Tendencias21

Un ‘mini-cerebro’ de la médula espinal nos permite mantener el equilibrio

Científicos estadounidenses han averiguado cómo funciona el sistema nervioso de los animales para mantener el equilibrio, por ejemplo, en una superficie helada. Un ‘mini-cerebro’ situado en la médula espinal combina la información procedente de los sensores de ‘tacto ligero’ de los pies con la procedente del cerebro, para ajustar los músculos y las articulaciones y mantener el equilibrio.

Un 'mini-cerebro' de la médula espinal nos permite mantener el equilibrio

Caminar a través de un estacionamiento helado en invierno y permanecer en posición vertical requiere una intensa concentración.

Pero un nuevo descubrimiento sugiere que gran parte del acto de equilibrio que nuestros cuerpos realizan cuando se enfrentan a una tarea como esa sucede inconscientemente, gracias a un grupo de neuronas de nuestra médula espinal que funciona como un «mini-cerebro» para integrar la información sensorial y hacer los ajustes necesarios en nuestros músculos para que no nos resbalemos y caigamos.

En un artículo publicado ayer en la revista Cell, científicos del Instituto Salk de Estudios Biológicos (La Jolla, California, EE.UU.) cartografían los circuitos neuronales de la médula espinal que procesan el sentido del tacto ligero. Este circuito permite que el cuerpo realice de forma refleja pequeños ajustes en la posición del pie y el equilibrio por medio de sensores de tacto ligero en los pies.

El estudio, realizado en ratones, ofrece el primer mapa detallado de un circuito espinal que sirve como centro de control para la integración las órdenes motoras del cerebro con información sensorial de las extremidades. Una mejor comprensión de estos circuitos debería ayudar en el desarrollo de terapias para lesiones de la médula espinal y enfermedades que afectan a las habilidades motoras y el equilibrio, así como para prevenir las caídas de los ancianos.

«Cuando nos ponemos de pie y andamos, sensores táctiles de las plantas de nuestros pies detectan cambios sutiles en la presión y el movimiento. Estos sensores envían señales a nuestra médula espinal y al cerebro», explica Martyn Goulding, profesor de Salk, en la nota de prensa del Instituto.

«Nuestro estudio abre lo que era básicamente una caja negra, ya que hasta ahora no sabíamos cómo se codifican o procesan estas señales en la médula espinal. Por otra parte, no estaba claro cómo esta información táctil se fundía con otra información sensorial para controlar el movimiento y la postura».

Los sentidos

Mientras que el papel del cerebro suele ser el principal en logros cerebrales tales como la filosofía, las matemáticas y el arte, gran parte de lo que el sistema nervioso hace es usar la información obtenida de nuestro entorno para guiar nuestros movimientos.

Caminando por el estacionamiento de hielo, por ejemplo, varios de nuestros sentidos se dedican a evitar que nos caigamos. Nuestros ojos nos dicen si estamos sobre hielo brillante o en asfalto húmedo. Los sensores de equilibrio de nuestro oído interno mantienen la cabeza paralela al suelo. Y los sensores de nuestros músculos y articulaciones siguen las posiciones cambiantes de nuestros brazos y piernas.

Cada milisegundo, múltiples flujos de información, incluyendo las señales del canal de transmisión del tacto ligero que el equipo de Goulding ha identificado, fluyen hacia el cerebro. Una forma que tiene el cerebro de manejar estos datos es por pre-procesamiento en estaciones de paso sensoriales, como el ojo o la médula espinal.

El ojo, por ejemplo, tiene una capa de neuronas y sensores de luz en su parte trasera que realiza cálculos visuales -proceso conocido como «codificación»- antes de que la información pase a los centros visuales del cerebro.

En el caso del tacto, los científicos han pensado durante mucho tiempo que la coreografía neurológica del movimiento se basa en circuitos de análisis de datos de la médula espinal. Pero hasta ahora ha sido muy difícil identificar con precisión los tipos de neuronas implicadas y trazar la forma en que se conectan entre sí.

