Un grupo de ingenieros estadounidenses ha desarrollado un software que permite diseñar carreteras y autopistas teniendo en cuenta la acumulación de nieve y la formación de ventisqueros en los laterales. Además, pretende ser una herramienta útil para que los encargados de su mantenimiento sitúen con exactitud las vallas que evitan dicha acumulación.
Europa está sufriendo los rigores de un invierno especialmente duro. Las imágenes de carreteras colapsadas y cortadas por la nieve se han repetido en Francia, Alemania, Reino Unido o España. Habitualmente, los ingenieros no tienen en cuenta la acumulación de nieve y los ventisqueros cuando idean una nueva autopista. Este hecho hace que el mantenimiento de las vías se complique y que haya que destinar muchos más medios para mitigar un problema que se repite invierno tras invierno.
Ahora, un ingeniero de la Universidad de Buffalo, en los Estados Unidos, ha liderado el desarrollo de una software llamado “SnowMan” (hombre de nieve) que pone al alcance de los encargados de diseñar las autopistas y de su mantenimiento soluciones eficientes para abordar el problema de los ventisqueros.
Según anuncia la universidad en un comunicado, este software permite a los ingenieros idear autopistas menos propensas a la acumulación de nieve. Además, ayuda a al personal de mantenimiento a ser mucho más precisos a la hora de situar las vallas para la nieve (que fuerzan a que los ventisqueros se formen donde más interesa) para reducir su acumulación en vías ya existentes.
El responsable de este proyecto es el ingeniero civil Stuart Chen, que ha trabajado con más ingenieros del Departamento de Transportes del Estado de Nueva York. De hecho, este primer desarrollo está implementado para dicho estado, aunque sus creadores advierten que el software es completamente adaptable a cualquier sitio donde la nieve sea un problema.
Barreras artificiales
Para mitigar los problemas que crea la nieve, las cuadrillas de mantenimiento levantan vallas, barreras temporales o permanentes de plástico o madera a lo largo de las carreteras, donde los ventisqueros se dan con más frecuencia. Según Chen, estas vallas actúan como una barrera física que interrumpe la acumulación y formación de ventisqueros.
“El viento lleva partículas de nieve casi como los ríos arrastran cieno y lodo”, dice. “Las vallas hacen que las turbulencias que causa el viento depositen parte de esas partículas de nieve en el suelo, al lado de la valla, dejando la carretera despejada”.
Ahora bien, decidir cómo configurar y situar esas vallas no es una ciencia exacta. “Las vallas se erigen habitualmente según el conocimiento general sobre el área donde se dan los ventisqueros”, dice Darrell Kaminski, coautor de esta investigación.
Estas vallas tienen una altura estándar y están situadas a una distancia específica respecto a la carretera. Para colocarlas de un modo más preciso, el personal de mantenimiento de las autopistas necesitaría datos climáticos más precisos de un área determinada (cuánta nieve y viento) y después llevar a cabo una serie de cálculos para determinar la mejor altura y situación de las vallas.
Varios usos
La gran ventaja de SnowMan, explica Chen, es que proporciona automáticamente todas estas capacidades al usuario, tanto si la finalidad es mitigar un problema puntual como si se trata de diseñar una nueva autopista.
El software se basa en una combinación de conocimientos sobre los principios de la mecánica de fluidos que marcan cómo la nieve sopla y se disipa, y de diferentes trabajos de campo.
“SnowMan permite a los usuarios analizar diferentes tipos y alturas de vallas virtuales en una variedad de distancias respecto a la carretera. De esta manera, es posible aplicar la mejor solución en un sitio y clima específico”, dice Chen.
El software incluye datos climatológicos sobre la estación de nevadas y la velocidad del viento en la mayor parte de las regiones del estado de Nueva York.
“Por primera vez, se puede ser preciso sobre dónde poner estas vallas”, dice Chen.
El trabajo de Chen en SnowMan es parte del énfasis que los ingenieros de la Universidad de Buffalo están poniendo en sus investigaciones para proteger físicamente las infraestructuras del transporte, materia en la que son un referente.
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