Un ensayo clínico preliminar ha demostrado que una vacuna contra el cáncer de mama desarrollada en la Escuela Universitaria de Medicina de Washington St. Louis (WUSTL) es segura. Estaría destinada a pacientes con cáncer de mama metastásico.
Las evidencias obtenidas sugieren asimismo que esta vacuna podría impulsar el sistema inmunológico de las pacientes, para que este ataque a las células tumorales. Por tanto, podría ayudar también a frenar la progresión del cáncer.
Cómo funciona
En general, las vacunas están diseñadas para alertar al sistema inmune contra invasores peligrosos (para que los busque y los destruya). Las vacunas contra el cáncer, en lugar de alertar al sistema inmune contra posibles ataques de patógenos, l ayudarían a células inmunes clave a reconocer (para atacarlas) las características únicas de células cancerígenas ya presentes en el cuerpo.
La vacuna contra el cáncer funciona de la siguiente forma: Prepara a un tipo de glóbulo blanco, que forma parte del sistema inmune, para que busque y destruya las células que contengan una proteína llamada mamaglobina-A.
Esta proteína, que se encuentra casi exclusivamente en el tejido mamario, se expresa en niveles anormalmente altos en los tumores mamarios, habían mostrado investigaciones previas. De hecho, según los científicos, la mamaglobina se expresa en hasta el 80% de los cánceres de mama.
En el estudio realizado, a pequeña escala, se vacunó a 14 pacientes con cáncer de mama metastásico, y que expresaban la mamaglobina-A. La fase 1 del ensayo fue diseñada principalmente para evaluar la seguridad de la vacuna.
Resultados obtenidos
Según los autores, las pacientes experimentaron escasos efectos secundarios derivados de la vacuna, reportando ocho eventos clasificados como leves o moderados -erupción cutánea, dolor en el sitio de la vacuna o síntomas gripales leves-. No se produjeron efectos secundarios graves ni potencialmente mortales.
Pero, además, y aunque esta fase del ensayo iba a destinada a probar la seguridad de la vacuna, la evidencia preliminar indicó que esta redujo la progresión del cáncer, incluso en pacientes que con un sistema inmunológico debilitado por lo avanzado de su enfermedad o por la exposición a la quimioterapia: De las 14 pacientes que recibieron la vacuna, aproximadamente la mitad no mostró progresión del cáncer un año después de recibirla, informa MedicalXpress.
Como punto de comparación, en un grupo de control similar de 12 pacientes que no fueron vacunadas, aproximadamente solo una quinta parte no mostró progresión del cáncer en el de un año de seguimiento. Esta diferencia es estadísticamente significativa, a pesar del pequeño tamaño de la muestra, afirman los investigadores.
Próximas pruebas y potenciales aplicaciones
Los científicos planean ahora un ensayo clínico más extenso, destinado a probar la vacuna en pacientes con cáncer de mama recién diagnosticadas, que, en teoría, deberían tener un sistema inmunológico más potente que las pacientes ya sometidas a una terapia intensiva cáncer.
Por otro lado, consideran que, a pesar de que hay pacientes con cáncer de mama cuyos tumores no producen mamaglobina-A (y para las cuales esta vacuna no sería eficaz), los resultados obtenidos señalan que esta vacuna permitiría tratar a un gran número de pacientes, con potencialmente menos efectos secundarios que con otros tratamientos convencionales.
Vacunas contra otros cánceres
El pasado 26 de noviembre, la WUSTL emitía un comunicado sobre el potencial papel de las vacunas en la lucha contra el cáncer. En él se afirmaba que “en un futuro cercano, los médicos podrían tratar a algunos pacientes con cáncer con vacunas personalizadas que estimulen su sistema inmunológico para atacar los tumores malignos”.
Se hablaba entonces de otro ensayo clínico, también del mismo centro, en el que se evaluaron vacunas para pacientes con melanoma metastásico. En este caso, los científicos probaron las vacunas en simulaciones por ordenador, en cultivos celulares y en modelos animales.
Los resultados mostraron que las vacunas harían que el sistema inmune destruyera o hiciera remitir un número significativo de tumores. Por ejemplo, con ellas se curó a casi un 90% de ratones con una forma avanzada de cáncer de músculo.
Los investigadores también están analizando el uso de vacunas contra cánceres de cerebro, pulmón y cuello. Ensayos adicionales sobre estos otros tipos de cáncer están previstos para los próximos dos años.
También vacunas personalizadas
Existe otra interesante posibilidad para las vacunas contra el cáncer: el hacerlas personalizadas, desarrollándolas a partir de muestras de ADN tomadas del tumor y del tejido sano de cada paciente.
Con la secuenciación de ese ADN, los científicos pueden identificar los genes mutantes del cáncer que fabrican versiones de proteínas que se encuentran solo en las células tumorales.
A continuación, analizarían dichas proteínas para determinar cuales son las más propicias a ser atacas y reconocidas por los linfocitos T, que son los responsables de coordinar la respuesta inmune celular. Porciones de esas proteínas serían incorporadas a las vacunas que se han de suministrar a cada paciente, desatando la capacidad de los linfocitos para destruir tumores específicos.
Referencias bibliográficas:
Beatriz M Carreno, Michelle Becker-Hapak y Gerald P Linette. CD40 regulates human dendritic cell-derived IL-7 production that, in turn, contributes to CD8+ T-cell antigen-specific expansion. Nature (2014). DOI: 10.1038/icb.2008.80.
William E. Gillanders et al. Safety and Preliminary Evidence of Biologic Efficacy of a Mammaglobin-A DNA Vaccine in Patients with Stable Metastatic Breast Cancer. Clinical Cancer Research (2014). DOI: 10.1158/1078-0432.CCR-14-0059.
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