Un 'mini-cerebro' de la médula espinal nos permite mantener el equilibrio

Neuronas RORα

En su estudio, los científicos de Salk desmitifican este afinado sistema de control sensorial-motor. Usando técnicas de imagen de vanguardia basadas en virus de la rabia rediseñados, rastrearon las fibras nerviosas que transportan las señales de los sensores táctiles de los pies a sus conexiones en la médula espinal.

Encontraron que estas fibras sensoriales se conectan en la médula espinal con un grupo de neuronas conocidas como neuronas RORα, llamadas así por un tipo específico de receptor molecular encontrado en el núcleo de estas células.

Las neuronas RORα a su vez están conectadas con neuronas de la región del motor de cerebro, lo que sugiere que podrían servir como enlace clave entre el cerebro y los pies.

Cuando el equipo de Goulding desactivó las neuronas RORα de la médula espinal utilizando ratones modificados genéticamente desarrollados en Salk, descubrieron que estos ratones eran sustancialmente menos sensibles al movimiento a través de la superficie de la piel o a una pieza de cinta adhesiva colocada en sus pies. A pesar de esto, los animales eran todavía capaces de caminar o estar de pie normalmente en terreno plano.

Sin embargo, cuando los investigadores hicieron caminar a los animales a través de un camino estrecho y elevado, una tarea que requiere más esfuerzo y habilidad, los animales lo pasaban mal, y se movían de manera más torpe que los animales con las neuronas RORα intactas.

Los científicos lo atribuyen a la reducción de capacidad de los animales para detectar la deformación de la piel cuando un pie se desliza por el borde y para responder en consecuencia con pequeños ajustes en la posición de los pies y el equilibrio: habilidades motoras similares a las necesarias para mantener el equilibrio sobre hielo u otras superficies resbaladizas.

Otra característica importante de las neuronas RORα es que no sólo reciben señales desde el cerebro y los sensores de tacto ligero, sino que también se conectan directamente con las neuronas de la médula espinal ventral que controlan el movimiento. Por lo tanto, están en el centro de un «mini-cerebro» de la médula espinal que integra las señales del cerebro con señales sensoriales para asegurarse de que los miembros se mueven correctamente.

Combinación

«Creemos que estas neuronas son responsables de la combinación de toda esta información para decir a los pies que se muevan», afirma Steve Bourane, investigador postdoctoral en el laboratorio de Goulding y autor principal del artículo.

«Si usted se queda parado sobre una superficie resbaladiza durante mucho tiempo, se dará cuenta de que los músculos de la pantorrilla se endurecen, pero puede no haber notado que los estaba usando. Su cuerpo está en piloto automático, haciendo constantemente correcciones sutiles mientras le da la libertad de atender otras tareas de más nivel».

El estudio del equipo representa el comienzo de una nueva ola de investigación que promete dar explicaciones precisas y completas a cómo el sistema nervioso codifica e integra la información sensorial para generar movimiento consciente e inconsciente.

«Cómo crea el cerebro una percepción sensorial y la convierte en una acción es una de las cuestiones centrales de la neurociencia», añade Goulding. «Nuestro trabajo está ofreciendo una visión muy potente de las vías neuronales y los procesos que subyacen en el control del movimiento y la forma en que el cuerpo percibe su entorno. Estamos en el comienzo de un gran cambio real en este campo, lo cual es muy emocionante».

Referencia bibliográfica:

Steeve Bourane, Katja S. Grossmann, Olivier Britz, Antoine Dalet, Marta Garcia Del Barrio, Floor J. Stam, Lidia Garcia-Campmany, Stephanie Koch, Martyn Goulding. Identification of a Spinal Circuit for Light Touch and Fine Motor Control. Cell (2015). DOI: 10.1016/j.cell.2015.01.011

