente.

La primera parte del proyecto de investigación se centraba en el epígrafe “La creación evolutiva”. Para ella ya se aportaban muchos materiales elaborados por el Seminario Teología y Ciencias (STIC). En síntesis: más allá de aparente conflicto entre el concepto tradicional de creación y la visión científica de la evolución cósmica, biológica y antropológica, se presentaba una tercera vía. El nuevo concepto de creación evolutiva se ofrecía como una alternativa entre el creacionismo fundamentalista y el evolucionismo que muchas veces se presentaba como ateo.

Pero el intento no quedaba solo en concordismo. Se trataba de ir más allá, a otros estadios de la historia salvífica del cosmos, que son los que dan sentido a esa creación evolutiva, y son también influidos por la cosmovisión evolutiva. Desde este punto de vista, las aportaciones de Karl Rahner, Teilhard de Chardin, Schmitz-Moormann y Denis Edwards eran muy importantes para construir una síntesis teológica nueva.
 
La humanación salvadora de Dios y la nueva creación

La segunda parte del proyecto de investigación –que debería cristalizar en el futuro libro- se titulaba “La humanación salvadora de Dios”. Se eligió intencionadamente la palabra “humanación”, reconocida en el Diccionario de la Real Academia con dos acepciones de “humanarse”: “hacerse humano, familiar y afable”, y “hacerse hombre el Logos”.

Desde esta perspectiva, -según García Doncel – había que tratar en el futuro libro tres temas teológicos clásicos relativos a toda la historia de la humanidad en este mundo: el primero de ellos es la explicación de una historia salvífica, que extiende a toda ella la posibilidad de vida sobrenatural de la gracia y ¡la realidad del pecado original! Que la evolución sitúa hace unos doscientos mil años.

El segundo tema teológico que habría que tratar es el de la encarnación, entendida como “entrega divina y respuesta humana definitivas” y centro de la perspectiva evolutiva. Y el tercero de los temas teológicos a revisar es el de la redención por la cruz, y también como revelación del Dios kenótico en relación  con el problema del mal evolutivo.

La tercera parte del proyecto de investigación se debería centrar en “La nueva creación”. En ella, a partir de la resurrección de Cristo y de la realidad del Cristo místico, y a pesar de las predicciones pesimistas de la cosmología sobre el fin de la vida y del universo, se presenta la posibilidad de una vida eterna gloriosa. En ella, evidentemente, ya no regirán nuestras leyes científicas de la naturaleza, sino unas nuevas leyes correspondientes al panenteísmo escatológico, y la relación interpersonal con el Dios trinitario.

Este esquema de trabajo de investigación, que se diseñó en el otoño de 2009, fue asumido por Theosciences. El profesor Emili Marlés asumió la función de coordinar el trabajo de todo el grupo. Los diez primeros capítulos fueron redactándose con más o menos autonomía, y posteriormente se fueron discutiendo en las reuniones.

Los trabajos fueron presentados por sus autores y discutidos en diez sesiones del Seminario Ciencia y Teología (STIC) (entre junio de 2011 y junio de 2012), y fueron tema de un cursillo-seminario de licencia especializada en Teología Fundamental (abril-mayo 2012). Por fin, en la primavera de 2013 fue editado en catalán por la Facultad de Teología de Cataluña: Emili Marlés, editor.  Trinitat, univers, persona: Ciència i teologia en diàleg
 
Ciencia y teología de la creación en diálogo

Trinidad, universo, persona. Teología en cosmovisión evolutiva (Editorial Verbo Divino, 2014) es fruto de este trabajo de investigación llevado a cabo por Theosciences. En él se recogen sistematizadas las aportaciones principales del equipo de investigación teológica sobre el tema de la creación.

A lo largo de los diez capítulos encuentra el lector las herramientas teológicas, filosóficas y científicas que le pueden permitir una síntesis personal para dar razón del misterio de la creación de un mundo en evolución. No se trata de un tratado completo y definitivo, sino de un conjunto de materiales de diversos autores con una pretensión unificadora.

En el primer capítulo, el profesor Joan Planellas (Girona, 1955), director de la Revista Catalana de Teología, ofrece una síntesis de teología trinitaria con el título “La Trinidad y su amoroso designio creador”. En él se expone la estrecha relación entre el amoroso designio creador de nuestro Dios y su realidad trinitaria. Desde la teología actual, toda reflexión teológica sobre el tema de la creación necesariamente hace referencia en todas las tradiciones religiosas al concepto que tenemos de la divinidad creadora. El Dios cristiano es el Dios de la Santísima Trinidad, del que tenemos conocimiento por la Revelación.

