Según una nueva investigación realizada por científicos de universidades del Reino Unido, Alemania, Francia y México, los árboles pueden trabajar juntos para formar redes de intercambio de recursos, ayudando al grupo a superar colectivamente los desafíos ambientales.
Los investigadores descubrieron el proceso al estudiar cómo los manglares forman redes de injertos de raíces en una laguna costera mexicana para compartir recursos. Se trata de conexiones físicas entre las raíces de diferentes árboles, mediante las cuales pueden intercambiar nutrientes minerales, carbono y agua.
De acuerdo a una nota de prensa de la Universidad de Glasgow, una de las instituciones académicas que formaron parte de este estudio internacional, se han realizado diferentes investigaciones previas que confirman cómo los árboles con menor acceso a la luz solar logran sobrevivir a través de recursos obtenidos de otros ejemplares, utilizando como vía de comunicación los injertos de raíces.
Sin embargo, la mayoría de estos estudios se circunscriben a árboles vecinos o localizados en áreas contiguas. Existe poca información sobre la conformación de redes extensas de injertos de raíces, debido a que su estudio requiere trabajos de excavación y mapeos ambientales que insumen grandes gastos de tiempo y dinero.
Manglares cooperativos
Pero la nueva investigación ha superado esta limitación, utilizando una tecnología más eficiente, rápida y económica: emplearon un tramo de tubería de acero y un monitor cardíaco Doppler para mapear los injertos de raíces. Los trabajos fueron realizados en los manglares de la laguna de La Mancha, en México.
La especie que domina ese lugar es el mangle negro, una variedad costera que se sustenta en raíces de escasa profundidad. La región es ideal para estudiar este proceso de intercambio, teniendo en cuenta la escasa disponibilidad de recursos para la vida vegetal.
Los manglares se ubican en áreas tropicales o subtropicales, conformándose por árboles con fuerte tolerancia a la salinidad. Estos biomas se localizan habitualmente en cercanías de cursos de agua, presentando características de gran importancia para la biodiversidad y el equilibrio ambiental.
El nuevo estudio logró comprobar que los árboles de manglar producen extensas redes de intercambio, motivadas en el estrés que les generan los abruptos cambios en los ciclos de salinidad.
Por ejemplo, descubrieron que más de un 75 por ciento de los árboles de mayor altura contaban con injertos de raíces «conectados» a la red del manglar. Además, verificaron que en la mayoría de los casos los árboles injertados eran más altos que aquellos no dotados de injertos.
El ingenioso método que les permitió a los científicos mapear la extensa zona incluyó un trozo de tubería de metal para atravesar el sedimento y poder acceder a las raíces. Además, con un monitor de ultrasonido Doppler integrado a los tallos de los árboles lograron amplificar las señales, determinando las raíces que correspondían a cada árbol.
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Cooperación y competencia
Estas redes de intercambio de recursos demuestran que los sistemas cooperativos presentes en la naturaleza permiten a las diferentes especies superar en conjunto las problemáticas que les ofrecen los cambios ambientales y la acción del ser humano.
Más de 200 variedades vegetales habrían desarrollado la misma capacidad de trabajo en red, en lo que sería un gran aporte a la resiliencia de los bosques frente a las problemáticas ambientales y a la explotación forestal insostenible.
Sin embargo, la competencia también es parte del juego: otros estudios han comprobado que en ciertos contextos los árboles compiten por los recursos. Queda claro que no existen, ni siquiera entre los árboles, las familias perfectas.
Referencia
Cooperative root graft networks benefit mangrove trees under stress. Vovides, A.G., Wimmler, MC., Schrewe, F. et al. Communications Biology (2021).DOI:https://doi.org/10.1038/s42003-021-02044-x
Foto: Amal Ben Saad en Unsplash.
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