RedacciónT21

Hacer un comentario

RSS Lo último de Tendencias21

  • Crean bebés digitales para mejorar la atención sanitaria infantil 27 junio, 2024
    Un equipo de investigadores desarrolló modelos informáticos que simulan los procesos metabólicos únicos de cada bebé: los “gemelos digitales” pueden ayudar a comprender mejor las enfermedades metabólicas raras y otros desafíos que enfrentan los bebés humanos durante los primeros 6 meses de vida, que son críticos para su crecimiento posterior.
    Pablo Javier Piacente
  • Los vientos espaciales son similares a los que soplan en la Tierra 27 junio, 2024
    Los científicos han descubierto corrientes en el espacio que reflejan de manera inquietante los vientos que giran cerca de la superficie de la Tierra, lo que sugiere fuerzas ocultas que los conectan. Este nuevo conocimiento podría proporcionarnos una mejor comprensión de los sistemas ambientales que circulan alrededor del globo y mejorar los pronósticos meteorológicos espaciales […]
    Pablo Javier Piacente
  • Los archivos geológicos anticipan nuestro futuro climático 27 junio, 2024
    Hace 56 millones de años, la erosión del suelo se cuadruplicó en el planeta debido a las fuertes lluvias y las inundaciones de los ríos provocadas por un calentamiento global muy similar al que conocemos hoy.
    Eduardo Martínez de la Fe
  • Ya es posible transmitir el tacto a través de Internet 26 junio, 2024
    Un nuevo estándar para la compresión y transmisión del sentido del tacto mediante Internet sienta las bases para la telecirugía, la teleconducción y nuevas experiencias de juego en línea, entre otras aplicaciones. El flamante estándar HCTI (Haptic Codecs for the Tactile Internet) es para el “tacto digital” lo que son JPEG, MP3 y MPEG para […]
    Pablo Javier Piacente
  • Las primeras muestras de la cara oculta de la Luna ya están en la Tierra 26 junio, 2024
    La cápsula de reingreso de la sonda Chang'e-6 de China, que transporta hasta dos kilogramos de materiales extraídos y perforados de la cuenca más antigua de la Luna ubicada en su lado oscuro, aterrizó este martes 25 de junio en la región de Mongolia Interior y fue rápidamente recuperada, según informó la Administración Nacional del […]
    Pablo Javier Piacente
  • La Tierra tendrá dos soles dentro de 1,3 millones de años y durante 60.000 años 26 junio, 2024
    Dentro de 1,3 millones de años, la Tierra tendrá una especie de segundo sol porque la estrella Gliese 710 se acercará a 1,1 años luz de la Tierra y la veríamos del mismo tamaño que Júpiter. Lo malo es que esa alteración cósmica puede provocar un episodio en nuestro planeta como el que acabó con […]
    Eduardo Martínez de la Fe
  • China descubre grafeno natural en la Luna 25 junio, 2024
    Investigadores chinos han descubierto recientemente grafeno natural de escasas capas por primera vez en la Luna, a partir de las muestras traídas a la Tierra por la sonda Chang'e 5. El hallazgo proporciona nuevos conocimientos sobre las actividades geológicas, la historia evolutiva y las características ambientales de la Luna.
    Pablo Javier Piacente
  • Los incendios forestales extremos se duplicaron en los últimos 20 años en todo el planeta 25 junio, 2024
    Una nueva investigación concluye que la frecuencia e intensidad de los incendios forestales extremos se ha más que duplicado en todo el mundo en las últimas dos décadas, debido al calentamiento global antropogénico y otros factores relacionados. Se trata de la primera ocasión en la cual los científicos pudieron trazar una tendencia global para los […]
    Pablo Javier Piacente
  • Detectado en el Mediterráneo el neutrino más energético del universo 25 junio, 2024
    El neutrino más potente jamás observado ha dejado su huella en las profundidades del Mediterráneo, aunque todavía se desconoce de qué rincón del universo procede. Los neutrinos cosmogénicos son los mensajeros de algunos de los eventos más cataclísmicos del cosmos.
    Eduardo Martínez de la Fe
  • La IA identifica seis formas diferentes de depresión 24 junio, 2024
    Los científicos han identificado seis formas biológicamente distintas de depresión gracias a la aplicación de la Inteligencia Artificial (IA) en estudios cerebrales. El hallazgo podría explicar por qué algunas personas no responden a los tratamientos tradicionales para la afección, como los antidepresivos y la terapia psicológica.
    Pablo Javier Piacente