Esta noción de Dios tiene consecuencias en el mismo concepto cristiano que tenemos de lo que es la persona humana, creada a imagen de Dios y llamada a participar de la misma vida divina, y ayudándonos en definitiva a profundizar lo que realmente somos, así como el sentido de nuestra existencia en este mundo.
           
Puesto el marco teológico, los materiales que constituyen este trabajo se organizan en tres partes: la creación evolutiva (capítulos 2, 3 y 4), la humanación de Dios (capítulos 5, 6 y 7) y la nueva creación (capítulos 8, 9 y 10)
 
La creación evolutiva

En un apretado resumen, podemos decir que una nueva expresión teológica del misterio de la creación ha de tener en cuenta los resultados científicos. Las hipótesis, teorías y cosmovisiones asumidas por la comunidad científica nos aportan datos imprescindibles en el momento de elaborar teológicamente un modelo sobre cómo las tres divinas personas han querido crear el mundo.

Aunque yendo más al centro de la cuestión, los paradigmas científicos cuestionan el lenguaje y las formulaciones teológicas tradicionales que deben ser reelaboradas desde otras categorías diferentes. He aquí el gran reto del proyecto Theosciences.
          
El profesor David Jou i Mirabent, catedrático de Física de la materia condensada, nos ofrece un panorama de las principales etapas de la triple evolución que ha experimentado nuestro universo: evolución cósmica, biológica y antropológica. Y en uno de los últimos capítulos, al tratar de la nueva formulación de la creación, nos describe cuál es el futuro más lejano de nuestro universo, según la predicción actual de la ciencia. Este tema relativo al futuro, plantea interesantes preguntas a la teología sobre la espera de un cielo nuevo y de una tierra nueva cuando la predicción de la ciencia es, de hecho, la de una muerte cósmica por congelación o por deflagración.
           
A partir de estas dos visiones (trinitaria y evolutiva) que para algunos pueden ser paradigmas o cosmovisiones alternativas e irreconciliables, se abren unos capítulos en los que se reflexiona sobre el misterio de la creación desde la perspectiva filosófico-teológica. Un químico y filósofo, el sacerdote Ricard Casadesús, con el fisico y teólogo Lluc Torcal, nos explican cuál es la concepción clásica de “creación”. Es muy importante tener una comprensión clara de este concepto de creación en sus elementos más fundamentales para afrontar con solvencia cuestiones como la racionalidad de nuestro universo, su diseño, su verdadera autonomía y al mismo tiempo su dependencia de Dios, así como algunas preguntas que surgen en torno a su inicio temporal.
           
El concepto de “creación” se ha enriquecido gracias a la visión evolutiva de nuestro universo; así lo muestra el doctor Manuel G. Doncel en el capítulo cuarto (“El concepto teológico de creación evolutiva”), donde desarrolla este nuevo concepto.
           
Según apunta el mismo Manuel G. Doncel en la Presentación (pág. 13) “recientemente, Denis Edwards ha pasado unos días en Barcelona invitado por el STIC [Seminario de Teología y Ciencias], y el 27 de febrero de 2013, nos dio una conferencia en la FCT [Facultad de Teología de Cataluña] sobre el tema “La Trinidad en contexto evolutivo y ecológico. El Atractor y la Energía del amor”. En ella, junto a esa energía propia del Espíritu, que capacita a las creaturas para autosuperarse en la creación evolutiva, y en la vida de la gracia y de la gloria, introduce la nueva idea del Logos como “Atractor cósmico”, que asegura el éxito de los procesos evolutivos, aun los [procesos] caóticos, y constituye una nueva versión del “Punto Omega” de Teilhard”.

Un ensayo tiende puentes entre evolución y trascendencia

El Atractor cósmico
           
Según explica García Doncel (pág. 14), “A nuestro juicio, esta pareja de funciones, la atractora propia del Logos, y la potenciadora propia del Espíritu, ambas interrelacionadas y dentro de cada una de las acciones comunes de la Trinidad sobre la creación, dan una visión armoniosa y profunda de la historia global del universo y de las personas, desde su creación hasta su consumación gloriosa”.
           
