Una investigación liderada por la Universidad Northwestern ha descubierto en la constelación de Virgo, a 35 millones de años luz de la Tierra, una supernova amarilla sin hidrógeno que ha desconcertado profundamente a los astrónomos.
Los científicos esperan que al final de sus días las grandes estrellas presenten un tono amarillo y una enorme capa de hidrógeno, protegiendo el interior caliente y azulado que presagia una futura explosión estelar en forma de supernova.
Sin embargo, el nuevo estudio publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society considera que esa supernova amarilla carente de hidrógeno es la primera demostración de que las estrellas experimentan erupciones catastróficas antes de una explosión que les hacen perder masa.
El descubrimiento podría arrojar luz sobre el proceso de muerte de las estrellas masivas, del cual todavía existen grandes incógnitas.
Entre las hipótesis mencionadas por los investigadores destacan que la estrella haya expulsado el hidrógeno varias décadas antes de explotar, o que una estrella «gemela» se habría encargado de eliminarlo.
De acuerdo a una nota de prensa, los expertos creen que futuras observaciones permitirán confirmar alguna de las posibilidades en la próxima década.
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Extendiendo lo físicamente posible
De acuerdo a los responsables de la investigación, no existen antecedentes en cuanto a una supernova amarilla de estas características. Para el astrónomo Charles Kilpatrick, director del estudio, «este descubrimiento extiende el campo de lo físicamente posible. Una estrella sin hidrógeno debería ser extremadamente caliente para poder explotar, por lo tanto debería presentar un color azul en su exterior», indicó.
Kilpatrick y sus colegas probaron diferentes modelos estelares en búsqueda de una explicación, pero no hallaron una respuesta concluyente: en todos los casos se requiere que la estrella cuente con hidrógeno.
¿Cuál podría ser la causa de este extraño fenómeno estelar? La hipótesis inicial indica que la estrella habría liberado el hidrógeno décadas antes de explotar y producir la brillante supernova observada.
Sería, en consecuencia, la comprobación de un proceso relacionado con la muerte de las estrellas masivas sobre el cual aún no se había hallado una prueba directa: las estrellas sufren monstruosas erupciones antes de explotar, reduciendo su masa.
La compañera estelar
Por otro lado, una hipótesis secundaria establece que la estrella masiva habría contado sobre el final de su existencia con la colaboración de otra estrella más pequeña, una «gemela» azulada que se habría encargado de eliminar el hidrógeno. Vale recordar que el equipo de investigadores utilizó imágenes del espacio profundo capturadas por el Telescopio Espacial Hubble de la NASA.
Gracias a esta tecnología fue posible apreciar a la estrella progenitora de la supernova, que es realmente el origen del misterio. Dicha estrella masiva fue fotografiada aproximadamente un par de años antes de la explosión. Una supernova puede producirse a partir de la muerte o explosión de una estrella originaria cuya masa sea, como mínimo, ocho veces mayor a la del Sol.
Por último, los científicos destacaron que habrá que esperar unos años para conocer el final de la historia y desvelar el misterio. Esto se debe a que, por ejemplo, una hipotética estrella «compañera» solamente podrá ser observada de aquí a 10 años, cuando el fulgurante brillo de la supernova se esfume para siempre.
Referencia
A cool and inflated progenitor candidate for the Type Ib supernova 2019yvr at 2.6 yr before explosion. Charles D Kilpatrick, Maria R Drout, Katie Auchettl, Georgios Dimitriadis, Ryan J Foley, David O Jones, Lindsay DeMarchi, K Decker French, Christa Gall, Jens Hjorth, Wynn V Jacobson-Galán, Raffaella Margutti, Anthony L Piro, Enrico Ramirez-Ruiz, Armin Rest, César Rojas-Bravo. Monthly Notices of the Royal Astronomical Society (2021).DOI:https://doi.org/10.1093/mnras/stab838
Foto:
Recreación artística de una supernova amarilla, junto a su estrella compañera. Crédito: Kavli IPMU / Aya Tsuboi.
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