Pero hay todavía otro elemento más, según García Doncel: “Por otra parte, según Karl Rahner, esta historia global va dirigida por otra pareja de principios teológicos: el mencionado principio de la “autosuperación de las creaturas” potenciadas por la acción divina, y el principio más básico de la progresiva “autocomunicación de Dios” en la creación, en la gracia y en la gloria. Nuestra intuición es que ambas parejas se corresponden” (pág. 14)
 
La humanación de Dios
           
En el capítulo sexto, el profesor Emili Marlés, físico y teólogo, sitúa el misterio de la creación en el marco de la cristología. Su capítulo, “Jesucristo y la evolución cósmica”, muestra cómo, desde la óptica del Logos encarnado, es posible descubrir un plan de autodonación de Dios al cosmos, el cual abarca: la creación, la historia de la salvación, la encarnación del Logos y la consumación del cosmos.
           
Hay dos capítulos que se complementan al pretender una aproximación a las consecuencias soteriológicas de un cosmos en evolución. En el capítulo quinto (“Los orígenes de la vida humana bajo la gracia divina”), los profesores Llorenç Puig y Manuel G. Doncel imaginan cómo hemos podido pensar en la salvación de los hombres y mujeres que han nacido antes de Cristo (sabiendo que, según los datos de la ciencia, podemos hablar de la existencia del Homo sapiens desde hace, al menos, cien mil años).
           
Por su parte, el teólogo Jaume Fontbona i Missé, en el capítulo séptimo (“La reconciliación por la cruz como misterio de amor”), encuadra toda la obra creadora hecha por amor y con el deseo de autodonación de las tres divinas personas, a la luz del misterio pascual del Señor, cumbre de su amor a su creación.
 
La nueva creación
           
¿Qué se puede decir teológicamente sobre el estado consumado de nuestro universo? En el capítulo octavo del libro que comentamos (“El cuerpo de Jesucristo resucitado como cuerpo cósmico y místico”), el profesor Armand Puig i Tarrech subraya qué elementos de la Escritura sobre el cuerpo resucitado de Cristo hay que tener en cuenta al reflexionar sobre el estado final de nuestro cosmos.
           
El profesor Manuel G. Doncel, en el capítulo décimo (“La nueva creación y la evolución de las leyes cósmicas”) continúa esta reflexión e intenta imaginar cómo será el futuro consumado de nuestra creación (cómo serán sus leyes naturales, la acción del Espíritu Santo en esta consumación, etc)
 
Conclusión
           
Como decíamos al inicio de este artículo, las propuestas de las comunidades científicas internacionales sobre la evolución cósmica, la evolución biológica y la evolución humana están construyendo un nuevo paradigma interpretativo de la realidad natural. Y este nuevo paradigma emergente – significa un reto para las tradiciones religiosas. En particular, la teología cristiana de la creación se siente impactada en muchas de sus formulaciones tradicionales.
           
Creemos que las diversas tradiciones religiosas, cuando intentan racionalizar sus convicciones y dialogar con las culturas, especialmente con las culturas científicas, deben intentar dar respuesta a los interrogantes que la sociedad secular les propone.
           
El volumen que comentamos aquí, Trinidad, universo, persona. Teología en cosmovisión evolutiva (Editorial Verbo Divino, 2014), es una respuesta que se ofrece a las demás tradiciones religiosas desde la reflexión cristiana de la propia fe en la creación. Falta ahora contrastar con otras religiones las formulaciones que se proponen.
           
Como toda obra colectiva –escribe el editor Emili Marlés – cada autor es el único responsable de su capítulo, y no hay una completa unanimidad en las visiones teológicas y filosóficas de los diferentes autores. Lo que da coherencia al conjunto es el deseo de establecer un diálogo de la teología con las ciencias. Y todo esto con la esperanza de que este diálogo sea teológicamente fructífero y que permita construir una visión de la realidad que sea global y sistemática.
           
El fundamento teológico aglutinante es la convicción de que son las tres mismas divinas personas las creadoras de las propuestas teóricas explicativas  que el científico descubre en la naturaleza (mediante el uso del método científico), y las reveladoras de la verdad que el teólogo acoge y sobre la que reflexiona. En palabras del Concilio Vaticano II, “las realidades profanas y las realidades de fe tienen su origen en el mismo Dios” (Constitución Conciliar Gaudium et Spes, sobre la Iglesia y el mundo actual, número 36).  

 
Leandro Sequeiros San Román, Doctor en Ciencias, es coeditor de Tendencias21 de las Religiones, miembro del Consejo Asesor de la Cátedra Ciencia, Tecnología y Religión.

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